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Blas Vicente, investigador y escritor turolense: “El estigma que tenía la jota de ser cosa de derechas hizo que otros folclores nos adelantaran” Blas Vicente, investigador y escritor turolense: “El estigma que tenía la jota de ser cosa de derechas hizo que otros folclores nos adelantaran”
César Rubio y Blas Vicente (de izda. a dcha.) son los autores de ‘Jotas para una guerra’

Blas Vicente, investigador y escritor turolense: “El estigma que tenía la jota de ser cosa de derechas hizo que otros folclores nos adelantaran”

DobleUve acaba de publicar un libro divulgativo sobre la historia de la jota durante la República y la Guerra Civil
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Blas Vicente es un investigador de Manzanera que ha participado en la edición de obras como Italianos en la Batalla de Levante, Liberad Teruel o La Batalla de Teruel desde el aire. Ahora reúne dos de sus grandes pasiones, el estudio de la Guerra Civil Española y la jota aragonesa, en su último libro escrito junto a César Rubio y publicado por Dobleuve: Jotas para una guerra.

-Como sus otros trabajos, este tiene vocación divulgativa, pero también reivindicativa...

-Tiene dos objetivos muy claros. El primero es contar qué ocurría con la jota durante ese periodo tan convulso que fue la Guerra Civil, porque aunque se suspendiera el certamen oficial había jotas, y no pocas, pese a que no hay nada escrito sobre ese periodo. Y el segundo objetivo es reivindicar y demostrar que la jota no tiene color ni bandera, que es universal porque pertenece al pueblo, y que aunque en las últimas décadas del siglo XX se identificó con las derechas, eso está totalmente injustificado.

-No tiene color o los tuvo todos, que para el caso es lo mismo, ¿no?

-La jota fue un vehículo muy importante para transmitir ideas, y tiene mucho sentido que todos lo utilizaran para tratar de difundir su ideario. En la II República la jota ensalzó ese nuevo régimen, lleno del libertades, al estallar la guerra la jota se cantó en ambas trincheras, y durante el Franquismo el régimen la instrumentalizó, como otras cosas, para glorificarlo. Lo de La Virgen del Pilar dice... es original de 1848 y en la guerra se adaptó en ambos bandos. Desde La Virgen del Pilar dice / que no quiere ser facciosa / que está de yugos o flechas / hasta la misma corona en un bando al La Virgen del Pilar dice / que no quiere más plegarias / que quiere ser Almirante / con la insignia de Canarias en el otro.

-¿El Franquismo puso de moda la jota aragonesa?

-Fue al contrario. La jota en los años 30 vivía su mejor momento, Nobleza Baturra (1935) había sido un exitosa y se cantaba muchísima jota. El Franquismo aprovechó que la jota estaba de moda para utilizarla como herramienta.

-¿Diría no obstante que la jota fue especialmente beligerante en el asunto político?

-Yo lo comparo al actual Whatsapp, en el sentido en el que cuando algo está muy extendido se utiliza a conveniencia. En esa década se cantaba muchísima jota y algunas coplas iban dirigidas a propagar los respectivos idearios, o levantar la moral de las propia tropa. El Pastor de Andorra dijo en alguna entrevista que cuando estaba en la trinchera cantaba jotas para espantar el miedo.

-¿Ha sido sencillo rastrear esas coplas políticas, de uno u otro bando?

-En absoluto. Las hemos recopilado por dos medios, los discos de pizarra de los años 30 que tiene César Rubio en su gran colección, y también de algunos libros que se escribieron durante la guerra, como Ronda Guerrera de Abad Tardez. Y el resto las hemos obtenido de la tradición oral, hablando con amigos y otros estudiosos.

-¿Sobrevive ese sesgo de identificar la jota con las derechas?

-Creo que fue muy evidente hasta finales del siglo XX y en los últimos veinte años se está dejando atrás. Pero es cierto que en los 80 y los 90 el estigma de que la jota era afecta al Franquismo fue en detrimento de su popularidad, y provocó que otros folclores españoles nos adelantaran.

-¿Podría ir en contra de la candidatura de la jota como patrimonio inmaterial de la Humanidad?

-Creo que no. En ese sentido la Academia de la Jota Aragonesa está haciendo un buen trabajo. En todo caso yo creo que la jota ya es algo universal, pero por desgracia estamos en la sociedad de las etiquetas.

-’Jotas para una guerra’ es un libro cortito pero denso en contenidos...

-Podríamos haber escrito mucho, pero queríamos hacer un libro que se leyera, que fuera ligero y que contribuyera a difundir la jota. Además del desarrollo histórico de la jota del periodo que nos interesa también hay muchas jotas, 18 biografías de personajes importantes, e incorpora un código QR que redirigen a 50 jotas cantadas en Youtube. Y la portada nos la ha hecho Amparo Giner, con un estupendo diseño que no tiene nada que ver fotos antiguas ni esas cosas.

-Este lunes se presenta en el Centro Social de San Julián (19.30 h.), en un acto en el que, seguramente, habrá jotas.

-Está claro. No va a ser una presentación al uso, y para eso nos acompañará a César y a mí un buen elenco, con Jorque Yagüe, Víctor Blasco, Miguel Ángel Gaspar, Mari Bertolín o Ismael López. Somos del Centro Aragonés de Valencia y de otros centros, amigos desde hace muchos años, y será muy divertido.