El Teruel cae en Utebo (3-2) tres meses después de su última derrota, pero confirma plaza de play-off

El CD Teruel no pudo arrancar nada positivo de la visita más complicada, el partido más difícil que ha tenido que disputar en lo que va de curso, en el campo del mejor local de la competición, el Utebo FC. Lo tuvo realmente el once mudéjar, pero lo de este domingo, más que un partido de liga, fue el primero y posiblemente el mejor ensayo de lo que vendrá en las eliminatorias por el ascenso. Porque, aunque no suman en Utebo, la victoria del Arenas en Ejea confirma la posición de play-off de los de Unai Mendia, que jugarán las dos jornadas restantes de liga sabiendo que pelearán por subir. Es el justo premio a una segunda vuelta de competición prácticamente inmaculada, a la que la derrota de este domingo no le resta mérito alguno. A partir de ahora, otro escenario distinto. El siguiente reto para el Teruel.

Desde luego, no será más difícil que lo que se vio en territorio barbo. Allí el Utebo desata tempestades, un volcán ofensivo que entra en erupción a través de la caldera del único centrocampista de la categoría que le aguanta la comparación a Miguel Marí. Al ritmo de Jaime Barrero, pivote con pasado rojillo, empezó a percutir un Utebo que se aprovechó de ciertas dudas en los despejes y las salidas de balón visitantes para armar disparos desde fuera del área en los primeros veinte de partido: Cotos, Diego Suárez y el propio Barrero probaron los guantes de Taliby, el mejor rojillo en el mediodía del Domingo de Pascua.

El regreso de Val

Resistió duro y ordenado el once de Mendia, Val de regreso al lateral derecho con Cabetas, López y Serrano acompañando en zaga. Y a la media hora ya había logrado aflojar el empuje local inicial, pues a cada respiro y pausa el Teruel avanzaba diez metros al grito de su mariscal Marí, de nuevo escudado por Caro y Theo en la medular. En cuanto pudieron, asustaron los de arriba, además con una ocasión clarísima de Peru, asistido por Moha; el hispanomarroquí leyó bien cierta pereza utebera en el inicio de su juego, y robó arriba para dejarle el gol medio cocinado al ariete vasco. Ruiz se lo terminó de guisar con maestría, un recorte que le dejó sólo, listo para embocar, con Jaime batido. La mandó arriba.

El toque de corneta dio inicio a los mejores minutos del equipo en el césped de Santa Ana. Quiso reaccionar Suárez con un par de retos a Val, siempre con Taliby seguro. Pero en el otro costado empezaba a acelerar Obeng, el tercer estilete, y un par de carreras suyas con centros maliciosos telonearon el 0-1, una contra bien gestionada por el ghanés; esperó la carrera de Serrano para dársela y rogarle un pase tenso, raso al área chica. El pie de Jorge Adán sobre su arco hizo el resto.

Así que al descanso se llegó con ese gol, pero se volvió casi de vestuarios con el empate, y aquí estaría muy probablemente la clave del partido. El Utebo se empecinó en atacar el flanco derecho turolense, y acertó muy pronto. Por allí el zurdo Roig armó una arrancada que tuvo la colaboración de Frodo en descarga y asistencia; cayó por bajo el 1-1, y la igualada, primer minuto del segundo acto, dio paso a un nuevo aluvión ofensivo barbo, que encontró a un Taliby imperial. No menos de cuatro o cinco fusiles a pie de cesped, empezando por uno de Frodo a pase de Suárez, siguiendo otro de Camilo a servicio de Barrero, clarísimo, negó el arquero con firmeza.

Boxeador aguerrido y bravo, el Teruel soltó sus guantes también: Obeng planeó un centro redondo al que Peru puso bota en lugar de frente, entre Theo y Caro limpiaron una arrancada de Moha cuyo centro cayó rechazado a los pies del galo que, algo escorado, la estrelló en el cuerpo del portero barbo. Y aún probó López desde lejos antes de que, a partir de la hora de partido, el duelo se volcase hacia el arco mudéjar. Frodo volvió a sacar astillas del tobillo de Taliby, y en ese momento Mendia decidió que era el momento del banquillo, Febas y Peña por Peru y Moha.

Los cambios, decisivos

Como ensayo de play-off, el partido de Utebo sacó algunas lecciones valiosas. Y, entre ellas, la importancia que tendrán las sustituciones, las vueltas de tuerca que desde los banquillos pueden plantearse para cambiar dinámicas y destinos en los decisivos partidos que se avecinan. Quiso Unai igualar desde la posesión en zonas grises la siguiente ofensiva utebera. Pero encontró un rival al que favoreció ese juego de los suplentes. A un cuarto de hora del final Beltrán cambió todo su frente zurdo y sólo tuvo que esperar a que Val recayese de sus molestias para gestar el 2-1 en el minuto 80.

Con Axel en ese lateral, mejor en arrancadas hacia arriba que en el cierre de su zona, Isi percutió por esa banda como había hecho Roig media hora antes, y su centro encontró el pie fino de Toni Pérez, también recién ingresado al verde, para colocarle a Frodo el 2-1. Es cierto que la ventaja utebera no le duró mucho, porque el Teruel siguió siendo un grupo valiente y también volcánico; entre Theo y Febas elevaron un par de acciones con sentido por derecha que encontraron primero al portero rival Jaime, y luego el gol; puso el francés una falta franca para que, entre rebotes y disputas, le cayese la bola a Bertino para embocar el empate.

Y fue el equipo de Mendia a por el encuentro, a buscar tres puntos que le diesen alguna esperanza de perseguir al líder Arenas, que está encontrando en estas jornadas decisivas la fuerza suficiente para amarrar su ascenso directo. Pero salió rápido el Utebo en un contragolpe con el Teruel demasiado arriba, encontró a Darius, otro refresco barbo arriba, para ganarle la partida a Iván López y anotar por bajo el tres a dos, minuto 90, para cerrar el mejor partido de fútbol que se puede ver en Aragón hoy en día.

Los de Getxo son inalcanzables, pero como se llevaron por delante al Ejea, el plantel rojillo es equipo de play-off, y en ello deberán pensar los mudéjares empezando por las dos próximas semanas que restan aún de liga regular. Ya no están invictos en este año, pero realmente, en lo mollar, nada grave se perdió el domingo en Utebo. Y los premios mayores están aún por ganar, para cuando mayo empiece a florecer.