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El cierzo, el VAR y un Cartagena eficaz frenan al Teruel que cae por primera vez en Pinilla (1-2) El cierzo, el VAR y un Cartagena eficaz frenan al Teruel que cae por primera vez en Pinilla (1-2)
Sergio Moreno se hace con un balón en el partido de este sábado ante el Cartagena

El cierzo, el VAR y un Cartagena eficaz frenan al Teruel que cae por primera vez en Pinilla (1-2)

Se adelantaron los rojillos, pero empató rápido el once visitante que remontó de penalti en la segunda parte

 

 

 

 

 

 

 

 

Ni la hora, ni el clima, ni la tecnología fueron este mediodía de sábado aliados del CD Teruel, que perdió el primer partido de la temporada en Pinilla ante un Cartagena no superior, no mejor, sí más eficiente, mejor acoplado a los condicionantes del partido. El Teruel se adelantó a la media hora de juego, pero el Cartagena encontró rápido el empate y aprovechó un penalti favorable en una segunda mitad en la que el VAR jugó más que los futbolistas. Al final, 1-2 que evita que el equipo rojillo pueda ser líder de la liga, pero que no le descabalga de la zona alta. Ni en absoluto le es un drama ni una deshonra; porque, en efecto, lo de este sábado fue un partido de dos que se merecen ser considerados como gallitos, como favoritos.

Y que se respetaron y se miraron como tales, dos púgiles peso pesado que esperan, aguantan, miden el guante rival a la espera de poder dar el primer golpe. Con Relu y Albisua en la medular, defensa de cinco con Joseda, Nico y Abraham en el medio y Andrés y Manel en los costados, y arriba Sergio, Teddy y Merencio, de nuevo activadísimo y vertical, el Teruel quiso enchufar su habitual regleta de chispazos. Tardó. Porque el Cartagena sabía a lo que venía. “Me preocupaba el rendimiento del Teruel. Y quería que mis jugadores no lo notasen”, dijo el mister rival, Javi Rey.

En efecto, el Cartagena sí se preparó para jugarle a un líder. Quiso balón a ratos. Otros ratos lo desfilaba rápido. A empentones salía por banda, pero tampoco eludió el balón largo al espacio. Y le planteó al Teruel el mismo partido indefinido e imprevisible que los de Parras suelen guionizar con soltura. Así que los primeros veinte minutos dejaron pocas cosas. Hasta que el once rojillo dijo que sí, que vale, que vamos a dominar. Andrés ya engatilló un chut desde la frontal que se le marchó arriba. Merencio le colocó un buen servicio a Teddy de banda a banda en tres cuartos que el exterior convirtió en un disparo cuyo rechace envió de nuevo Andrés fuera del arco.

Y la tercera fue para adentro. Abraham y Manel ya empezaban a ser productivos en salida y proyección por zurda. Una de ésas generó un córner, al filo de la media hora. Lo iba a poner Joseda, y se lo dio a Manel; rosca ideal del tarraconense al corazón del área pequeña que Merencio empujó con la espuela para el uno a cero. Minuto 27. Y la primera clave del encuentro estuvo aquí, en la respuesta del Cartagena al primer golpe del púgil turolense. Fue al mentón, pero los albinegros encajaron con entereza, sin aspavientos, y supieron levantarse precisamente cuando se les acumulaban las malas noticias. Tras el 1-0 se lesionó su central Vélez.

Ese primer parón largo enfrió las piernas mudéjares en la desapacible sobremesa turolense. El Cartagena debió modificar su zaga, pero lo que pasó es que decayó el ritmo ascendente local tras el gol, los visitantes se reencontraron con el cuero y hubo un cierto desajuste, un impasse en el que el Teruel se olvidó de que para seguir atacando siempre le conviene cerrarse primero atrás. Teddy buscó una presión solitaria, de ésas de “dos corazones y cuatro pulmones” que Parras quiere ir desterrando. Quedó su banda expedita para Nil Jiménez, que tuvo diez segundos para pensar dónde colgarla con su izquierda en tres cuartos. Peinó Calderón para que Diego Gómez estableciese el empate apenas diez minutos tras el gol inicial.

