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CD Teruel y Numancia dejan para la vuelta el desenlace del ascenso a Primera RFEF (0-0) CD Teruel y Numancia dejan para la vuelta el desenlace del ascenso a Primera RFEF (0-0)
Tuvo sus opciones el Teruel, pero no pudo perforar la meta del Numancia. Javier Escriche

CD Teruel y Numancia dejan para la vuelta el desenlace del ascenso a Primera RFEF (0-0)

Partido táctico de los sorianos para desactivar el ataque turolense, que aún así tuvo opciones de triunfo

De entrada, nada que no se haya visto, que no se haya vivido, que no se haya superado. Como en la primera batalla ante el Atlético Baleares, el CD Teruel sale del partido de ida de la eliminatoria decisiva hacia el ascenso a Primera RFEF con tablas, igualada, el encargo pendiente y un solo camino, la victoria fuera de casa para el éxito. Ni siquiera el rival será muy diferente; el Numancia vino a Pinilla a hacer lo mismo que los mallorquines hace quince días. Se lo llevaron también; no encajaron, van con ventaja a la vuelta, les vale el empate en Los Pajaritos.

No está tan claro que sean capaces de aguantar dos horas más sin que los de Unai Mendia perforen el arco. Porque en una competición en la que los equipos más poderosos, los grandes proyectos diseñados para ascender, da la sensación de que son clones unos de los otros, el Teruel tiene a mano el premio gordo por un detalle que puede pasar desapercibido, o que no tenga gran importancia en un deporte, como el fútbol, en el que parece que lo físico y lo monetario ganan la partida cada vez con más diferencia. Al final, los mudéjares juegan a otra cosa.

Y no se trata de poner sobre la mesa el debate entre toque y fuerza, entre tiqui-taca y catenaccio. Es otra cosa. Es que frente a transatlánticos que ganan por rodillo, el Teruel busca la victoria por mil caminos, por autopistas y por senderos, por arriba y por abajo, por finura, también por empuje. Todas las plantillas que pelean por subir en este mes y medio final de temporada son, al menos numéricamente, superiores a la del equipo mudéjar. Ninguna de ellas tiene los registros, la riqueza futbolística del plantel de Unai. Por eso está vivo en la pelea, porque aún no hay nadie que haya sido capaz de negarle el gol durante tres horas.

De salida, Febas de falso 9

Cuidado, si un enemigo puede hacerlo es el Numancia. “Tratamos de jugar siempre teniendo en cuenta las virtudes y características del rival”, confesaba su entrenador, Aitor Calle, al término del primer asalto de este sábado, entre halagos y menciones a la calidad del Teruel y el buen trabajo de su entrenador. Los sorianos, a diferencia de los baleares, sí son conscientes de la entidad de su rival. Lo han estudiado. En el primer asalto le negaron sus principales vías de desagüe. “Ritmo altísimo”, definió Calle. Tuvieron éxito cortando la velocidad mudéjar en tres cuartos de campo.

Y, en realidad, Unai Mendia lo barruntó. De salida vio que arriba haría falta menos presencia y más espacios pequeños. Recuperó el falso nueve de Febas, con Moha y Obeng en las alas, en busca de despistar las marcas de los centrales rivales. Encontró, a cambio, los tentáculos del pulpo Moustapha y las ayudas de Delgado para que el Numancia tejiera una resistente tela de araña por la que se perdieron también los centrocampistas, Caro, pero especialmente Theo, amonestado al cuarto de hora y oscurecido por el plan de partido soriano. Así que en el primer acto el Teruel fue creciendo a partir de su columna vertebral, en especial los centrales, López y Cabetas, y su ingeniero Marí.
 

Joel Febas disfrutó ayer de un par de opciones de gol claras para desequilibrar la eliminatoria a favor del Teruel. Javier Escriche

Fue viendo el alicantino lo que traía el Numancia a Pinilla. Diez primeros minutos de la nada más absoluta, pugna y balón al aire. Como quiso hacer el Baleares en la ida, los sorianos también quisieron hacerse fuertes desde lo físico. También fueron empujando desde el robo, selladas las líneas de pase habituales del ataque mudéjar. Y también se aprovecharon de un desajuste en salida para amenazar por vez primera, el zaguero zurdo Bonilla desde fuera del área, arriba, minuto veinte. Son fases en las que parece que el Teruel sufre. Y lo hace, pero mientras trabaja y sobrevive, va detectando las fisuras del rival. Las provoca, y luego profundiza en ellas en busca del tanto y de la victoria.

