Síguenos

Relato de José Miguel Meléndez Torán / Fotografía de Miguel Igual Martín

 

“Cariño, ¿recuerdas dónde dejamos la llave?...”

Aquella simple pregunta, se convirtió en el verano de 2021 en un acto fácil, encontrar la llave que abriera nuestro candado, un simple gesto para luego volver a cerrarlo. No habíamos pensado si quiera cambiarlo de sitio. Era algo mecánico, abrir para luego cerrar, el reto estaba en llegar y volver a vivir la experiencia.

El porqué era fácil, el sitio significaba mucho para nosotros. El atardecer en aquel acantilado fue uno de los momentos más románticos de nuestro noviazgo.

Abrir un candado no supone mucho esfuerzo, y a priori no oculta ningún enigma difícil de entender. Solo era un elemento metálico y dentado. Una llave, pero lo del candado y el recuerdo, escondía y suponía mucho más. No era por el metal del que estaba fabrcada, ni por lo que escondía, ya que estaba amarrado a una barandilla. 

“Estará en alguno de los juegos de llaves de la playa”, mi mujer tan organizada y lógica como siempre.

“Aquí está”, exclamé con alivio. 

Ya podíamos recuperar uno de nuestros recuerdos y revivirlo. Tras la pandemia, nos hemos marcado retos, para volver a vivir los momentos especiales de nuestra vida. Pero había algo que no encajaba en todo aquello.

Después de unas horas de viaje, alcanzamos la costa. Tomamos algo antes de subir a nuestro acantilado, vamos nosotros y de otros miles de personas que se habrían prometido amor en el mismo sitio.

Milagrosamente el candado estaba y nos pusimos manos a la obra, lo abrimos. 

 

No podíamos imaginar la cantidad de cosas que era capaz de abrir aquel candado.  En un primer instante nos sentimos más jóvenes, con un ánimo renovado. 

Durante la cena, el candado abrió nuestra mente a recuerdos almacenados y casi olvidados. Aquellos interminables viajes en el coche sin aire acondicionado de madrugada, felices y con una caja llena de casetes que devorábamos uno detrás de otro, mientras hacíamos kilómetros por la España interior.

Nos pusimos a cantar como si fuéramos en el coche. Nuestra música, nuestros sueños, los planes de futuro. Todavía estudiábamos, no teníamos ni idea de lo que sería nuestras vidas juntas, pero queríamos que así fuera. 

“Tenemos que repetirlo”, fue nuestra nueva idea juntos. Repetir no como una mala copia, sino repetir para volver a sentir. 

Nos dimos cuenta que los momentos especiales de nuestra vida juntos, lo habían sido en lugares icónicos, con música y además en muchos casos, con amigos. 

Este debería ser nuestro verano. Visitar, revivir, compartir y renacer. 

No todo lo que abrió el candado era bonito y rememorable. Nosotros no somos los mismos, las circunstancias son las peores de nuestras vidas, con restricciones de aforos, de horarios, con limitaciones para viajar con amigos, no es el momento ideal. Peso sí era el momento en que lo necesitábamos. 

Solo el hecho de acceder al acantilado suponía un reto logístico, ahora hay un aparcamiento y tienes que pedir cita, como si fueras al médico. 

 

El paisaje, las olas rompiendo, la inmensidad del mar, la puesta de sol, cambian según la temperatura de la luz y la época del año en el que te acercas. Lo que rodea al momento es lo que cambia y de qué manera. 

Nos hicimos un selfie, jeje, cuando subimos por primera vez fue una foto, nos la hizo otra pareja que paseaba por allí. Días después, ya en Teruel, fuimos a revelar el carrete. Sería ya de los últimos.

En esta ocasión nos tuvimos que quitar la mascarilla para retratarnos. 

Antes y después de tocar el candado nos pusimos gel hidroalcohólico.

Con más edad, más peso y más canas, en mi caso sin pelo. Repetimos el momento, revivimos y nos volvimos a prometer estar juntos y volver a repetir la experiencia. Fue entonces cuando nos preguntamos, ¿cómo será la próxima?

Desde luego este verano del 2021 es diferente de aquel hace 25 años.  Vacunados y con precauciones, es el verano en el que hemos vuelto a nacer. Recuperamos un recuerdo y generamos otro, bien diferente, pero que nos cargó las pilas. 

Nos hizo plantearnos buscar, visitar y volver a vivir y respirar aquellos sitios y con aquellas personas que nos hacían cargar las pilas para el resto del año.

Y así lo intentamos, quisimos abrir los sentimientos ocultos por una pandemia, un confinamiento eterno, físico, pero sobre todo mental. 

Y lo hicimos, con esfuerzo, por recorrer media España y Teruel, en aquellos sitios donde unas fotos nos recordaban lo felices que fuimos, en momentos clave para nuestras vidas. E intentamos visitarlos con las personas que lo solíamos hacer. 

Nos regalamos nuevas visitas, otros lugares que descubrimos y que nos hacen tener y sentir.

¿qué falta?, estamos en el sitio, pero falta algo, no es lo mismo. La pregunta se volvía a repetir, ¿cómo será la próxima vez y en qué circunstancias?

La respuesta en 25 años, igual algo menos, lo que nos toca ahora es RENACER.

 

* José Miguel Meléndez Torán

Barcelona, 1970. Comunicador desde 1991. Sobre todo radio y tv. Radio Minuto, Cadena SER, Televisión Local de Teruel, Onda Cero y desde 2005 Delegado de la Corporación Aragonesa de Radio y Televisión en Teruel.

 

* Miguel Igual Martín
Miembro de la Sociedad Fotografica Turolense descubriendo cada día horizontes nuevos en la fotografía.