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La felicidad. Cómo tener inmunidad frente a los desengaños La felicidad. Cómo tener inmunidad frente a los desengaños

La felicidad. Cómo tener inmunidad frente a los desengaños

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Francisco Herrero

Lunes, 17 de abril. Gente de izquierdas

Aragón salió ayer a la calle en Zaragoza pidiendo un “Aragón sí, pero no así”. Allí estuvo Chunta Aragonesista y, entre la representación, estaba el candidato del partido a las Cortes por la provincia de Teruel, Chema Salvador. Chema ha publicado en sus redes sobre su asistencia y los perfiles más o menos anónimos le han afeado muy pronto la actitud de Chunta, pues permanece en el Gobierno de Aragón y acude a manifestaciones en contra de la acción gubernamental.

Chema se ha defendido: “Veo más productivo participar, empujar y mejorar proyectos existentes, que esperar a que se caigan para crear cada legislatura una nueva marca mientras los mismos de siempre siguen manejando el cotarro”. Y ha concluido: “¿Gente de izquierdas deseando que llegue la derecha al poder? No, gracias”.

Mira Chema, esto es como lo del 15-M. Allí había, sobre todo, gente de izquierdas. La consecuencia de aquella explosión fueron siete años de Mariano Rajoy. Unos años en que mucha gente de izquierdas vivió feliz porque estaba en la oposición, al mismo tiempo que se tragaba cualquier faena del gobierno popular. Pero, ¡fueron tan felices!. La felicidad, eso es lo que importa.

Martes, 18 de abril. Lady, Lady

¿Te acuerdas de Lady, Lady, la que se pintaba los ojos de azul aunque hacía mil años que dejó atrás su juventud? Pues resulta que Lady, Lady era una víctima de la precariedad: “Vive de alquiler en una habitación; colgada en la pared, la foto de un señor”. Me imagino a Lady, Lady jubilada, con unos ingresos míseros de a saber de dónde salían, con la única posibilidad de vivir realquilada en una especie de Hostal Royal Manzanares regentado por una patrona decrépita. El imaginario colectivo actual, sin embargo, nos hace ver que cualquier tiempo pasado fue mejor y que hasta el Juan Español más mindundi disponía de un piso en propiedad en los últimos coletazos de la dictadura o la transición. Y no.

Cualquier iniciativa para mejorar la vida de la ciudadanía debería aplaudirse, pero en la coyuntura actual eso no sucede. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el domingo en Valencia que hasta 50.000 viviendas del banco malo se convertirán en vivienda social. Y que España, en un plazo medio, tendrá un parque de vivienda pública del 20% del total de unidades disponibles. Ahora es del 3%. Pues mal, todo mal. ¡Vaya propuesta oportunista! ¡El verdadero problema es la lucha contra la okupación! Me pregunto quién será el señor de la foto en el cuarto de la soñadora e ilusa Lady, Lady, ese que un día de verano “le quebró un desengaño”. Estoy seguro de que la identidad dependerá del prisma con el que se vea.

Miércoles, 19 de abril. La solución a la despoblación

El Ministerio de Sanidad está asignando las plazas de Médico Interno Residente. Han elegido plaza ya las primeras 800 personas de la lista, las que han tenido mejor nota. Acabo de leer que se han agotado las plazas de las especialidades de Dermatología y Cirugía Plástica, un total de 171 plazas. Como dirían los catalanes, “el negoci és el negoci”. De las 2.455 plazas de Medicina Familiar y Comunitaria, solo se han cubierto hasta ahora 14. Nadie ha elegido todavía Inmunología, Medicina Preventiva o Salud Pública, especialidades que parecía que iban a arrasar tras una pandemia.

Mientras tanto, en Teruel se oyen muchas voces quejándose de que las plazas en los centros de salud no se cubren. A ver si resulta que el problema no es que nadie quiera venirse al pueblo para ser médico de cabecera, sino que nadie quiere ser médico de cabecera… Analizando estos datos, creo que acabo de dar con la solución a la despoblación: los ayuntamientos tienen que abrir más clínicas de cirugía plástica, en colaboración público-privada, y menos multiservicios. Matamos dos pájaros de un tiro: iremos con la cara más estirada que la Preysler y nos aseguraremos un flujo turístico desestacionalizado. Solo hay que mirar a Turquía.

Jueves, 20 de abril. Grand Prix

El Grand Prix del verano vuelve a Televisión Española. Sin vaquilla, porque los espectáculos taurinos no están bien vistos. La poca ropa en los juegos de la piscina igual escandaliza a los sectores más conservadores. El juego de Caperucita Roja perpetúa los estereotipos de género. Con el juego de la peluca, el gremio de calvos seguro que se va a ofender. ¿Por qué vuelve el Grand Prix?

Viernes, 21 de abril. Caridad o profesionalidad

El Hospital Asilo Santa Marta de la Vila Joiosa, en Alicante, de titularidad municipal, expulsa a las últimas hermanas salesianas del Sagrado Corazón, según leo en varios medios. En alguno de ellos se contrapone la abnegada labor de las hermanas octogenarias, que se dedican 24 horas, frente a los derechos del personal profesional contratado. ¡Ay! ¡Cuántas aristas hay en esto de los cuidados!

Sábado, 22 de abril. Llovió

Pues AEMET ha acertado. Una pequeña lluvia cayó, demasiado pequeña, y los campos van a seguir necesitados. Y mientras tanto, Onda Cero o 20minutos anuncian bien grande que la semana que viene se avecina el “horno ibérico”. En algunas redacciones ven demasiadas películas de catástrofes. El pronóstico de AEMET avanza la probabilidad de que el sábado o domingo que viene vuelva a llover “al interior del este peninsular”. Si no acierta la agencia, haremos como un grupo de vecinos de Villarquemado, que acaba de instar al consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona, a dar explicaciones sobre los efectos nocivos de las estelas de los aviones.

Domingo, 23 de abril. Medios de vida

Me avisan desde Diario de Teruel de que corte, que hay publicidad en la página. Que cunda el ejemplo, que los periódicos en papel tienen que vivir de algo.

La imagen de la semana. Besos

Siempre que paseo en solitario me encuentro con estos mensajes tan incitadores y lascivos. Y yo, sin poder ejecutarlos. Necesitamos besos. Muchos besos. Hay que dejarse llevar. Si eres un poco cardo, como yo mismo, tienes que quitarte las pinchas y soltarte. Además, estamos en el mes del derroche y la ternura, como cantaba Ana Belén: “Que no acabe esta noche ni esta luna de abril. Para entrar en el cielo no es preciso morir”. Imagino a dos irracionales en esa esquina, como si fueran a morir mañana, con la noche dando fe de una inmensa locura. Sobre todo porque la romántica placa se encuentra en una calle denominada “de la Purísima”. Tras la cortina de alguna ventana seguro que hay alguien grabando.