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Espiral: ya te lo aclaro yo, amante del folclore Espiral: ya te lo aclaro yo, amante del folclore

Espiral: ya te lo aclaro yo, amante del folclore

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Francisco Herrero

Lunes, 15 de marzo. El bullicio

Son las siete y diez de la mañana. Suena el teléfono. Lo tengo lejos de la mesilla. Me levanto somnoliento, preocupado. Muy preocupado. Va a hacer un año que recibí una llamada así en circunstancias similares y no le deseo a nadie recibir noticias a esas horas. Descuelgo. Tras uno o dos segundos de silencio, resuena el bullicio de un centro telefónico de atención al cliente y una voz que me informa, con deje latinoamericano, “buenos días, me llamo Yon”. Cuelgo. La semana no puede comenzar peor.

“Cuando te llaman fascista, sabes que lo estás haciendo bien. Ese [insulto] no tiene que fallar. ¿Te lo han llamado a ti alguna vez?”, demanda Isabel Díaz Ayuso a una Ana Rosa Quintana que responde con un “a mí, todos los días”. “Pues entonces, nada. Estás en el lado bueno. En el lado bueno de la Historia”, aclara una risueña y dicharachera presidenta del gobierno de la Comunidad de Madrid, afiliada y dirigente destacada del Partido Popular. El lado bueno de la Historia es la exaltación de la nación, el partido único, la obediencia de masas, la dictadura, el miedo, la represión, la propaganda, la desinformación, el fanatismo, la simplificación del mensaje, la natalidad sin control, la virilidad militar, la eugenesia o el supremacismo racial. Eso es el fascismo. La semana que viene sí que puede ser peor.

Martes, 16 de marzo. Chinatown

La calle Pelayo de Valencia va a ser el primer Chinatown de España. Lo han decidido las 342 personas que han votado a favor en los presupuestos participativos de la ciudad. La propuesta consiste en colocar al principio de la calle un arco de motivación oriental para dar la bienvenida a una zona de negocios regentados por un chinerío que ya está presente en el barrio desde hace muchos años.

Sin embargo, publica hoy Las Provincias que el trinquete de la calle, la catedral de la pelota valenciana, está calentito. Hace un tiempo propuso peatonalizar la calle e instalar estatuas dedicadas a los astros de este deporte tradicional, pero no recibieron el apoyo institucional que esperaban. Ya te lo aclaro yo, amante del folclore. Sin anestesia. Vivimos en la era de la globalización y las costumbres arcaicas no interesan. A la población, en general, se la suda. Así que a la Administración, también. Aunque no lo pueda reconocer.

Valencia ya tuvo su barrio chino. Ahora se lo conoce más por el tradicional Velluters, el nombre de los artesanos del terciopelo que trabajaban allí las telas lujosas que llegaban por la ruta de la seda en la Edad Media. Hoy, las fincas viejas que formaban el barrio chino ya no existen porque eran un foco de marginalidad. 

Bueno, también había negocios de bien, como el ultramarinos de Cristóbal, amigo de toda la vida de mi padre. Igualmente de la provincia, claro. Hoy, aunque en determinados puntos del nuevo barrio sigue existiendo la misma marginalidad, ya no hay ni rastro de aquellas botiguetas con solera.

 Miércoles, 17 de marzo. Espiral

La oscuridad del local, quebrada por destellos blancos, incita a moverse sin prejuicios. Decenas, cientos de personas bailan dominadas por el efecto cinematográfico de sucesión de fotos fijas en la que faltan una serie de cuadros, generado gracias a esa iluminación hipnótica. Suena el saxo de Espiral, el afamado tema bakalao. El arpegio y las cajas generadas por los sintetizadores se me llevan y caigo al infinito dando vueltas con las piernas y los brazos abiertos de par en par. Siento que la espiral me arrastra hacia el sumidero de mi propio descrédito.

La desconfianza en las instituciones crece en mí. El último episodio, referido al producto de moda de AstraZeneca, es para echarse las manos a la cabeza. Hemos pasado de no tener registrado ningún incidente a, de repente, aparecer varios sucesos previos y no notificados a la sociedad antes de la suspensión de la vacunación. La columna de Chema López Juderías en este diario, hace dos sábados, reflejaba la situación caótica y la necesidad de disculpar aquellos fallos de hace un año. Pero ha pasado el tiempo y tengo la sensación de que lo que entonces era comprensible ahora ya es incompetencia o intención de confundir. A pesar de los tan cacareados portales de transparencia, fallan los mecanismos de control a este Estado democrático.

