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Yol de Yeste, escritora: “El Matarraña es un campo sin trigo, pero con más magia enterrada que en ninguna parte” Yol de Yeste, escritora: “El Matarraña es un campo sin trigo, pero con más magia enterrada que en ninguna parte”
Yol de Yeste acompañada por uno de sus ilustradores, Alberto Rodríguez, durante la presentación de Calaceite

Yol de Yeste, escritora: “El Matarraña es un campo sin trigo, pero con más magia enterrada que en ninguna parte”

La autora catalana acaba de publicar la segunda entrega de ‘18 Brujas del Matarraña’
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Yol de Yeste es una escritora catalana afincada en Zaragoza y enamorada del Matarraña, donde pasa todo el tiempo que puede. En esa tierra han nacido sus hijos y en ella y su folclore se inspira 18 brujas del Matarraña, la segunda parte de una novela que publicó en 2016. El texto recopila una serie de leyendas populares del terreno y las integra en una obra que también se nutre de su incansable imaginación y de las ilustraciones de Carolina Pérez y el turolense Alberto Rodríguez Rebollo. Algunos de los personajes de la ficción están inspirados en personas con las que Yol de Yeste se ha cruzado a lo largo de su vida. Melasa está inspirada en una masovera que nació en los años 50, “y con el tiempo se ha convertido en una figura preferente dentro de mi proceso creativo”, asegura la autora, y Bri, uno de los protagonistas infantiles, está basado en su propia hija.

Yol de Yeste padece cofosis de nacimiento, por lo que es sordomuda y no puede percibir ningún sonido. Quizá por eso está convencida de que recuperar y salvaguardar las leyendas y el folclore popular que se transmite de abuelos a nietos es fundamental para conservar lo mejor de la identidad de un pueblo.

De niña todo el mundo decía a su alrededor que la cofosis le impediría aprender a leer y escribir. Pero ella no podía escucharles, así que 18 Brujas del Matarraña es su quinto libro publicado.

La catalana presentó la segunda parte de esta novela el 18 de octubre en Calaceite, el 24 en Valderrobres y hoy, sábado 25, lo hará en Beceite (12 horas).

 

Portada del segundo volumen de la novela sobre la tradición oral del Matarraña

-Su vinculación al Matarraña le viene de familia...

-Soy catalana afincada en Zaragoza, y lo cierto es que me gustaría vivir a corto plazo en el Matarraña, al que voy los fines de semana, festivos y vacaciones. Es la tierra de origen paterno donde se criaron mis hijos. En la novela, Melasa, como matarrañense, y su invitada Bri, con su herencia oral andaluza materna, comparten mutuamente la tradición oral, las costumbres masoveras y serranas, y relatos de personajes reales.

-¿En qué sentido la nueva entrega de 18 Brujas del Matarraña continúa la primera? ¿Retoma los mismos personajes principales o solo comparte ambientación?

-Continúa la narradora Melina del primer tomo, que reaparece ante Nicolás, otro personaje principal. Pero esta vez gana protagonismo Melasa, la segunda moradora de La Caixa, junto a Bri, la hermana pequeña del niño.

-El Matarraña es un territorio especialmente sugerente y libros como el suyo lo corroboran... ¿qué tiene para que suceda eso?

-Es sencillamente una sola palabra: el Matarraña es pura magia. Es el silencio del Matarraña, que no hallo en otros lugares, especialmente en La Fresneda y en Calaceite.

-En su día la mítica montaña de La Caixa le llevó a escribir la primera novela por su imponente figura... pero las tramas, ¿las extrae de las leyendas que existen sobre el lugar, o son inventadas por usted?

-Nací en la tradición oral que me inculcó mi madre a través de los cuentos de su abuelo materno, al que en familia llamaban el papá Manuel. Ella no asumía que, sin restos auditivos, yo no pudiera comprender, y su afán por transmitirme leyendas, historias y relatos me forjó como soy. En el segundo libro de 18 Brujas del Matarraña no me inventé ninguna leyenda ni experiencia: todo lo que aparece me lo contaron en su día.

-¿Cuál es el objetivo de su segunda novela? ¿Desea lanzar algún mensaje en concreto al público joven? ¿Divulgar? ¿Simplemente entretener, que no es poco?

-El Matarraña es, para mí, un campo sin trigo pero con más magia enterrada que en ninguna otra parte. Apenas queda alguna leyenda, como la má peluda más conocida de Valderrobres, y decidí desenterrar historias de gente anónima del Matarraña. Mi objetivo es poner en evidencia que en la actualidad se ha perdido casi por completo la tradición oral, y me gustaría subrayar la importancia personal de recuperarla, porque viene de lo que somos.

