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José María Pomar conquista el planeta rindiendo culto a su cuerpo José María Pomar conquista el planeta rindiendo culto a su cuerpo
José María Pomar realiza una pose durante una competición

José María Pomar conquista el planeta rindiendo culto a su cuerpo

El turolense se proclama subcampeón del mundo tras casi cuarenta años de esfuerzo y dedicación
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Javier Gascó
La vida de José María Pomar está basada en la disciplina y el esfuerzo. Esos son los dos pilares sobre los que se sostiene la sofisticada estructura muscular que posee el culturista turolense que se proclamó subcampeón del mundo de la categoría Lightweights-75 el pasado fin de semana en Bolonia. La conquista de tierras italianas fue el último peldaño de un largo proceso que para Pomar se ha convertido en un estilo de vida del que disfruta dese que tiene 14 años.

"Este segundo puesto en el campeonato del mundo no es el fin, sino que es la consecuencia de todo el camino que he recorrido durante mucho tiempo"


A pesar de que todavía no lo tiene demasiado asimilado, José María Pomar ha escrito su nombre en la historia del bodybuilding internacional a sus 52 años. Sin embargo, ese no era el objetivo principal de un atleta que considera que los logros han llegado como resultado del trabajo realizado a lo largo de su vida: “Ser subcampeón del mundo no es el fin, sino que es la consecuencia del camino que he recorrido durante mucho tiempo”.

Rutina sin contemplaciones

Ese camino comenzó cuando tan solo era un adolescente que empezó a interesarse por la musculación. Desde entonces, y especialmente durante los dos últimos años para preparar el regreso a la competición, su rutina no dejaba lugar al fallo: de casa al gimnasio, del gimnasio al trabajo y vuelta a empezar. Así, fue dando forma a un cuerpo que se ha colado en el olimpo del culturismo. “Llevo casi dos años preparando esta competición, porque empecé los entrenamientos específicos y la dieta limpia 18 meses antes del 15 de mayo, que fue la fecha del campeonato autonómico. Desde entonces he tenido la vida de un monje franciscano”, comentó entre risas un Pomar que de la mano de Manuel Callau, su entrenador desde hace 30 años, ha ido progresando paulatinamente hasta conquistar el segundo puesto del campeonato mundial.

A pesar de ser el mayor logro de su carrera, el culturista turolense ha tenido que demostrar su valía antes de ganarse un hueco entre la élite de esta disciplina. Después de 16 años sin competir,  Pomar regresó por todo lo alto proclamándose campeón autonómico y ganándose un billete para el campeonato nacional celebrado en Valencia. Allí cumplió por partida doble, ya que al quedar segundo se clasificó para el campeonato de Europa, que también tuvo lugar en la capital del Turia, en el que se subió al tercer escalón del podio. Los buenos resultados le permitieron viajar a Bolonia, donde el pasado fin de semana culminó un largo recorrido con un nuevo éxito.

Destacar entre los mejores

La región italiana de Emilia-Romaña reunió a cientos de amantes del fitnes, entre los que estaban algunos de los mejores del mundo. No obstante, la presión no hizo temblar a José María Pomar, que tensó sus músculos hasta en tres ocasiones para ir avanzando de ronda. Tras un primer corte realizado por el jurado, los seis mejores, entre los que se encontraba el turolense, volvieron a subir al escenario para comenzar la exhibición. Doce son las poses obligatorias que todos los participantes tienen que realizar sin cometer ni un fallo para tratar de impresionar a los jueces. “Tienes que ser bueno en todas las poses. Saber hacerlo es muy importante y muchas veces cansa incluso más que entrenar porque es un trabajo isométrico en el que no puedes equivocarte”, asegura el deportista de 52 años que reconoce que lo esencial es “transmitir seguridad y salir convencido, con actitud de ganador”.

Tras concluir una puesta en escena en la que la sección media (abdominales e intercostales) de Pomar maravilló al jurado, el turolense aguardó la decisión final con cierto nerviosismo: “Una vez concluido, van diciendo las clasificaciones desde el sexto hacia arriba. Cada vez que decían un nombre en inglés, yo solo pensaba : “Que no sea yo”. Hasta en cuatro ocasiones tuvo ese mismo pensamiento. Finalmente, José María Pomar quedó en segunda posición y a muy poca distancia del campeón mundial, un culturista italiano cuya morfología presentaba una forma más redondeada que agradó mucho a los jueces. Sin embargo, Pomar regresó a Teruel contento y orgulloso de ver que todo el esfuerzo y la dedicación dedicados al culto de su cuerpo obtuvieron una recompensa de talla mundial. Sin ningún objetivo cercano en mente, al culturista turolense le toca ahora descansar antes de regresar a su disciplinada rutina.