El Espejo de Tinta. Noa, por Maite Joven
Los relatos del verano de DIARIO DE TERUEL“Los días iban convirtiéndose sin querer en tiempo masticado y vomitado con arcadas de tristeza. Lo peor de aquellas tardes era, sin duda, el hastío inevitable, la inexistencia de color, la angustia del tiempo que pasa y no se espera nada de él. Eran las siete de la tarde cuando detuvo la mirada en su reloj y esperó. Estaba inquieta, intranquila. Sintió como sus músculos se contrajeron en un segundo. Se redujeron a pequeños y diminutos tendones, arterias y venas por las que circulaba la sangre y notaba el palpitar de sus temores. Estaba totalmente paralizada, bloqueada, muerta de miedo. Era un miedo con todas las letras, personificado; casi podía tocarlo, sentir sus piernas, y sus ojos y su saliva. Podía escuchar en sus entrañas como el miedo se tragaba sus vísceras y trituraba sin piedad sus nervios. Ese miedo podía llamarse amor o compromiso o muerte.”