Jueves, 18 de marzo. El matadero

Íñigo Alfonso entrevista en España a las 9 de Radio Nacional al periodista Manuel Rico, que acaba de publicar ¡Vergüenza!: El escándalo de las residencias. Llevamos un año de pandemia y se sigue sin saber muy bien qué ha pasado ahí. Sin ir más lejos, el informe oficial que da la cifra de 29.457 muertes por coronavirus en los asilos desde el inicio de la pandemia no incluye datos de la primera ola en Madrid, Cataluña, Castilla-La Mancha, la Comunidad Valenciana o Aragón. Creo que ha habido tiempo para procesarlos. Lo que ha faltado es, quizás, interés.

Lo que interesa es que la rueda siga girando. Hoy mismo ha venido a Calamocha el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, a inaugurar la residencia municipal con capacidad para 120 personas, pensada ya en los noventa del siglo pasado y cuyo impulso reciente fue gracias a la redirección del millón de euros del Fite 2015 concedido para estudiar la viabilidad de Jiloca Laqua. El Ayuntamiento adjudicó la gestión del centro a la Fundación Rey Ardid a finales de 2019. Y aquí hemos llegado. Nadie cuestiona si este modelo, que en nada se diferencia del que se promocionaba antes de la pandemia, es el que necesitan las personas mayores de nuestro entorno.

Alemania, sin ir más lejos, ha meditado con la llegada del virus sobre el modelo agroindustrial. En junio del año pasado aparecieron de repente mil quinientos casos de covid-19 en un matadero del grupo Tönnies y salieron a la luz las condiciones laborales de quienes trabajaban allí. El empleo se subcontrataba a empresas, que proveían la mano de obra barata de los países del este de Europa. Hablo en pasado porque Alemania no permite externalizar la fuerza laboral en la industria cárnica desde el 1 de enero, según la Deutsche Welle.

Javier Lambán también ha anunciado hoy que el grupo Tönnies viene a Calamocha para construir, ya, un matadero. Aragón también ha tenido brotes masivos de covid-19 en mataderos, pero aquí las leyes no han cambiado en nada porque tenemos muy clara cuál es nuestra ventaja competitiva. Al igual que con las placas solares y los molinos de viento del Maestrazgo, tengo la percepción de que una mayoría de quienes vivimos en la zona creemos que es la única solución para acabar con la despoblación. Porque florecerán aun más las granjas de engorde para abastecer el matadero, sin calcular unos efectos nocivos de los cuales nos arrepentiremos como ha pasado donde nos llevan la delantera.

Pero no. Yo no pienso de esa forma. No me gusta que la tierra en la que quiero vivir sea así.

Viernes, 19 de marzo. Whatsapp 

Se ha caído Facebook. Se ha caído Whatsapp. Se ha caído Instagram. Sería una noticia irrelevante si consideraras esos servicios como prescindibles. Te voy a dar una mala nueva: se puede salir de ellos y seguir viviendo. Aunque haya inmobiliarias que se empeñan en que quieren ponerse en contacto contigo a través de Whatsapp. ¡Qué pocas ganas de vender!

Sábado, 20 de marzo. Cocos

Si hoy fuera jueves, tuviera veintipocos y viviera en Cerdanyola del Vallès, esta noche me iría con Ana y Zoraida a alguna disco semivacía de la Zona Hermètica de Sabadell a bailar alguna remezcla con cocos del Missing de Everything But The Girl.

Domingo, 21 de marzo. Cochinadas

Te das cuenta de tu escaso valor profesional y de que tienes una edad cuando nadie te propone un job hopping. Y, no, no estoy hablando de cochinadas.

La imagen de la semana / La conserva

Este clima tan benigno que nos caracteriza sirve para conservar las carnes de forma natural. Pero cuando nos ponen una hamburguesa, bien que nos lanzamos a por ella. Poco nos pasa.