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Carlos Javier Sancho, gerente de Calzados Sangal de Andorra: “En los años de auge de las minas venía un camión de Kickers y otro de balones” Carlos Javier Sancho, gerente de Calzados Sangal de Andorra: “En los años de auge de las minas venía un camión de Kickers y otro de balones”
El director de Comercio de la DGA, Jesús Sánchez, entrega el premio a Rafaela Galve y Pilar y Carlos Sancho. Miguel Pedrosa

Carlos Javier Sancho, gerente de Calzados Sangal de Andorra: “En los años de auge de las minas venía un camión de Kickers y otro de balones”

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La Asociación Empresarial de Andorra-Sierra de Arcos y Bajo Martín entregó el pasado viernes a Calzados Sangal, de Andorra, el Premio a la Trayectoria Empresarial de sus Premios Empresa por 120 años de trabajo y cuatro generaciones dedicadas en cuerpo y alma a la fabricación, venta y reparación de zapatos. Su gerente, Carlos Sancho, mira al pasado con nostalgia y al futuro con preocupación, pues “el pez grande (las grandes plataformas de venta) se come al pequeño”. Apuesta por la cercanía y la actualización para sobrevivir, y confía en que la central térmica salve su última amenaza de cierre para dar tiempo a reindustrializar la comarca para frenar la despoblación. 

- ¿Cuántos años lleva en marcha la zapatería?

- Pues mi bisabuelo ya era zapatero en Martín del Río allá por el año 1900, así que somos cuatro generaciones. Bajaron a Andorra y aquí la familia fueron carteros y zapateros en general. Hacían zapatos a medida y en 1970 decidieron abrir un negocio de venta al público, también con reparación. Empezaron con Paredes y Kelme. Ahora tocamos muchas marcas.

- ¿Cómo ha evolucionado el negocio en todos estos años?

- Como en Andorra en los años 60, 70 y 80 había tanta ebullición con las minas, se vendían burradas. Luego ya se cambiaron de sitio a un punto más bueno, digamos, por la zona comercial.

- ¿Siguen haciendo reparaciones o ya sólo venden?

- Todavía hacemos algo de reparación. Yo me salí del colegio en octavo de EGB porque había mucha faena en casa. Mi hermana Pili también ha estado desde siempre y, sobretodo, mis padres Honorio y Rafaela, que han sido siempre muy trabajadores. Él falleció en 2010 y ella está jubilada. 

- Ha dicho que durante el auge de la minería se trabajaba mucho el calzado. ¿Qué era lo que más se vendía?

- Antes había un tanto por ciento de niños exagerado, vinieron muchísimas familias del sur. La marca Kickers regalaba un balón por cada par de zapatos, por lo que venía un camión de Kickers y otro de balones. Se vendía horrores, pero mis padres siempre han sido muy trabajadores y muy emprendedores. 

- ¿De qué manera afecta a los negocios rurales el comercio electrónico?

- Nosotros nos hemos actualizado, tenemos Facebook y página web. Pero la sensación es que el pez gordo se come al pequeño y entre Amazon y cuatro plataformas se comen todo el bacalao. 

- ¿Se nota en las ventas?

- Se va sobrellevando. Este invierno, hablando con representantes y con todo el mundo en general, se palpa en el ambiente que el pequeño comercio sufre las ventas por Internet. Están diciendo en prensa que hasta en las grandes superficies están sobrando muchos metros cuadrados porque se lo está comiendo Internet. Da un poco de miedo y tenemos inquietud de ver hacia dónde vamos. 

- ¿Qué se puede hacer?

- En nuestro caso, seguimos con la reparación. No está bien hablar de uno mismo, pero creo que hasta ahora hemos tratado muy bien al personal, somos cercanos y la gente está contenta. 

- Por precio es difícil luchar contra las grandes plataformas.

- Sí, aunque también hay que hacer ver a la gente que hinchan el precio de venta al público y después te hacen un 30% de descuento. Yo tengo el precio que me marca la fábrica, ni más ni menos. No me gusta pecar de pasarme ni de quedarme corto. 

- ¿Hay espíritu emprendedor en Andorra?

- Siempre ha estado tan a mano la gran empresa Endesa que no ha habido demasiado espíritu empresarial. No sé cómo reaccionaría la gente si empezara a fallar la térmica. De momento lo que se ve es que se está yendo mucha gente joven hacia las capitales y Andorra está perdiendo habitantes. De tener 11.000, ahora estamos 7.000. Y los pueblos de alrededor están perdiendo personal. Lo fastidioso es que se están marchando. Esperemos que den una prórroga a la térmica y la aguanten unos años hasta que haya energías alternativas más eficientes.

- ¿Qué sería de empresas como la suya si cerrara?

- La madre Endesa siempre ha sido el motor de la zona. Esperemos que de momento aguante para que se vaya reindustrializando la zona. Yo soy optimista.

- ¿Qué ventajas tienen por pertenecer a la asociación?

- La unión hace la fuerza. Organizan campañas de Navidad y otras para mover un poco. También tenemos la Tarjeta Amiga con la que el cliente tiene descuentos del 2 por ciento. Espero que el comercio vaya cambiando y se adapte a los nuevos tiempos. Nosotros estamos, por ejemplo, con un grupo de deporte, TotalSport, que si no hay en la tienda un número y un modelo lo pedimos y en 24 horas está en casa. Las herramientas mejoran. 

- Será un orgullo para ustedes que los empresarios les reconozcan su trayectoria.

- Estamos muy agradecidos y satisfechos. Mis padres han sido exagerados de trabajadores y tenían mucha visión emprendedora. Sólo he pensado en eso cuando nos han dado el premio. Que se hayan acordado de la familia es un orgullo.