Síguenos
El ministro El ministro
LEO?TENA. Gestor cultural y fotógrafo. Socio fundador de la Sociedad Fotográfica y director de los festivales Teruel Punto Photo y Mil Festival. Combina la fotografía artística y la profesional.

El ministro

El Espejo de Tinta, por Chema López Juderías

Por Chema López Juderías

 

17 de abril de 2018

El ministro se levantó de la mesa y se acercó a la ventana. Los seis asesores que participaban en la reunión contuvieron la respiración y se hizo un silencio incómodo en el despacho.

Fue Luisa, la más joven del grupo, la que apenas llevaba seis meses trabajando en el ministerio, la que decidió abrir la boca, aunque ya sabía que iba a ser una mala idea.

El ministro llevaba 20 días demostrando un carácter endemoniado. Al principio, nadie entendía nada, hasta que         Rafael, su jefe de gabinete, la persona que siempre había estado a su lado desde que comenzó su trayectoria política, les hizo la confidencia durante un café: “Su mujer le ha abandonado. Le ha dicho que se ha acabado el amor y se ha marchado de casa”.

Luisa carraspeó levemente y miró hacia donde estaba el ministro.

-Señor, lo que usted pretende es imposible -dijo con la voz algo temblorosa.

El aludido se giró y en un par de pasos se plantó ante sus asesores, golpeando violentamente la mesa con las palmas de la manos.

-¿Imposible? -gritó el ministro-. ¿Me está diciendo el último mono de este puto ministerio que no lo puedo hacer? ¿En serio?

Luisa iba a responder, pero Rafael le hizo un gesto con la mano para evitarlo.

-Tengo el culo pelado en la política -siguió diciendo el ministro mirando fijamente a su asesora-. El culo pelado, ¿entiendes? Sé perfectamente lo que puedo y no puedo hacer.

Luisa, que le había mantenido la mirada hasta ese momento, decidió bajarla, mostrando la bandera blanca.

-A la puta calle -volvió a gritar el ministro, ya totalmente fuera de sus casillas-. A la puta calle, Luisa, estás despedida. Y el resto, fuera de mi despacho.

Rafael se levantó de la mesa, gesto que imitaron el resto de asesores.

-Bueno chicos -dijo Rafael-, estamos todos muy nerviosos, Luisa y el resto, volved a vuestros sitios y ya hablaremos del tema en otro momento.

-He dicho que Luisa se va a la puta calle y que os larguéis todos de aquí, incluido tú, Rafael -dijo el ministro mientras volvía hacia la ventana, donde se quedó en silencio mientras sus asesores se marchaban.

__________________________

 

El teléfono sonó en el despacho 20 minutos después.

-Señor, Luisa Estepona está aquí. Quiere verle para despedirse -le dijo al ministro su secretaria.

Que pase -contestó el ministro secamente antes de colgar.

Luisa entró en el despacho, después de llamar a la puerta sin esperar respuesta, y se dirigió de forma atropellada al ministro, al que le tendió la mano.

-Señor, ha sido un placer trabajar con usted, lástima que nuestra relación profesional haya acabado de una forma tan brusca. Le deseo toda la suerte del mundo y se lo digo de corazón -soltó Luisa hablando a borbotones, esperando pasar lo antes posible el mal trago.

-Siéntate -le dijo el ministro señalando una silla enfrente de la mesa-. Siéntante y dime por qué no lo puedo hacer.

Luisa se sentó donde el ministro le había señalado, se frotó las manos sudorosas, tosió levemente y espetó: 

-Señor, yo ya no trabajo para usted. Me ha despedido hace un rato. Yo ya no soy nadie aquí, así que prefiero no explicárselo -dijo Luisa sorprendiendo al ministro, que enarcó las cejas y se mordió el labio inferior.

-Luisa -le dijo-, hasta que no firme tu despido, sigues trabajando para el Ministerio del Tiempo, así que te conviene responder.

La asesora esbozó una leve sonrisa: “touché”.

El ministro le animó a hablar moviendo una mano.

-Señor, el Ministerio del Tiempo se creó para que nada cambie. Para que la Historia, tal y como la conocemos, siga así y usted pretende hacer todo lo contrario. No puede mandar a un equipo a 1217 para que los Amantes de Teruel se acaben casando. Diego e Isabel tienen que morir. 

El ministro se puso de pie y volvió a la ventana para mirar hacia los jardines del ministerio, dándole la espalda a Luisa.

-Mi mujer me ha abandonado -dijo en un susurro.

-Lo sé, señor - contestó Luisa, lo sabemos todos en el ministerio.

-Sabía que Rafael no guardaría el secreto. Luisa, yo siempre he creído en el amor -añadió-. Conocí a mi mujer cuando teníamos 17 años y nunca me he separado de ella. La quiero y no entiendo el motivo de su marcha. No puedo soportar que haya dejado de quererme.

-Pero eso no es excusa para cambiar la historia de los Amantes -le dijo Luisa.

-Te equivocas -espetó el ministro-. Soy el ministro del Ministerio del Tiempo y tengo capacidad para que esos dos pobres desgraciados de Isabel y Diego acaben juntos y no de manera trágica. Está en mi mano que se casen y sean felices. Puedo, y debo, conseguir que vivan el amor que a mí me está negando mi mujer.

Luisa se quedó mirando la espalda del ministro y espetó: Señor, usted es el ministro, yo solo le puedo dar mi opinión.

Lunes, 2 de septiembre de 2024

Luisa está tomando un café en la barra de un bar de la plaza del Torico. Travesuras del destino, cuando fue despedida del Ministerio del Tiempo fue contratada por una empresa de Teruel. Levanta la cabeza hacia la televisión, donde una periodista está hablando a la cámara.

“…el sector turístico de Teruel se ha mostrado muy satisfecho con los datos de este verano. Se han batido todos los récords de visitantes, atraídos especialmente por Dinópolis, el Mudéjar Patrimonio de la Humanidad y la historia de Los Enamorados de Teruel, la historia de Diego de Marcilla e Isabel de Segura, los dos jóvenes que en 1217 huyeron de la ciudad para poder casarse, a pesar de la oposición de sus familias. Las familias, arrepentidas por cómo trataron a estos dos jóvenes, decidieron construir un mausoleo para que allí se depositaran sus cuerpos y se lanzara un mensaje al mundo entero: el amor siempre triunfa.