

Los jugadores de ambos conjuntos esperan un balón que cae llovido del cielo durante el partido del fin del sábado. Andorra CF
Crecen los enanos en Andorra, que acumula su tercera derrota seguida (4-0)
El equipo se sitúa a cuatro puntos del descenso cuando quedan tres jornadas por disputarse
El Andorra CF vivió este sábado una tarde para el olvido en su visita al estadio de La Almozara, donde el CD Ebro se mostró muy superior desde el primer minuto. Un contundente 4-0 dejó sin opciones a los de Carlos Gil, que tendrán que reponerse pronto para encarar la recta final de la temporada con garantías. La derrota, más allá del resultado, reflejó las dificultades que el conjunto turolense arrastra fuera de casa y la urgencia de reaccionar para asegurar la permanencia.
El partido apenas había comenzado cuando el marcador ya se inclinaba en contra del Andorra. A los cuatro minutos, un centro medido de Charlez encontró la cabeza de Marc, que se impuso con autoridad para abrir el marcador. El gol no sólo dio ventaja a los locales, sino que sembró dudas inmediatas en la zaga andorrana, incapaz de contener el ímpetu inicial del Ebro.
El segundo tanto no tardó en llegar. De nuevo, el balón viajó desde la banda de Charlez, esta vez para encontrar a Vela, que también de cabeza batió a Aure. En tan solo doce minutos, el Andorra ya estaba contra las cuerdas, sin capacidad de respuesta y con un cambio obligado por lesión: Ginés se retiraba y entraba Tobajas, alterando aún más los planes iniciales del cuerpo técnico.
Sin apenas haber podido asentarse en el terreno de juego, el Andorra trató de cerrar filas, pero el Ebro no bajó el ritmo. La presión alta y la verticalidad de los locales impidieron cualquier tipo de circulación fluida del balón por parte del conjunto visitante, que apenas logró pisar el área rival en la primera parte.
A cinco minutos del descanso, un penalti señalado a favor del Ebro fue transformado por Marc, que firmó su doblete personal. Con el 3-0 en contra, el Andorra se desmoronó definitivamente. El cuarto llegó apenas tres minutos después, en una jugada que volvió a poner en evidencia las carencias defensivas del equipo: pase raso de Vela y aparición oportuna de Charlez para sentenciar antes del intermedio.
Carlos Gil intentó reordenar el equipo con varios cambios en la segunda mitad. Juárez, Corral, Moha y Montañés ingresaron en busca de oxígeno y algo de dignidad en el marcador. Kemo y Blasco se mantuvieron como los únicos anclajes defensivos fiables, tratando de contener las acometidas locales, aunque ya sin la presión del marcador.
En ataque, las llegadas del Andorra fueron esporádicas. Una falta lanzada por Villalba fue blocada sin problemas por Mateo. El resto del tiempo transcurrió con el Ebro manteniendo el control, bajando el ritmo, pero siempre más cerca del quinto gol que el Andorra del descuento. Las pocas aproximaciones del equipo visitante no supusieron un verdadero peligro y evidenciaron la falta de profundidad.
Con esta derrota, el Andorra se mantiene en una situación comprometida en la tabla, dependiendo de sí mismo pero obligado a sumar en la próxima jornada ante el Caspe, un rival directo en la lucha por la salvación. El encuentro en el Juan Antonio Endeiza se perfila como una auténtica final, y el equipo necesitará recomponerse moral y futbolísticamente para afrontarlo.
La tarde en Zaragoza deja lecciones duras para un Andorra que no puede permitirse más tropiezos. Mientras el Ebro roza el título de liga, el cuadro turolense mira hacia abajo, consciente de que todo se decidirá en las próximas jornadas. Cuatro puntos los separan ahora del descenso. La reacción no puede esperar.
El partido apenas había comenzado cuando el marcador ya se inclinaba en contra del Andorra. A los cuatro minutos, un centro medido de Charlez encontró la cabeza de Marc, que se impuso con autoridad para abrir el marcador. El gol no sólo dio ventaja a los locales, sino que sembró dudas inmediatas en la zaga andorrana, incapaz de contener el ímpetu inicial del Ebro.
El segundo tanto no tardó en llegar. De nuevo, el balón viajó desde la banda de Charlez, esta vez para encontrar a Vela, que también de cabeza batió a Aure. En tan solo doce minutos, el Andorra ya estaba contra las cuerdas, sin capacidad de respuesta y con un cambio obligado por lesión: Ginés se retiraba y entraba Tobajas, alterando aún más los planes iniciales del cuerpo técnico.
Sin apenas haber podido asentarse en el terreno de juego, el Andorra trató de cerrar filas, pero el Ebro no bajó el ritmo. La presión alta y la verticalidad de los locales impidieron cualquier tipo de circulación fluida del balón por parte del conjunto visitante, que apenas logró pisar el área rival en la primera parte.
A cinco minutos del descanso, un penalti señalado a favor del Ebro fue transformado por Marc, que firmó su doblete personal. Con el 3-0 en contra, el Andorra se desmoronó definitivamente. El cuarto llegó apenas tres minutos después, en una jugada que volvió a poner en evidencia las carencias defensivas del equipo: pase raso de Vela y aparición oportuna de Charlez para sentenciar antes del intermedio.
Carlos Gil intentó reordenar el equipo con varios cambios en la segunda mitad. Juárez, Corral, Moha y Montañés ingresaron en busca de oxígeno y algo de dignidad en el marcador. Kemo y Blasco se mantuvieron como los únicos anclajes defensivos fiables, tratando de contener las acometidas locales, aunque ya sin la presión del marcador.
En ataque, las llegadas del Andorra fueron esporádicas. Una falta lanzada por Villalba fue blocada sin problemas por Mateo. El resto del tiempo transcurrió con el Ebro manteniendo el control, bajando el ritmo, pero siempre más cerca del quinto gol que el Andorra del descuento. Las pocas aproximaciones del equipo visitante no supusieron un verdadero peligro y evidenciaron la falta de profundidad.
Con esta derrota, el Andorra se mantiene en una situación comprometida en la tabla, dependiendo de sí mismo pero obligado a sumar en la próxima jornada ante el Caspe, un rival directo en la lucha por la salvación. El encuentro en el Juan Antonio Endeiza se perfila como una auténtica final, y el equipo necesitará recomponerse moral y futbolísticamente para afrontarlo.
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