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Daniel del Carmen, Premio Solete 2023 de Anudi: “La situación de las familias se agrava cuando la persona con discapacidad supera los 21 años” Daniel del Carmen, Premio Solete 2023 de Anudi: “La situación de las familias se agrava cuando la persona con discapacidad supera los 21 años”
Algunos de los usuarios de Anudi entregan personalmente el Solete 2023 a Dani del Carmen (izda.) en la gala del sábado

Daniel del Carmen, Premio Solete 2023 de Anudi: “La situación de las familias se agrava cuando la persona con discapacidad supera los 21 años”

El enfermero reclama inversiones y voluntad política para mejorar la calidad de vida del colectivo y sus cuidadores
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El enfermero calamochino Daniel del Carmen recogió este sábado el Preimo Solete que entrega anualmente la Asociación Nuevo Día, por su implicación en mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad y sus familias, a través del programa Respiro que se organiza anualmente.

-La del sábado fue una tarde emocionante para usted...

-Imagínate... había muchas ganas de hacer una buena gala y fue una preciosidad. Cuando me comunicaron lo del premio fue muy emocionante. Estas cosas no se hacen para recibir nada a cambio, pero cuando lo reciben es muy especial. Cuando salieron los chicos a entregarme el premio, alguno me decía ‘¡Dani, que te han dado un premio!’. Fue muy especial.

-¿En qué consiste el programa Respiro?

-Consiste en organizar un fin de semana, desde el viernes al domingo, en el que nos vamos una serie de voluntarios con los usuarios de Anudi a convivir, visitar cosas y hacer actividades adaptadas a las posibilidades de cada uno. Para sus familias es la forma de poder dedicarse a sí mismos durante todo un fin de semana.

-¿Usted está vinculado a Respiro desde hace tras años, y es el actual coordinador?

-No, no. Yo colaboro como voluntario y enfermero, pero realmente lo coordina cada año un grupo de voluntarios. Este último año, que se hizo en la Colonia Polster de Alcalá de la Selva el último fin de semana de septiembre, lo coordinó Elena Amador con ayuda de César y Nieves, que son quienes organizaron el viaje y el plan de actividades.

-¿Cuántos usuarios de Anudi y cuantos voluntarios están implicados en Respiro?

-Este año estuvimos 21 usuarios y 27 voluntarios. Intentamos que haya siempre un voluntario por cada usuario, para ocuparse de él, y que además haya unos cinco de refresco.

-Usted ha repetido en dos ocasiones y eso que, como contó en la gala, su primera experiencia fue algo traumática...

-Sí... bueno, conté como anécdota que Anudi se puso en contacto conmigo porque necesitaba un enfermero que se ocupara de medicaciones y tal. Yo tuve una semana para ir a las casas de los casos más complicados, con chavales con respirador, goteros, traqueotomías o sondas estomacales... algunos de ellos duerme mal y tienes que ocuparte, y como son tantos cuando no pitaba una bomba pitaba otra... Pero eso fue la novatada, en los otros Respiros me he organizado bien, con mis apuntes y mis fichas que hacen el trabajo mucho más fácil. Y la química que hay en ese lugar es muy especial, es lo que te hace repetir. Allí todo el mundo está porque quiere estar, porque quiere colaborar, y los chavales son encantadores y se hacen querer.

-¿Más allá de su labor, que es específicamente de enfermería, que formación se necesita para atender a las personas con discapacidad en Respiro?

-Ninguna. De hecho quien se presenta voluntario ya tiene algo dentro que le capacita perfectamente. A las personas que no tienen formación específica ni han tenido contacto con discapacidades se les encarga de chavales que presentan menos problemas, estar pendiente de que coma, de ducharle y esas cosas. Suelen venir muchas chicas jóvenes, que estudian Magisterio o Educación Especial, algunas de las cuales incluso ya han hecho prácticas en La Arboleda. Tienen experiencia e incluso conocen a muchos de los chicos, y se encargan de quienes necesitan más atención. Lo único realmente necesario es querer compartir tu tiempo durante un fin de semana.

-En su discurso del sábado habló sobre la problemática de las familias de personas con discapacidad, que se agrava por encima de los 21 años.

-La Arboleda es un centro con especialistas en el que los chavales avanzan en la medida de sus posibilidades. Los pobres están siempre luchando contra los recortes y la falta de especialistas y cuidadores, pero para las familias es muy importante. Sin embargo cuando cumplen 21 años ya no pueden seguir yendo  allí, y en Teruel solo puedes llevarlos a Zaragoza, donde tampoco hay centros completamente públicos, o llevarlos a El Pinar. El Pinar es un buen centro y tiene un equipo humano excelente, pero es un centro asistencial y no es apropiado ni tiene especialistas en terapias para personas con discapacidad. En muchos casos eso significa que el padre o la madre tienen que dejar de trabajar y dedicarse en exclusiva a cuidar de su hijo, y no para todo el mundo eso es posible. También está Atadi que llenan un hueco muy importante, pero donde no se pueden atender a personas cuya discapacidad es demasiado grande y no pueden trabajar. Creo que debería haber voluntad e inversiones para encontrar soluciones y atender a estas familias.