Agustín Jiménez, cómico y actor: “Comedia no es tu cuñado haciendo chistes, sino técnica, profesión y cosas que contar”
El artista extremeño actuará este viernes en Albalate del Arzobispo durante el Festival de los CastillosEl actor y cómico extremeño Agustín Jiménez protagonizará uno de los espectáculos más destacados del Festival de los Castillos en Albalate del Arzobispo. El extremeño ofrecerá ¿Quién soy yo? este viernes, a partir de las 23 horas.
-Usted es conocido sobre todo como cómico, pero además es actor licenciado por la RSAD, guionista, clown, dibujante, mago, hace radio y, esta temporada, le hemos oído hasta cantar e imitar en Tu cara me suena. Su currículum académico apabulla...
-No tendría que haberlo metido todo en el currículo (risas). A ver, lo de ser actor puede ser vocacional, pero desde luego hay que tener muchos conocimientos técnicos, y un artista tiene que formarse siempre y en muchos campos, no solo para tener esos recursos técnicos que te salvan cuando un día quizá estás cansado, sino para tener una visión ancha del mundo y comprenderlo bien. Hasta los ordenadores son ahora multitarea, así que para una persona sería muy pobre limitarse solo a ser actor.
-Entonces, eso de que el actor no se hace sino que nace, ¿nada de nada?
-Puede haber actores que nazcan con esa vocación o que quizá en un momento de su vida descubran que lo son, pero la formación y la técnica es vital. Además el oficio de actor va mucho más allá de aprenderse un texto y saber interpretarlo, sobre todo cuando haces teatro o te dedicas al espectáculo en vivo. Puede parecer un tópico pero es cierto que hay que hacer teatro para aprender bien, porque el audiovisual te permite repetir las escenas. El teatro no engaña, y si te equivocas te pillan a la primera.
-En una ocasión Guillermo Montesinos me contó que no le gustaban los actores de cine que afrontaban las escenas dando por hecho que se podían repetir una y otra vez, o que al mínimo error paraban la acción.
-Cada uno trabaja como quiere o como puede. Yo personalmente en el cine o la televisión trabajo como si solo tuviera una toma, la primera siempre es la buena. Si luego el director quiere rodar más para tener material, pues allá él.
-Ademas ha escrito guiones para usted mismo y para otros cómicos o espacios de TV.
-Mis monólogos, espectáculos o intervenciones en la radio sigo escribiéndomelos yo, y me sigo gustando. El humorista suele trabajar con repertorio ajeno, y a me gusta diferenciarlo del cómico porque creamos material de comedia, como Eugenio o Gila, que escribían sus propios chistes. Cuando escribes tus textos son más auténticos y la improvisación sobre ellos es más natural, porque no estás interpretando a nadie que no seas tú.
-’¿Quién soy yo?, el espectáculo con el que visita Albalate, no es una excepción. ¿De qué habla?
-Pues cuento por qué me dedico a esto y en qué consiste el arte de hacer monólogos y ser cómico. Cuento algunas entretelas, desde cómo calculas la media de edad del público para saber por dónde tirar, hasta algún truco que conoces para cuando un chiste no entra bien. Es un espectáculo divertido y quizá el más vivencial y personal que he escrito. Cuando vas por los locales con 30 años de algún modo interpretas a un personaje, a un macarra golfo que hace reir, pero cuando eres padre y tienes 50 años eso ya tiene menos sentido, así que tiro más de mí mismo.
-Usted es uno de los introductores y máximos exponentes del género del monólogo en España, que adaptó el humor que se hacía antes a los nuevos formatos. ¿Da síntomas de agotamiento o le queda cuerda?
-Yo comparo la comedia con la música, que son artes muy similares, y siempre se alternan periodos de buena música con otros de mala música. Y ahora la comedia pasa por un buen momento, con muchos cómicos de calidad y muchas maneras de formarse. Existen menos espacios en TV donde expresarse que antes, pero hay muchos locales open mic y están las redes sociales. La forma de hacer comedia va evolucionando, como la música, pero no creo que el monólogo esté agotándose ni mucho menos. Hoy en día por ejemplo se tiende a romper la barrera que existía antes entre el cómico y el público, y el humor es mucho más interactivo, donde haces que el espectador participe en el show en lugar de solo mirar. Y los locales siguen llenándose.
-¿Evolucionan también las cosas que nos hacen reir?
-La clave es que la comedia no es tu cuñado contando chistes, o como decía alguno, cocaína y suerte, salir al escenario a ver qué pasa. Detrás de un espectáculo de humor tiene que haber profesionalidad y técnica, y sobre todo algo que contar. Tienes que hacer reir, desde luego, pero si en lo que cuentas no hay inquietudes, reflexión, compromiso social... si no hay algo un poco más profundo detrás, no funciona.
-Yo pensaba que bastaba con ser un tipo gracioso...
-Qué va. Hacer humor significa hacer una propuesta que vaya mucho más allá del humor, llevar a la gente a un sitio donde no haya estado. Y yo soy un tío gracioso, ¿eh? Pero no se funciona solo con eso. Cuando monto una línea (un monólogo) no puedo contar con que, como soy gracioso, la gente se va a morir de risa en cuanto abra la boca, solo con oírme. Porque es que luego nunca pasa eso.