Para entonces ya era claramente notorio que el colegiado, González Páez, tenía también partido grande en la cabeza. Su peculiar equilibrio en el repato de faltas y tarjetas nunca dará para acusarle de robo flagrante. Sí fue volcando el partido siempre en contra de los intereses locales. En ese gol del Cartagena Nico vio una tarjeta amarilla que no se acaba de percibir bien a qué fin va. Fue fundamental en el devenir del partido. Y fue el primero de los hitos que convirtieron al trencilla en el hombre más buscado por las cámaras de la televisión. El segundo no tardaría mucho, un posible penalti a Manel en el que el de fosforito vio falta al portero visitante. De Merencio, que si se aparta más se tiene que salir del terreno de juego. La revisión, larga pero no tanto, deparó un añadido de primera parte, doce minutos, que duró todo lo que quiso atacar el Cartagena y terminó justo en el momento en que el Teruel lograba volcar el partido hacia el área visitante.

Tras el descanso, arreón local

Con la igualada, la tensión, el respeto mutuo y todo por decidir se alcanzó el descanso, y a la reanudación el Teruel dio un paso adelante, le quitó de nuevo el esférico al Cartagena, y empezó a taladrar el área rival en busca de la victoria. El tridente local amenazó ya a los tres minutos, Albisua descerrajó uno de sus misiles desde la frontal poco después del 50, pero la mejor la tuvo Sergio Moreno en el 55 con un cabezazo a centro de Manel que despejó el portero en intervención feliz. Como la que, un par de minutos después, protagonizó Serrano en línea de gol para salvar el 2-1 de Ayman, ya sobre el césped. Tres minutos se revisó un presunto gol que no se vio ni en directo.

Ayman había entrado junto con Blesa al terreno de juego, salieron Teddy y Nico, el central con esa tarjeta amarilla extraña que “nos condicionó por completo”, confesó Parras en sala de prensa. Con Manel también amonestado desde el minuto uno, el tremendo partido del lateral hacía ya difícil guardar el equilibrio de la zaga con el paso de los minutos y el equilibrio del marcador. Fue Relu al centro de la zaga. Y lo notó el equipo; no porque el madrileño estuviera mal, pero hay matices en posición defensiva, sobre todo en balones aéreos con cierzo como el de ayer en Pinilla, en los que un central de metro noventa afina más que un centrocampista algo menos alto.

Así que con el Teruel volcado ocurrió un accidente. Una falta a favor en área rival fue despejada por el Cartagena con un globo frenado por el viento. El zigzag traicionó a Relu, al que le robó la cartera Kevin para, a su vez, habilitar la carrera de Chiki otra vez en globo que pilló también a Andrés a contrapié. Veloz, el lateral lorquino corrigió, llegó pero se llevó por delante en su tacle al cartagenero Gómez. Puede ser que tocase el balón primero, puede que no. El VAR accesible, de todo a cien, que desde los despachos del fútbol se reivindica como garante de la justicia en los campos más humildes, no ofreció ni una sola toma que aclarase el entuerto. Tampoco vio un manotazo previo en el germen de la jugada, en la falta que sacó el Teruel.

Así que el árbitro estuvo doce minutos revisando la acción para decretar finalmente penalti, 1-2 que al final ya no se movería, minuto 77. La acción se produjo en el 64. “Esto no es fútbol, lo que hemos visto ahó no se parece en nada al fútbol’, denunció Vicente Parras al término del partido. Cierto, en los minutos finales se jugó poco. Y lo poco que hubo lo tuvo más en sus manos el Cartagena. Quiso el Teruel cercar el marco rival, Traore amagó más que dañó por su banda, Sergio, Ayman y Padilla convivieron arriba en busca de la fortuna ayer esquiva. Al final el Cartagena rozó el uno a tres en un par de contras. Una de ellas, de hecho, fue gol anulado por mano. Más VAR.

No pudo el Teruel arrimarse al empate, y se le fue el primer partido del curso en Campo Pinilla. El cierzo le traicionó, la jerarquía del Cartagena le golpeó. Terminó de ajusticiarlo el árbitro. Tres revisiones en la segunda mitad, parones y cambios debieron determinar una prolongación en absoluto inferior a veinte minutos, máxime visto el criterio de la primera mitad. Pero González Paéz decidió que habría trece, ejecutó dieciséis, y escamoteó cinco en los que quizá no hubiera ocurrido nada. O sí. Como quizá el resultado hubiera sido otro si Nico hubiera estado en el césped. O no. El fútbol ficción es cuento. Pero no lo es que el Cartagena, el más grande del grupo 2 de Primera RFEF, vino a Pinilla a jugar contra otro grande. Así lo trató, y lo venció. El Teruel, tercero, sigue siendo grande, y la derrota lo agiganta; lo tuvieron que tumbar entre el cierzo, la plantilla más cara de la liga y un árbitro con el manual del mérito bien aprendido.
 

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