Al toque de Marí, suelen empezar los laterales, Serrano en zurda, Val en diestra. De una del asturiano, Obeng ya amenazó en un centro chut, y otra del oscense al otro lado se le escurrió al portero rival sin que hubiera rematador al acecho. Pero a la media hora, sin que las estadísticas reflejaran nada reseñable, el Teruel ya sabía por dónde amenazar. Por ejemplo, Theo colocó un dron teledirigido a la cabeza de Febas que el ilerdense semifalló de cabeza al palo, por fuera. Se abrió un cuarto final de primera parte tremendamente entretenido, porque el Numancia, que es equipo aguerrido, apretó de nuevo tuercas y forzó balones parados, uno de Bonilla de nuevo desde la frontal para la parada de Taliby.

Y porque el Teruel vio ya carriles más despejados. Por derecha, un eslalom de Moha dejó solo a Febas al borde del área pequeña, engatilló rápido, pero aún salió más rápido Petr para desbaratar la oportunidad. Y por izquierda, De Frutos se despistó celebrando un tackle a Obeng como si fuera un gol. Se le coló Theo, y puso un balón franco al punto de penalti que no encontró rematador. Así que al final del primer tiempo, tempestad. De taco Febas para Theo, tuya-mía que el ilerdense mandó de nuevo al cuerpo del portero. El rechazo dejó a Moha franco para embocar, pero Royo rescató a los suyos sobre la línea de gol. Respondió el Numancia, que mandó un centro chut al palo antes de que el trencilla dictase tiempo de receso.

Más cemento tras el descanso

Así que a la reanudación unos y otros decidieron que los sustos, para más adelante. De nuevo la versión ordenada y física de los sorianos logró que en el primer cuarto de hora tras el descanso no ocurriese nada reseñable, un par de golpeos a pelota parada por aquí y por allí, interrupciones y la bola de un lado al otro... Hasta que Unai toca la primera tecla, que fue cambiar de banda a los dos extremos; Obeng pasó a jugar a pie cambiado por derecha, Moha ocupó el otro costado desde la zurda. El retoque sentó bien al once local, que empezó a amenazar por ambos costados, con Isaac ensayando desde lejos.

Y tras él, se activaron el resto de los mecanismos de ataque turolense, de nuevo con los laterales percutiendo. Al saque de un córner Theo rozó un gol olímpico que hubiera derribado Pinilla. Y Mendia apretó el segundo tornillo, que fue pasar a Val al centro del campo para que Peru ocupase la delantera. El Teruel es diferente por estas cosas; en Segunda RFEF son legión los dobles laterales, los pivotes multiplicados, el balón largo y la disputa... Los locales terminaron el partido con Moha otra vez de lateral, acompañando a Obeng, Febas con Peru arriba, Theo y Marí a rebato desde el centro del campo.
 

Le Normand se lamenta de una de las acciones desaprovechadas por el CD Teruel ayer ante el Numancia. Javier Escriche

Y como fichas de dominó, atacaron al final todos, en un tercio de cierre de encuentro en el que Val probó fortuna desde la corona del área, Serrano disparó desde su banda, Cabetas hizo lo propio desde la frontal... En todos los casos los intentos turolenses acabaron en las manos del portero Petr Kudakowskyi, un tallo que fue creciéndose con el paso de los minutos. Sólo dejó muerto un rechace, el referido tiro de Cabetas, bien duro y dirigido, que le cayó a Obeng para que engatillase de nuevo con feliz intervención del arquero visitante.

Estaban ya sobre el césped Peña y Bertino en el momento en el que el cuadro local dispuso de sus últimas opciones, entre ellas otro remate del capitán rojillo tras dejada de López en área chica que se le torció al de Muel en dirección incorrecta. Para entonces, a diez minutos del final, el partido estaba claramente volcado hacia el área numantina. Muralla, defensa que hizo honor al nombre del equipo, un esforzado ejército de honestos futbolistas a los que se les apareció una oportunidad clara, bola de Ribeiro para el incorporado Carlos González que le plantó solo ante Taliby; algo escorado, su tiro lució los reflejos del hispano-guineano pero dejó un aviso, el último.

La lección definitiva del partido de ayer, el primer asalto de la pelea final por una plaza en Primera Federación. Vale para los dos, para el CD Teruel, y para el Numancia. Los de Mendia saben que con poco, con muy poco, los sorianos son capaces de armar un resultado. Los de Calle saben, lo vieron en la pasada eliminatoria, que perdonar al Teruel sale caro porque, como ya ha ido quedando claro a lo largo de esta temporada, es realmente difícil dejar al equipo mudéjar dos partidos seguidos sin anotar un gol. El alumno más aventajado, el que tenga los nervios más templados en Los Pajaritos dentro de siete días, jugará el año que viene una categoría por encima.

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