Por otra parte los cuentos son en este caso más que cuentos. Son un pequeño homenaje a mi bisabuelo, el papá manuel y a mi madre, que jamás aceptó que tuviera una limitación y que se empeño en que su hija conociera la herencia oral de sus antepasados.

 

Ilustración de unos ‘diablets’ del Matarraña


-En esta ocasión cuenta con la colaboración de dos ilustradores...

-Carolina Pérez es un soplo fresco en la ilustración y tiene una capacidad asombrosa para emplear diferentes técnicas. Además, en el libro también aparecen dibujos del dibujante de Valderrobres Alberto Rodríguez Rebollo, cuya mirada local aporta un matiz directo y cercano al territorio. Ambos enriquecen mucho el tono visual de la novela.

-¿Cómo afecta su relación con la literatura ser cofósica? ¿Tuvo más dificultades para aprender a leer y escribir?

-Ser cofósica significa no tener restos auditivos de nacimiento. Fue un gran impacto emocional para mi madre, porque suponía que no podría hablar ni comprender. En la escuela viví mucho aislamiento y exclusión; los profesores no me aceptaban. Gracias a mi imaginación desbordante sobrevivía a las horas más largas del día, soñando con volver a casa. Mi comprensión lectora era muy limitada y escribir parecía imposible. Pero las palabras me atraían, me conquistaban. A pesar del miedo a las faltas, la soledad me empujó a aprender sola, a enseñarme a mí misma, y ahí nació mi vínculo con la literatura, a pesar de que me sentenciaron que nunca jamás podría hacerlo.

-Su literatura se nutre de las leyendas, y las leyendas se transmiten de padres a hijos por vía oral fundamentalmente, no abundan las fuentes escritas... ¿cómo ha solventado ese problema?

-En efecto, casi nada está escrito; lo cual es una lástima porque diría que un 98% de este acervo se ha perdido definitivamente. En mi caso me cuentan por escrito lo que oyeron de sus padres, abuelos y familiares, y yo lo traslado a la hoja. Es mi modo de luchar contra el olvido y de recuperar lo poquísimo que queda, antes de que desaparezca por completo.
 

Los protagonistas Melasa, Brin y Nicolás a lomos de la cabra corretera


-Además de 18 Brujas del Matarraña I y II, tienes otros libros como ‘Sueños desde el Silencio’ y ‘El Palacio oculto de las siete puertas’... Hábleme de ellos...

-Sueños desde el Silencio, ya agotado, fue mi primera obra y el primer libro ilustrado por el entonces desconocido Antonio Lorente, hoy reconocido ilustrador de varios títulos de Edelvives, entre ellos Mujercitas. Relata una leyenda oral del papá Manuel sobre el ejército musulmán de Almería, enviado a defender la ciudad de Baza (Granada).

El segundo libro, El Palacio oculto de las siete puertas, recoge otro cuento del papá Manuel, el más impactante para mí, ilustrado por el pintor zaragozano Paco Lafarga.

18 Brujas del Matarraña fue mi primer desafío literario en formato de novela, inspirado en el nacimiento de mi hijo mayor en Valderrobres. El primer tomo anticipa la continuidad de la saga de las brujas. Algunos decían que ya no había más que contar del Matarraña, pero no me conformé y seguí investigando. Como el manuscrito superó las 500 páginas, me vi obligada a dividirlo en dos tomos. Debo a los mecenas de Verkami, en parte, la luz de las brujas, y otra parte a Matarranya Arte y Cultura SL por ampliar la trayectoria de las escobas de las brujas. Sin ellos, nunca habría existido el segundo tomo de 18 Brujas del Matarraña. Y no renuncio a rescatar algún nuevo relato de tradición oral para el tercer tomo, actualmente en fase final, dejando abierta la puerta a la siguiente entrega.

Y falta mencionar SP. Silencio Prohibido, que es un libro que publiqué bajo el seudónimo de Escolástica de Mora, para diferenciarlo de los demás libros de Yol de Yeste, centrados en la tradición oral, la fantasía y las leyendas. Silencio Prohibido recoge fragmentos de mi infancia y de las barreras sociales que tuve que enfrentar. Me ayudó a cerrar capítulos del pasado, a reflexionar sobre la profundidad del silencio y sus múltiples significados. Varios lectores me dijeron que fue la novela más dura que habían leído, imposible de acabar cada capítulo sin derramar una lágrima.
 

La sierpe, uno de los animales mitológicos que Yol de Yeste rescata en sus relatos