Primer día de nueva normalidad para el CD Teruel

Puede parecer paradójico, pero quizá las tres derrotas en los cuatro últimos partidos disputados por el CD Teruel en esta liga de Primera RFEF sean mejor noticia de lo que a priori cabe esperar. Fundamentalmente, porque en ninguna de ellas se vio a un equipo apocado, inferior o timorato. El Teruel que perdió en casa ante el Cartagena o el Torremolinos les pudo ganar como ha hecho otras veces este año en Pinilla. Y el que se llevó un 3-0 de la ciudad deportiva del Atlético de Madrid hizo los mismos méritos, más que suficientes, que le llevaron a asaltar el campo del Ibiza o empatar en Murcia no hace tanto.

Así que esta última fase de competición en efecto ha rebajado el ritmo de cosecha de puntos del equipo rojillo, que sigue lustroso con una veintena muy ricos para estas alturas de temporada. Pero no ha transformado la personalidad del equipo. Y, sobre todo, está sirviendo también para bajar un tanto los pies a la tierra, recordar la realidad en la que debe seguir viviendo el equipo de Vicente Parras y grabarla a fuego en una competición que guarda espacio para clubes y proyectos que están llamados a caminar en el fútbol profesional. Uno de ellos, el de esta tarde de domingo en mitad del puente, es el Villarreal B, el filial amarillo.

Será el primer partido en el que el Teruel saltará al césped consciente e investido de los preceptos que marca el rol en el que se alista en esta liga. Castellonenses y turolenses saben, y han visto ya plasmado en el terreno de juego en las catorce jornadas que se llevan ya disputadas, cuáles son sus virtudes y sus defectos. Querrán maximizar las primeras, limar los segundos, buscar tres puntos que les colocarían de nuevo en camino hacia las posiciones más avanzadas. Porque el partido de esta jornada, entre otras cosas, mide a dos rivales directos.

Dos espejos frente a frente

El filial del submarino es, para empezar, otra pléyade de futbolistas de muy alto nivel que asoman por las convocatorias del primer equipo de Marcelino, gustan del fútbol de escuela Champions, y llevan además una racha productiva en esta fase de la liga. Diez de los 19 puntos que ahora mismo firman los groguet -apenas uno menos que el Teruel- los han obtenido en las últimas cinco jornadas, de las cuales solo han perdido una, con tres victorias y un empate que les convierten, de este modo, en un enemigo peligroso para esta dominical.

Van, en este sentido, y atendiendo a lo que dice su entrenador David Albelda, corrigiendo pecados de juventud de su arranque de curso, más fiables, bien armados en una columna vertebral internacional en la que el argentino Lautaro y los africanos Diatta y Valou le dificultan la tirularidad al ex del Teruel y oriundo de Alfambra Isma Sierra. A partir de ahí, lo que jueguen los de arriba, con especial atención a los siete tantos de Álex Rubio hoy ausente, y las incorporaciones de los centrales a balón parado. Villarreal exigirá, sobre todo, la mejor versión de la que aún es la tercera mejor zaga de la liga.

Máximo cemento atrás

Porque el Madrileño afeó un poco la estadística, pero el Teruel sigue estando entre los menos goleados del grupo, y para volverse a levantar deberá volver a mostrar esa rocosidad que le viene caracterizando y sobre la que se ha aupado a las alturas de la clasificación. Sabedor de ello, el entrenador Parras pudiera volver a adelantar la posición de Relu en la medular con Albisua, dejando a Joseda, Abraham y Nico en el centro de la zaga con Andrés y el regreso de Royo en los laterales.

O quizá lo que suceda tendrá mucho que ver con que toca empezar a repartir y compensar esfuerzos porque los golpes y los virus han entrado ya en el vestuario rojillo. El tridente ofensivo, en el que Sergio será de nuevo fijo, podría ver de nuevo el apoyo de Padilla, tal vez Goyo, en lugar de los titulares Merencio y Teddy. Incluso cabe la opción de ajustar aún más el bloque con un tercer centrocampista, Redón o Blesa, para lanzar una doble punta de ataque de más movilidad en la que el tinerfeño volvería a repetir en el once.

En cualquier caso, la mejor noticia del partido ante el Atleti B fue ver a Fondarella, con pocos minutos, bien enchufado y vertical en sus centros en esa segunda mitad en Alcalá. Podría volver a tenerlos, porque el partido de esta tarde a orillas del Mediterráneo apunta a ser de nuevo largo, en el que será de nuevo necesario el máximo rendimiento de los futbolistas que acudan desde el banquillo de los suplentes. Es el primer duelo de la nueva normalidad. Que es, más o menos, la que se esperaba en un principio.