El Utrillas se pone en pie para rescatar un punto de Tamarite y seguir con vida (2-2)

En una tarde que recordó viejos comienzos y promesas de remontada, el CD Utrillas sumó en Tamarite su quinto empate del curso (2-2) y, sobre todo, sensaciones de que el viento puede empezar a soplar a favor. Los mineros, que aún no conocen la victoria en este arranque de la temporada 2025-26, rescataron un punto valioso tras un partido de oficio, de reacción y de orgullo, en el que volvieron a mirar de frente a la historia que los vio crecer hace tres años. Aún le resta al bloque de Lerga un punto de intensidad y armazón, algo de firmeza. Pero tiene amenaza en ataque.

Y lo demostró en el arranque. El encuentro comenzó con un Utrillas ambicioso, atrevido, queriendo mandar. Los de Lerga salieron a La Colomina con intención de hacerse sentir en campo rival y pronto llegó el primer aviso: Pele, desde fuera del área, probó fortuna con un disparo que se marchó por encima del travesaño. Durante los primeros diez minutos, el balón fue turolense. Y aún tuvo otra más clara el propio Pelegrín tras un buen centro de Mallor desde la banda derecha; su cabezazo casi en área chica no fue preciso y encontró al arquero rival.

Pero el impulso inicial dio paso a un tramo más complicado, en el que el Tamarite tomó las riendas del juego y comenzó a empujar con insistencia. El conjunto local, liderado por la energía de Yaya y el trabajo incansable de Espinosa, encerró por momentos a los visitantes. Nacho, el meta utrillense, sostuvo al equipo con varias intervenciones de mérito que evitaron el gol antes de la media hora. Sin embargo, a los 31 minutos, la resistencia se quebró: una falta lateral bien ejecutada, ensayada, terminó con un cabezazo de Balue que abrió el marcador para los locales. El 1-0 reflejaba la superioridad momentánea de un Tamarite más asentado en esa fase del partido, y que pudo anotar el dos a cero en un mano a mano que volvió a salvar Santa Eugenia.

Reacción tras el descanso

El Utrillas se marchó al descanso con la sensación de haber cedido demasiado terreno, pero también con la convicción de que había margen de reacción. Lerga movió el banquillo y cambió el dibujo al inicio de la segunda mitad, dando entrada a Christian y Mirón para revitalizar el ataque. Y el efecto fue inmediato. A los cinco minutos de la reanudación, el propio Christian aprovechó una jugada elaborada para empatar el encuentro (1-1).

Y el gol liberó a los mineros, que, apenas siete minutos después, firmaron la remontada con otro tanto del mismo protagonista. El delantero, inspirado, culminó una gran acción colectiva para poner el 1-2 que enmudeció por un instante a La Colomina. Utrillas había encontrado su momento, ese instante de fútbol vertical y atrevido que tantas veces lo ha caracterizado. Los jóvenes futbolistas mineros tienen calidad para enhebrar acercamientos y conectar de tres cuartos hacia adelante, pero no terminan de tener continuidad. Tampoco las bajas ayudan en este sentido.

Así que el Utrillas acertó y se puso por delante. Pero el Tamarite no tardó en reaccionar, aprovechando el paso atrás dado por los turolenses. Apenas cinco minutos después del uno a dos, una jugada por banda izquierda encontró a Espinosa libre dentro del área para fusilar el empate (2-2). La intensidad del tramo central del segundo acto dio paso a un final de partido de sufrimiento para el conjunto turolense. Los locales apretaron con todo, buscando el gol del triunfo, mientras el Utrillas se vio obligado a replegar y a resistir.

Cambios y empuje local

Nacho volvió a intervenir con seguridad, y la zaga —liderada por Muzquiz y Álvaro— sostuvo el resultado en los minutos finales. Marzal, Diego y Sadi aportaron frescura en los cambios para mantener la compostura ante un Tamarite volcado. El punto, aunque supo a poco por momentos, acabó celebrándose como un pequeño triunfo. Y no era para menos: tras la derrota en casa ante el Monzón, el equipo necesitaba frenar la sangría y recuperar confianza. Lo consiguió. A ratos, incluso, en esos minutos finales, pudo llevar el balón hasta el área rival en busca de un triunfo que hubiera sido oro en el difícil campo de La Colomina. Pero, al final, se amarró la igualada.

Este empate deja al Utrillas con cinco puntos en ocho jornadas, una cifra que, curiosamente, se asemeja a la del histórico curso 2022-23, el primero en la actual etapa en Tercera, cuando el equipo también tardó en despegar, pero acabó protagonizando una segunda vuelta notable. Entonces, la octava jornada fue el punto de inflexión. Los de Lerga esperan que la historia vuelva a repetirse. Fuera del descenso —por delante de Casetas, Belchite y Zuera, que cierran la tabla—, el conjunto minero sabe que la línea de juego mostrada en Tamarite marca un rumbo.

La defensa supo resistir, el medio campo empezó a carburar y el ataque, con la irrupción de Christian, mostró por fin pegada. Si algo quedó claro es que el Utrillas compite, incluso cuando los números aún no acompañan. El calendario no concede tregua, pero el mensaje que dejó La Colomina fue claro: este equipo tiene alma, y los resultados terminarán llegando. Porque el fútbol, en Utrillas, siempre ha sido eso: un ejercicio de fe, de trabajo silencioso y persistente. El punto sabe a poco, pero puede ser el primero de muchos que cambien el curso del año.