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África Vázquez, escritora: “El chaval al que no le gusta leer es porque todavía no ha encontrado el libro preciso” África Vázquez, escritora: “El chaval al que no le gusta leer es porque todavía no ha encontrado el libro preciso”
África Vázquez tiene 28 años y ha escrito siete novelas

África Vázquez, escritora: “El chaval al que no le gusta leer es porque todavía no ha encontrado el libro preciso”

La zaragozana impartió un taller para aprender a fomentar el hábito de la lectura en los niños y jóvenes
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África Vázquez (Zaragoza, 1990) es licenciada en Historia, Master en Profesorado de Educación Secundaria y escritora de siete novelas. El jueves ofreció un taller para padres y madres durante el Festival Leo Teruel para aprender a fomentar el hábito de la lectura entre los jóvenes. Allí insistió en que, al contrario de lo que se piensa, todos los niños son aficionados a la lectura. Solo están esperando a que les ayudemos a encontrar el libro adecuado. 

- ¿Es cierto que, de entrada, los jóvenes están poco interesados en leer?

- Hay un mercado importantísimo de literatura infantil y juvenil. Todo el mundo conoce la repercusión que ha tenido la saga Harry Potter. Pero es verdad que hay cierto desequilibrio. Dentro de una misma clase de Primaria o Secundaria te encuentras chavales entusiastas que les encanta leer junto a otros que no les gusta. Ese desequilibrio nos hace pensar que los jóvenes no tienen interés en la lectura, pero si ves las cifras del mercado de novela infantil y juvenil descubres que no es así. Y en cuanto al chaval que no lee, estoy convencida de que es porque no ha encontrado todavía su libro. Todos, sin excepción, pueden engancharse a la lectura si lo encuentran. Y ahí entran los padres y los profesores, que tienen el papel de acompañarles en la búsqueda. 

- ¿Cómo hemos de actuar para llevarla a buen fin?

- Me gusta nombrar tres claves. La primera es el diálogo para conocer sus gustos. Si a un niño le gustan los videojuegos puede engancharse a una serie de librojuegos interactivos o a historias sobre las que están basadas determinados videojuegos. La segunda es la adaptación, es decir, saber buscar qué le puede motivar a un niño conociendo sus gustos. Y la tercera el diálogo, porque los adultos tenemos un criterio de calidad diferente al de los niños y los jóvenes, y hay que negociar y llegar a un acuerdo, entre lo que nosotros consideramos que es bueno, que no siempre tenemos razón, y lo que ellos nos piden realmente. 

- ¿Todo vale con tal de leer? 

- Es un error juzgar a los niños o jóvenes por lo que les apetece leer, aunque a veces nuestro criterio de adulto nos impulsa a considerar poco apropiados o poco valiosos determinados libros. Pero la literatura juvenil no es un género, sino que únicamente tiene un pacto de felicidad con el lector; es muy raro que un libro juvenil sea cruel y muy crudo, sino que tiene un mensaje de esperanza que lo diferencia de la literatura adulta. Pero dentro de esa literatura juvenil hay múltiples géneros y alguno de ellos van a satisfacer a cualquier joven. En general soy partidaria de no juzgar, respetar y acompañar. Quizá no nos gusta que nuestro hijo lea solo cosas sobre naves espaciales de Star Wars, pero de ahí va a pasar a la narrativa del universo Star Wars y luego se aficionará a la ciencia ficción para adultos. 

- ¿Los clásicos infantiles son buenos por el hecho de serlo? Porque hay moralejas que en el siglo XIX estaban muy bien pero que en el XXI rechinan...

- A veces pensamos que los clásicos son eternos, y no es cierto. Hay lecciones que eran apropiadas en una época que no tienen por qué serlo. Un ejemplo es el papel del bosque, donde antiguamente acechaban los peligros y hoy en día son un lugar protegido. Ahora no tenemos necesidad de enseñar a temer al lobo a los niños, sino de inculcarles otros valores. Y en cuanto a los estereotipos de género, que también abundan, aquí si que me voy a mojar. No me gusta la literatura machista ni infantil, ni juvenil ni adulta. Pero si a un niño o niña le gusta mucho una historia con estos tópicos, es mejor acompañarle y debatir con él que prohibirlo sin más.

- ¿El sistema educativo reglado acompaña? Todavía le tengo manía a La Regenta porque me obligaron a leerla al principio de la Secundaria...

- A todos nos gusta viajar, pero si nos tuviéramos que poner de acuerdo con el destino, discutiríamos mucho. Pero nadie dice que no le gusta viajar. Con la lectura pasa igual. Es difícil que 30 alumnos lean un libro y les guste a los 30. Desde las áulas es muy complicado gestionar esto. Pero también hay que trabajar la forma de plantear la lectura de un clásico. No es lo mismo obligar a leer el Quijote porque no hay más remedio, que decirles a los chicos que vamos a estudiar la historia de un tío que se le fue la pinza, se creyó que era un caballero, se puso un wáter en la cabeza y todo el mundo pensaba que estaba loquísimo. También hay que saber vender las cosas. 

- Es autora de siete novelas y en la primera de ellas, Vistas al cielo, que es juvenil, habla del maquis y de la guerra civil. ¿Se puede hablar de todo con los jóvenes a través de los libros?

- Se debe hablar de todo. Puede que la literatura juvenil tenga este pacto de felicidad en el sentido de tener siempre un optimismo subyancente. Pero en cuanto a la temática se debe abordar todo. Nuestro hijo se va a hacer preguntas sobre el sexo, las drogas, la política, la violencia, las guerras... De nosotros depende que busque las respuestas en nosotros o en libros que le podamos sugerir, o que las busque en fuentes incontrolables como internet. Y no es que internet sea malo de por sí, pero su información no está filtrada de ningún modo.