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Begoña Pérez. Editorial Planeta

Begoña Pérez, influencer: "Cuando uno empieza a priorizar vamos a lo que queremos, que yo entiendo que es la felicidad"

'La Ordenatriz', con más de 700.000 seguidores, recopila sus consejos en el libro 'Limpieza, orden y felicidad'
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Por Inés Escario

Begoña Pérez, más conocida como La Ordenatriz gracias su perfil de Instagram donde acumula más de 700.000 seguidores, acaba de publicar Limpieza, orden y felicidad (Planeta), un libro en el que recopila decenas de consejos para alcanzar la paz mental, tras constatar que “conforme vamos ordenando las cosas materiales, se nos va ordenando la mente”.

Con cuatro ediciones desde su publicación y en la lista de los más vendidos, Pérez se muestra sorprendida por un éxito que no imaginaba. “¡No esperaba que fuera tan necesario!”, señala en una entrevista con Efe a su paso por Zaragoza como parte de la promoción de este manual de “pequeños trucos para solucionar grandes desastres”.

-¿Cómo empezó a difundir esta relación entre limpieza, orden y felicidad?
-Abro la cuenta de Instagram en marzo de 2019 porque me quería dar a conocer como organizadora profesional. Pero antes de eso, llego a un trabajo mental cuando pierdo a mi padre dos años antes, en 2017. Y después de la pena, ese duelo normal, veo que tengo la casa hecha una desastre y mi organización se ha ido a tomar viento fresco, por lo que me tengo que organizar. Y cae en mis manos el libro de Marie Kondo. ¡Yo pensaba que se le había ido la olla! Al principio, no entendía qué era eso de agradecer, pero me empiezo a dar cuenta cuando comienzo como organizadora profesional y me va bien que es muy importante el agradecimiento a las cosas y a los momentos, que son inmateriales. Cuando llega marzo de 2020 y nos encierran no puedo ir a las casas, así que comienzo a poner trucos y cosas en la cuenta, ¡y aquí estamos! Un libro después y 700.000 seguidores más.

-En esta sociedad de la inmediatez en la que siempre vamos con prisas, ¿qué podemos hacer para conseguir esta paz mental con el orden?
-Efectivamente, el tiempo es un gran valor que nos falta, pero yo creo que lo ideal es pensar qué necesita cada uno, tanto en limpieza como en orden. Parece que no, pero cuando uno pone tiempo a lo que nos va a costar hacer la limpieza de la cocina, de un jersey o lo que sea, sabe priorizar. Porque con eso vamos viendo que eso me importa más que, por ejemplo, llegar cinco minutos antes a una cita. Cuando uno empieza a priorizar vamos a lo que queremos, que yo entiendo que todos queremos la felicidad.

Dificultades

-¿Siempre ha sido una ‘Ordenatriz’?
-¡Para nada! (Ríe) Siempre he sido muy intermedia, los extremos no me gustan, y en esto, tampoco. Pero sí que es verdad que con esta cuenta y con esta profesión me he dado cuenta de que hay procesos. Hay gente que es ordenada, tiene ese don, y que lo aprovechen porque es una gozada. Pero, por otro lado, también podemos estar en un proceso desordenado, y no tenemos que hablarnos mal, como “soy un desastre” o “soy desordenada”. No, “estoy en un proceso desordenado y, si me compensa, llegaré a ser ordenada”. O, por lo menos, llegaré al orden que a mí me sirva.

-Además, en casa tiene un factor de dificultad para el orden, con siete hijos. ¿Cómo es la organización?
-Nos organizamos, queda mal decirlo, pero malamente (ríe). Bien es verdad que vienen uno a uno, no han venido todos a la vez. Cada uno necesita su espacio, pero lo mismo que si yo me tomo un café con leche, esa taza la tengo que colocar en el lavaplatos, ellos en su medida y con sus edades, también. No es un castigo ni una maldición, pero ellos tienen que saberlo y, con respecto a eso, ir valorando también las cosas.

-¿Y cuáles son los productos que nunca le faltan?
-Bicarbonato, vinagre, agua, las bayetas de microfibra, la fórmula mágica (agua caliente, jabón en escamas y amoniaco), el percarbonato y los polvos de talco.

-La laca es uno de esos productos a los que les da usos insospechados, por ejemplo…
-Sí, ha sido alucinante descubrir lo que puede hacer la laca por nosotros. Es un desincrustante estupendo. Entonces, la podemos utilizar tanto en un desteñido como para quitar pintura o en arañazos en el coche, mientras no se haya dañado la tercera capa de pintura.

La laca

-Hablando de la originalidad de la laca, usted defiende la creatividad en la limpieza y el orden, ¿cómo influye en un ámbito que parece más “cuadriculado”?
-Sí, a veces la gente me pregunta qué tiene que hacer, por ejemplo, con el moho. Siempre hemos visto que el moho se ataca con lejía, que es verdad, es un antifúngico, pero también hay cosas que podemos ir salvando sin ella. La lejía es necesaria, pero por ejemplo, el vinagre y el sol van muy bien contra el moho. Lo importante es pensar cómo actúa el moho: se pega por esporas, le gusta la humedad, la sombra… Conforme a eso, quiero ir transmitiendo a la gente que piense y también que valore la prenda: no es lo mismo salvar un sofá de 3.000 euros que una camiseta de 3.

-¿Cómo ha ido recopilando todos estos consejos?
Hay mucho consejo “de la abuela”, de los de toda la vida. Además, yo no sabía que sabía, y ha ido floreciendo. En cosas como la laca ha sido también con los seguidores; contesto muchos mensajes al día, y la gente me cuenta cosas y voy actuando con lógica y con creatividad, voy aunando y digo: “Esto lo voy a contar”.