Un 2025 redondo le permite al CD Teruel alcanzar la Primera RFEF

Unai Mendia, técnico del CD Teruel, no se ha cansado de poner en valor la importancia de lo conseguido, sobre todo por cómo empezaron las cosas. “Todos hubiéramos firmado a principio de año estar jugando unos play-offs de ascenso”, indicó el preparador vasco en varias ocasiones durante el intenso y vibrante camino del CD Teruel por las eliminatorias. Y no es para menos, pues, después de un comienzo irregular, ese camino fue posible gracias un 2025 redondo, casi perfecto, en el que los turolenses cosecharon unas cifras dignas de admirar.

Doce victorias, tres empates y tan solo dos derrotas durante la segunda vuelta de la temporada regular, a lo que hay que sumarle dos victorias más y dos empates más de las mismas eliminatorias. El mejor registro del conjunto rojillo durante ese mismo periodo de tiempo. Además, el CD Teruel llegó a estar invicto desde el 1 de enero al 20 de abril. Catorce jornadas seguidas que le permitieron entrar en el selecto top-5 de conjuntos invictos de todos los niveles del fútbol nacional junto con el FC Barcelona, el Real Madrid Castilla, el Avilés y el Ceuta. En definitiva, un 2025 de ensueño que les permitió tocar el cielo.

Inicio irregular

Parecía impensable en un principio, pues poco tiene que ver la versión de la fase final del CD Teruel que la versión de sus inicios. Durante la pretemporada el equipo presentó un proyecto en construcción con nombres poco conocidos y de poco recorrido. Las goleadas de Numancia y Utebo, entre otros partidos amistosos de preparación, dejaron muy malas sensaciones en el entorno rojillo, que no veía con buenos ojos el proyecto que encabezaba Unai Mendia. Tanto es así que para muchos la permanencia en la Segunda Federación iba a resultar complicada de conseguir.

Fueron llegando más jugadores a la entidad rojilla y Mendia pudo ir dando pequeños pasos. De esta manera, en el primer partido de la temporada el CD Teruel consiguió presentar un equipo aceptable que logró sacar un empate en Pinilla ante el Alavés B. Pelayo hizo frotarse los ojos a la hinchada rojilla, que comenzó a cambiar de parecer, lástima que este jugador se vio obligado a abandonar poco después tras lesionarse de nuevo de gravedad en su rodilla.

Los dos siguientes envites ante SD Logroñés y UD Logroñés mantuvieron las esperanzas, ya que se volvieron a sacar dos empates ante dos de los equipos que se presuponían de los más fuertes de la competición, si no los que más.

A partir de ahí llegó la primera derrota ante el Arenas de Getxo fuera de casa y la primera victoria ante la SD Gernika en Pinilla en el partido inmediatamente posterior. Una dinámica que comenzó a verse más a menudo durante el resto de la primera vuelta, pues el equipo rojillo era capaz de competir bajo el paraguas de su afición, ya que en Pinilla llegaban los resultados más positivos, mientras que fuera de las lindes de Teruel el cuadro mudéjar se las veía y se las deseaba para poder imponer su juego. Así, la gente empezó a confiar en las opciones de permanencia, pero se seguía viendo complicado el hecho de apuntar a objetivos más ambiciosos.

De esta manera, la primera vuelta terminó con un balance de cinco victorias, seis empates y seis derrotas, que dejaban al equipo en el undécimo lugar a tres puntos del descenso, y una sensación agridulce después de dos derrotas consecutivas ante Utebo y Deportivo Aragón justo cuando parecía que por fin el CD Teruel empezaba a comprender la idea de Unai y comenzaba a crear una identidad.

Cuando se fragua la gesta

No obstante, las navidades supusieron un cambio completamente de órbita. Con la llegada del 2025 la plantilla rojilla demostró tener mucho más integrados los conceptos futbolísticos del míster y comenzó a imponer un nivel de juego al alcance de muy pocos. Así, se afiliaron a la victoria, con algún empate de por medio, y no la soltaron hasta el 20 de abril. Catorce jornadas invictos en las que derrotaron a todos los grandes titanes de la categoría, excepto a UD Logroñés y Eibar B, con quienes repitieron los empates del primer split, para infundir miedo y terror en el grupo dos de la Segunda RFEF y llegar incluso a tener opciones ya no de pelear por los play-offs, sino también de luchar por el título.

El sueño del título duró poco ya que cuando más cerca estaba llegaron Utebo y Deportivo Aragón, los verdaderos verdugos del CD Teruel en esta pasada campaña, para acertar de nuevo en el talón de Aquiles de los rojillos y acabar con la excelsa dinámica de partidos sin perder de los de Mendia. Se repitieron así las dos derrotas consecutivas del mes de diciembre, pero tal había sido la progresión de los turolenses que, con las once victorias y los dos empates que habían sacado durante la segunda vuelta, les valía para mantenerse en la zona de play-offs. El último partido de la temporada regular, ante el Calahorra, lo resolvieron con victoria para marcharse a las eliminatorias con buenas sensaciones.

No fueron sencillas estas fases decisivas. Al CD Teruel, como quinto clasificado de su grupo, le tocó verse las caras ante dos segundos clasificados de otros grupos de la Segunda RFEF, dos equipos, Atlético Baleares y Numancia, que, además, estaban preparados completamente para ascender con músculo económico, con jugadores de renombre que habían estado en categorías superiores y con ideas de juego muy bien trabajadas. Otra vez le entró las dudas a un sector del entorno del CD Teruel, pero los que desde un principio creyeron mantuvieron su fe hasta el final y no se equivocaron.

Estaba escrito en el firmamento que el CD Teruel debía ascender y así fue. No pudo hacerlo por la vía rápida al no terminar campeón de su grupo, pero de una manera o de otra, por la vía directa o por medio de un desvío, todos los caminos conducen a Roma, a la categoría superior a la que regresa el club mudéjar un año después.