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África Olaria Ballús, traductora e intérprete: África Olaria Ballús, traductora e intérprete:
África Olaria en los juzgados de Teruel tras asistir a un juicio como intérprete

África Olaria Ballús, traductora e intérprete: "La IA jamás podrá sentir los matices de la vida de la gente en los idiomas que pueda traducir"

"Me he encontrado con que en España el trabajo del intérprete está mal pagado y no es valorado para nada"
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África Olaria Ballús es traductora y habla francés, inglés, alemán e italiano, además de castellano y catalán. Hace de intérprete en los juzgados de Teruel y reside desde 2020 en Los Cerezos, pedanía de Manzanera. Esta profesional se instaló en la provincia por motivos de salud y asegura que vivir en el medio rural ha sido bueno para su equilibrio. Considera que en estos entornos hay una calidad de vida mejor, pero también advierte de “dificultades” como los problemas de movilidad o la falta de servicios.

-¿Dónde nació usted para ser tan políglota?
-Nací en Suiza y llegué a España con 30 años. En Suiza antes se enseñaban todos los idiomas, porque es un país peculiar, ya que tiene cuatro idiomas oficiales, que son el francés, el alemán, el italiano y el romanche, que es un idioma local que se habla solo en los Grisones. Además de esos te enseñan el inglés y como mis padres son de origen catalán, pues en casa se hablaba catalán. También hablaba castellano por los emigrantes que llegaban.

-Son muchos idiomas.
-Tardé mucho tiempo en hablar, según dice mi madre, pero cuando empecé a hacerlo hablaba todo en catalán, en castellano y en francés. Soy trilingüe de nacimiento.

-Habla entonces seis lenguas.
-Aparte de eso hice un año de mandarín en la Universidad, pero se me ha olvidado. El alemán lo tengo oxidado pero puedo traducir cualquier texto del alemán al castellano o cualquiera de los otros idiomas, pero no me atrevería a coger un texto en castellano y pasarlo al alemán.

-¿Siempre se ha dedicado a la traducción?
-Cuando vine de Suiza me dedicaba a reorganizar empresas, que era mi profesión. Aquí en España es imposible hacer eso porque nadie escucha. No existe ni esa profesión, cuando en Estados Unidos existe desde hace 40 años. Al final desistí y me tuve que reinventar de alguna manera.

La decisión

-¿Por qué decide ser intérprete en ese momento?
-Por la variedad de idiomas que conozco. Lo primero que hice fue homologarlos en la Escuela Oficial de Idiomas. También me he encontrado con que aquí la traducción no está valorada para nada. Podría contar mil historias de libros y películas que están muy mal traducidas, pero no porque los traductores no sean buenos, sino porque para comer de la traducción necesitas ir muy deprisa porque si no, no comes, porque está muy mal pagado. Hago de intérprete en los juzgados para una empresa que trabaja para el Estado español, y me pagan 10 euros la hora para un trabajo que tiene que ser muy preciso y requiere de una concentración absoluta.

-¿Por qué cree que no está valorado ese trabajo? ¿Tal vez porque tenemos históricamente una carencia con los idiomas?
-Creo que fue Benito Pérez Galdós el que dijo que el español es el único ser humano del planeta que hace de su ignorancia una bandera. Trabajaba en una empresa de traducciones y un cliente nos pidió que tradujéramos también el nombre de las calles, cuando eso no tiene sentido. He llegado a mandar muchísimos currículums a empresas de todo Aragón ofreciéndome a traducir sus páginas web a otros idiomas, porque les expliqué que estaban mal traducidas, pero les daba igual. La web es tu escaparate y si te presentas bien, ganas en ventas. En un país donde la traducción está tan maltratada como en España, va a ser complicado que nos comuniquemos bien con el exterior.

-¿Qué riesgos tiene la traducción automática, y más ahora con la Inteligencia Artificial?
-Para poder traducir tienes que comprender lo que lees y tienes que conocer la idiosincrasia del país que estás traduciendo. He vivido en otros sitios y conozco su mentalidad. Tienes que saber cómo es la gente y jamás una Inteligencia Artificial podrá sentir los matices de la vida y de las experiencias de las personas de los idiomas que pueda traducir. Otra cosa es que quieran vender que sí puede hacerlo. El traductor humano es irremplazable porque la IA no tiene alma.

-La IA está todavía en sus inicios.
-Los matices de lo que sienten las personas no lo va a tener la IA jamás. Nos olvidamos que la Inteligencia Artificial se alimenta de datos. Como los logaritmos están pensados por personas, ese logaritmo discrimina en función de quién introduce el dato. Ese es el peligro para todo con la IA. Mi padre era contable y siempre me dijo lo mismo, que a las cifras les puedes hacer decir lo que te dé la gana; pues a los datos de la IA les puedes hacer que hagan lo mismo, y eso es un peligro.

-El trabajo que me comentaba de reorganizar empresas se ve muy interesante, ¿a qué puede deberse que en otros países se hagan esas cosas y aquí no?
-El español de a pie no tiene el gen de la organización, y esta es la base de cualquier empresa, da igual que sea un bar o una fábrica con miles de empleados. He intentado ayudar a gente de aquí al ver cuántas patadas y cosas inútiles se hacen, cuando lo mismo se podría hacer con la mitad de tiempo, menos esfuerzo y ganando más dinero. En España me encontré con una empresa que puso a competir sus departamentos entre sí, cuando lo que hay que hacer es colaborar y establecer una buena comunicación.