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Abel Murcia, director del Instituto Cervantes de Moscú: “Wislawa Szymborska logró que el lenguaje coloquial fuera material poético” Abel Murcia, director del Instituto Cervantes de Moscú: “Wislawa Szymborska logró que el lenguaje coloquial fuera material poético”
Abel Murcia es, desde hace cuatro años, director del Instituto Cervantes de Moscú

Abel Murcia, director del Instituto Cervantes de Moscú: “Wislawa Szymborska logró que el lenguaje coloquial fuera material poético”

El filólogo presenta el nuevo número de la revista Turia en la Biblioteca Nacional de Madrid
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Abel Murcia oficia la presentación en la Biblioteca Nacional de Madrid de la revista cultural Turia. Él mismo ha coordinado un ambicioso sumario sobre la poeta polaca Waslawa Szymborska que incluye la publicación, y que representa un completo semblante artístico y personal de la Premio Nobel. 

- El monográfico de este número de  Turia es un homenaje a Szymborska, una autora desde luego conocida en España, pero no sé si además leída.

- El de Szymborska es uno de los casos más peculiares de la literatura polaca en español y casi de cualquier otro país, en el sentido de que probablemente es la única poeta que tiene toda su obra traducida el castellano. De ser absolutamente desconocida en nuestro país en el momento que recibió el Premio Nobel en 1996, ha pasado a tener toda su obra traducida. En realidad no toda, porque hay dos cositas que saldrán el año que viene en Nórdica, pero que también son muy recientes en Polonia. En ese sentido, el lector en español que quiera aproximarse a Szymborska puede hacerlo sin ningún tipo de problema. Como anéctoda puedo contar que Patxi López, en su investidura como lehendakari, citó un fragmento de Szymborska, y no es habitual hacerlo para alguien que no se dedica a la literatura. 

- Szymborska fue una de las grandes poetas en el país, Polonia, de la poesía. ¿Cuál diría que fue su principal aportación?

- Hacer natural lo que puede parecer no natural. Su tratamiento del lenguaje y de la realidad, a través de ese lenguaje, es magistral. Consiguió que el lenguaje cotidiano, coloquial incluso en muchos casos, fuera material poético sin ningún complejo. No es mérito únicamente suyo, hay otros autores, pero ese fue uno de sus grandes logros. Ella decía que la dificultad de la poesía debía ser para el autor, no para el lector. Más allá de eso era una persona absolutamente querida, sencilla y auténtica. Para ella ganar el Nobel fue una especie de tragedia entre comillas, porque la convertía en un personaje, y no en la persona sencilla que ella siempre había sido. Pero al final ella siempre estuvo por encima de esos clichés. Y esa sencillez que marcó su vida está muy presente en su poesía.

- Ha coordinado un monográfico en el que escriben una docena de personas, expertos en Szymborska. ¿En qué se ha basado para hacer la selección?

- En una época en la que hay un vacío de revistas literarias de importancia que se acerquen desde el ámbito del conocimiento y la crítica, me parecía importante, en el caso de una poeta que no pertenece a nuestro entorno lingüístico, dar voz de su entorno polaco. Por eso quería contar con amigos, críticos o poetas de su generación y de su país hablaran de Szymborska. Hay cuatro textos fundamentales; una aproximación de la evolución de los textos de la poeta traducidos al castellano; un texto entrañable de uno de sus grandes amigos, Adam Zagajewski, Premio Princesa de Asturias, escrito especialmente para Turia; y dos estudios de mucho calado, del mejor conocedor de la poesía polaca desde el mundo hispánico, Xavier Farré, que hace una serie de catas de la obra de Szymborska en su contexto original, y de Martín López Vega sobre la ironía en la autora, que es una de sus peculiaridades más características y complejas. Y después se incluyen una serie de textos más breves de personas de su entorno polaco, desde su secretario personal hasta una de sus mejores amigas, que dibujan una serie de cuestiones que tienen que ver más con cuestiones fuera de la poesía, pero que también tienen su influencia en la obra poética de Szymborska. Y todo eso lo cierra la que probablemente es la biocronología más completa que hay en estos momentos en español de Wislawa Szymborska. El objetivo es que este número de Turia sirva como punto de arranque para toda la crítica posterior que se haga sobre la obra de Szymborska, un lugar de referencia para cualquiera que quiera dar un segundo paso en el análisis de la autora. 

- ¿Opina que Turia es un vehículo autorizado para este fin?

- Espero que Teruel sea consciente de la infinita riqueza que tiene Turia. Es un lujo que la revista esté ahí. Hay muchos otros lugares que sería de cajón que tuvieran vitrinas de la misma calidad de Turia, y no solo no tienen nada parecido, sino que en muchos casos ni siquiera tienen nada. Desde Teruel seguramente es más difícil justificar la continuidad del universo de las revistas literarias, de las que quedan muy pocos representantes de la calidad de Turia. Es para descubrirse y estar muy agradecidos.

- Como director del Instituto Cervantes en Moscú, ¿cómo está el termómetro del interés del castellano en Rusia?

- La tradición del español en Rusia data de muchísimos años y es muy intensa, no solo en la lengua sino también en lo cultural. Es difícil encontrar una cultura en la que el Quijote, por citar un ejemplo, esté tan presente como la rusa. Hace un semana he visto por cuarta vez una obra representada por uno de los teatros de títeres más importantes del mundo con una larga tradición en Moscú, que llevaban a escena una versión del Quijote para los niños, y recientemente hemos hecho una exposición del ilustrador ruso de la versión del Quijote en spanglish procedente de Estados Unidos. En el teatro está presente, los grandes cantantes de ópera rusos han cantado quijotes... eso por hablar solo del Quijote, pero la realidad es que todos los clásicos están editados y muy analizados en Rusia. El interés es enorme, y lo más importante es que además es creciente.