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Relato de Javier Lizaga / Fotografía de Tomás Sanz ‘Escolano’

Siempre igual, me he dejado el dni. Justo hoy. El día en que el Torico parece “Desafío Total”. Vaya movida,… ¿Cuántos son? Doce camiones, joder… y con esos monos, esto es una película de plagas. Tengo que subir la Play del garaje. Y sin dni. A ver, yo tengo que ir al curro… No hay nadie, pero nadie. Yo me quedaba en casa. Ya verás cómo está el súper. No quedará de na. Pues mucho militar… pero van sin mascarilla, y yo con esta de tela de mi madre. A ver si ya están reponiendo, paso de la paliza de currar que me metí ayer. Parece que estén sulfatando, así vamos a acabar sulfataos. ¿Para qué querrán el papel del water? Bueno aquí nadie me pide nada, no sé si haga una foto. Luego se la envío a mamá. ¿Qué estarán haciendo? Luego les llamo. Qué día más gris. Habrá que ver a mi padre, estará que se subirá por las paredes. Ese ha salido tres veces a por el pan. Y a ver si Ana está mejor. Yo creo que lo ha pillao. Pero como no hacen pruebas. Joder que estuvimos tomando café la otra tarde. Esto es increíble, ni un coche. No me he dejado nada para cenar. Buf…pues pillo algo. No vayamos a liarla. Tengo que mandarle un mensaje a Carlos. Y a María. Con la excusa de todo esto, a ver cómo está, a ver si de esta deja al murciano, ahora que se quede en su casita. Que daño la mascarilla. De verdad, no creo que podamos llevar esto mucho. Son 15 días y ya está.

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No pensaba que cabía tanta vida en una ventana. Aunque y a mí qué. Me gustaría ver la cara de Hernández. Seguro que ha pensado diez veces que se moría. Ese irá con guantes hasta al cuarto de baño. Será gilipollas. Habrán llenado de mierda mi mesa. Odio esa silla, esas caras, sus puñeteros documentos y sus cuchicheos junto a la máquina del café. Sus plantitas. Los dibujitos de sus hijos. Los odio a todos. Odio esa maldita oficina. Y mi cara de gilipollas aquel domingo cuando llegué a la plaza del Torico como un boyscout a punto de que le partan la jeta. Aquí estoy atrapado. ¿Niños? Joder si es que hoy debe ser el primer día que pueden salir. Una hora y a un kilómetro. Normas para todo. Eso sí que se les da bien. Luego nosotros a escribir gilipolleces y a enviar papeles. Yo quería escribir poesías, y estudiar latín, entender a Hume, explicar a Aristóteles, como don Ricardo. Joder no para la gente. Todos con niños. Parece la procesión de los cagones. Somos unos imbéciles. Los unos obsesionados con los otros. Cada uno dictando sentencia del vecino. Y el puto tiempo es el que nos dicta sentencia a todos. El que nos machaca a hostias, el que nos pule. Nos va cercenando los sueños, como quien le saca punta a un lapiz con una navaja. Un lápiz de carpintero como el de mi abuelo. Entonces era feliz, con esa inquietud. Aun tenía fuerza para mandarlo todo a la mierda. Tiene gracia. Llorar ahora. Uno que quería morirse y que no se ha muerto. Llorar por estar vivo. Y desde la ventana del Polanco.

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Me tienen harto. ¿Qué se piensan que cae el dinero del cielo o qué? Papá, necesito unas zapatillas nuevas, papá, un ordenador, papá, el móvil…y luego que no queremos ir de viaje con vosotros. Pues se van a venir. Que se jodan. Encima que si es aburrido el crucero, que quieren ir a un camping, como sus compañeras. No tienen ni idea. Lo que les pasa es que son unos desgraciados. Se lo voy a soltar un día. Pues no está de puta madre nuestro crucero, si somos la envidia. Ya tengo ganas de salir de aquí y verme allí en el aeropuerto. Pagaremos priority y punto. Fuera colas y luego una semanita en la piscina,…que está petao el barco dicen. No tienen ni idea. Semana santa perfecta. Ya está todo pagao y punto. A ver si les he preguntao para pagar la hipoteca este mes. Se piensan que la vida es una terraza en el Torico. Y aquí su padre volviendo a las nueve. Joder, como conducen algunos. Inúuutil. Los de las furgonetas son los peores. Joder y hoy había reunión en la urba. Que asco. Me da pampurrias esa gente. Para que se meten, si les parece caro hasta el portero, ¿para qué? Hostia y tengo que enviar la respuesta a los chinos. La semana que viene les enviamos contenedores. Mira que tiene imaginaciones Anita. Mira que dice que les han puesto la mascarilla a todos y que han cerrao una parte del país por un virus. Estos chinos son la hostia. Aquí ni dios. Allí si que hay disciplina. Allí si que viven bien los ricos. Tengo que llevar allí a mis hijas, a ver si se enteran. Y que se olviden del concierto, que les van a sobrar.

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Empecé a hacerlo por casualidad. El primer recorte, de hecho, lo echaron a perder las lágrimas. El segundo quedó hecho un desastre. Y el tercero lo acabé tirando por falta de actualidad. Pero ya no fallé ni un día. Rellenaba cada funda de plástico con auténticas maravillas que recopilaba con el mimo de un naturalista que colecciona mariposas y con los mismos ojillos brillantes y la sonrisa de “brujita” que decía mi padre que se me ponía cuando resolvía las cuentas que nos mandaba el maestro, aunque hayan pasado 73 años desde aquello. Me encantaba ir a la escuela. Por primera vez, sabía lo que tenía que decir. La voz dejó de temblarme conforme el maestro preguntaba: “¿Luisa, no lo sabrás tú?”. Yo siempre lo sabía. Siempre he querido saberlo todo. Por eso, me encantaba leer tanto como me aburrían los libros de cuentas de la tienda. “Los leones invaden el aeropuerto de Masai Mara”, “Una mujer surfea la ola más grande de 2020” o “El uso de la bici subió un 50% en París”. Buscaba el mundo que quería. Las noticias que sabía que le interesarían y que como siempre podríamos comentar, entre su cinismo y mi buena fe, como siempre me acusa Carlos. Lo que no esperaba es que tardase 84 días en salir de esa maldita UCI. Ahora busco el momento para decírselo. Para enseñarle que he guardado el mundo para él. Y que lo puede leer aquí, asomado a nuestra plaza del Torico. Esto no va a poder con nosotros.

 

* Javier Lizaga

El vicio de escribir le llevó a licenciarse en Periodismo e incluso aplicarlo (TVE, Heraldo, Radio Zaragoza o actualmente en Aragón Televisión). Le apasionan los idiomas (ciclos completos EOI de Italiano e Inglés), la imagen (máster internacional de fotografía) y la enseñanza (máster Educación y Comunicación en la UAB). En 2016 superó el doctorado ‘cum laude’ en la Universidad de Valencia. En 2020 ganó el Primer Concurso de Relato Breve del Centro Comercial Abierto de Teruel.

* Tomás Sanz ‘Eescolano’

Aficionado desde hace tiempo a la fotografía en 3D, de la que tiene grandes recuerdos