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Aldara Molero, actriz y dramaturga andorrana: Aldara Molero, actriz y dramaturga andorrana:
Aldara Molero (segunda por la derecha), autora e intérprete de 'Los hijos de cualquiera', durante una representación. C. Ventura

Aldara Molero, actriz y dramaturga andorrana: "La perspectiva de la mujer no solo se debe aplicar a los problemas sobre machismo"

Molero lleva a Andorra 'Los hijos de cualquiera', una obra sobre el narcotráfico en Galicia
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La compañía madrileña Producciones Bernardas regresa al Espacio Escénico de Andorra donde este viernes, a partir de las 20 horas, representará Los hijos de cualquiera, la historia de la asociación Érguete y de las madres que durante los años 80 libraron -y vencieron- una batalla desigual contra el narcotráfico. La obra está codirigida por Natalia Mariño y la andorrana Aldara Molero, que además interpreta a una de las protagonistas.

-Llevaba varios años sin actuar en su patria chica...
-Por lo menos cinco o seis años sin actuar en Andorra. El último montaje de Producciones Bernardas no llegamos a llevarlo al quedarme embarazada. Pero a Andorra si que voy mucho porque sigo teniendo allí a mi familia y a mis raíces, sobre todo desde que nació mi hijo, porque ya no es solo mi pueblo sino también el suyo.

-Y llega con ‘Los hijos de cualquiera’, una historia sobre la lucha civil de las madres gallegas contra el narcotráfico.
-Estoy muy ilusionada porque es la pieza con la que más me identifico como creadora. Y aunque la historia es dura y el proceso emocional de ensayar los personajes ha sido muy duro, hacerlo con cuatro actrices (Maite Colodrón, Marina Herranz, Irene Maquieira y Marta Megías) que además son mis amigas ha sido muy satisfactorio.

-¿Y cómo nace este proyecto? A priori no tiene nada que ver con usted...
-Hemos tenido bastante síndrome de la impostora, una de Costa Rica (Natalia Mariño) y una de Teruel codirigiendo un montaje sobre el narcotráfico gallego (risas). Pero es una historia que me atrapó desde que empecé a documentarme. Me puse en contacto con la asociación Érguete y me dejaron tan alucinada que a cada momento me preguntaba por qué todavía no se había llevado esta historia al teatro. El concepto de hormigas contra elefantes siempre me ha identificado mucho, así que esta historia teníamos que hacerla y contarla, porque estas madres llevaron a cabo una lucha ejemplar, y además no fueron reivindicaciones que se quedaran en nada, sino que ganaron y el narcotráfico entrara en la agenda política.

La droga

-¿Qué logros consiguió esta asociación de contra la droga?
-Carmen Avendaño cuenta que tardó diez años, pero logró que los pazos que se compraron con dinero de la droga se embargaran y acabaran siendo de titularidad pública. Se convirtieron en empresas asociadas a la reinserción de jóvenes. Ellas estuvieron muy presentes en el Plan Nacional Contra las Drogas, hicieron que se empezara a hablar de VIH, que se metieran preservativos en las cárceles, que los presos no tuvieran que compartir jeringuillas, hicieron charlas de prevención... y Érguete es hoy en día una Fundación y una gran empresa gallega cuyo principal motor es la reinserción de personas que han sufrido drogodependencias.

-¿Cómo llevan su historia a las tablas?
-Con mucho respeto. Es una historia tan tremenda que me daba miedo. No es teatro documental ni contamos la historia de cinco mujeres en concreto, sino que fundimos muchas historias reales en cinco mujeres de ficción. Desde los primeros “mi hijo está raro” hasta que los funerales empiezan a ser habituales, contamos todo ese proceso que llevó a las mujeres a plantarle cara al narcotráfico, reunirse en el bar donde se vendía la droga o ir a hablar con el presidente de la Xunta Galega

-¿Se ha inspirado aunque sea en parte en la popular serie ‘Fariña’?
-No quise ver la serie para no tener influencias que no fueran hechos estrictamente reales, porque prefería que todo lo creativo saliera de mi cabeza, que no pudiera influirme alguna imagen de la serie que luego diera pie a comparaciones. Supongo que a estas alturas ya podría verla.

-’Los hijos de cualquiera’ tiene una perspectiva de género porque la historia la cuentan cinco madres, pero no es una historia de género...
-No, y eso es algo en lo que me gusta insistir. Las mujeres, o el colectivo LGTBI por ejemplo, tienen problemas por ser mujeres y pertenecer al colectivo LGTBI, pero también tienen problemas que no tienen nada que ver con eso, que comparten con el resto del mundo. Ver un problema desde la perspectiva de la mujer no necesariamente significa que tenga que ser un asunto sobre machismo. En este caso el problema del narcotráfico en Galicia era global y social, pero nosotras lo tratamos desde el punto de vista de las madres porque es más completo y fiel a lo que ocurrió. La verdad es que los hombres nunca estuvieron en primera línea de batalla.

-Desde una perspectiva actual resulta poco menos que increíble que los padres de los jóvenes muertos no se implicaran tanto como sus madres...
-Pues así fue. Quizá tuvo que ver con la vergüenza social, o por la irracionalidad a la hora de actuar, pero lo cierto es que aunque hubo hombres en las reivindicaciones, cuando estos se sumaron lo hicieron siempre tarde y en segunda línea. Cuando ellos empezaban a pensar en que había que hacer algo, las madres ya hacía tiempo que se plantaban en la puerta del bar para impedir que sus hijos compraran droga.