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Enrique Barrio, presidente de la Fundación Amigos de Monkole: Enrique Barrio, presidente de la Fundación Amigos de Monkole:
Enrique Barrio, durante una estancia en Kinshasa donde está el hospital Monkole

Enrique Barrio, presidente de la Fundación Amigos de Monkole: "En Congo un hospital no atiende a una madre que necesita una césarea si no puede pagársela"

La ONG que ayuda a que Monkole siga atendiendo a enfermos sin recursos abre una delegación en Teruel
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Enrique Barrio es un profesor madrileño que preside la Fundación Amigos de Monkole, que desde hace diez años colabora con el Hospital Monkole, en Kinshasa -República Democrática del Congo-. El centro atiende a miembros de la élite del país y también a personas sin ningún recurso económico.

La pasada semana estuvo en Teruel durante la presentación de Diario de Kinshasa, libro del turolense Juan Cañada, que dirige la delegación de la Fundación en Teruel, de reciente creación. Es posible recabar más información en www.fundacionamigosdemonkole.org.

-¿Cómo nació la Fundación Amigos de Monkole?
-La Fundación tiene cinco años aunque empezamos a ir a Monkole hace diez años. Nos impresionó mucho descubrir allí un hospital que atiende a todo tipo de gente, aunque no tengan dinero. Y eso en el Congo es mucho decir, porque si no puedes pagar no te atienden en ningún hospital. Kinshasa es una ciudad de 20 millones de habitantes formada sobre todo por chabolas. Está creciendo a un ritmo de un millón de personas por año, con gente que llega de los pueblos sin nada, que construye una cosa con lo que tiene por ahí y empiezan una vida de subsistencia.

-¿Cómo funciona este hospital?
-Se creó en 1991 con la intención de tratar a gente sin recursos a raíz de unos españoles instalados allí que habían empezado a atender a la gente. Se construyó muy poco a poco, desde allí pero con dinero de la UE a través de donaciones, proyectos de cooperación internacional y ONG's. Y hoy en día es uno de los hospitales más importantes y modernos del país, con 150 camas y 300 personas contratadas, y unos estándares de calidad e higiene similares a los de Europa pero desconocidos en Congo. Para que te hagas una idea, fue el primer hospital del Congo que incorporaba ducha y sábanas en las habitaciones o servía comida a los enfermos, algo que aquí puede parecernos de lo más normal. Pero lo más característico es que atienden a personas sin recursos, porque en el resto de hospitales del país sencillamente no van a atender a una madre que necesite que le practiquen una cesárea, o a alguien que acuda con una apendicitis, si no puede pagar el tratamiento.

La Fundación

-¿Cual es la función de Fundación Amigos de Monkole?
-Básicamente ayudar a que puedan seguir ateniendo a personas sin dinero, financiándoles parte de los sueldos de los médicos, aparatos, máquinas de uso corriente, material médico... Este año hemos conseguido unos 400.000 euros para allí. También hacemos que médicos españoles puedan ir allí a realizar tareas de formación, y estamos intentando que médicos de allí puedan venir a España.

-¿El hospital está atendido por congoleños?
-Sí, sí... ahora mismo hay cuatro o cinco médicos españoles, pero el resto del equipo y el propio director son de allí.

-En ese sentido Monkole es un caso de proyecto de cooperación internacional exitoso, en el sentido que pese al impulso y la ayuda extranjera, hoy por hoy es un centro gestionado por congoleños.
-Completamente. Aún necesitan algo de apoyo, sobre todo en la financiación, pero la idea es esa.

-Sin embargo el hospital también tiene capacidad de autofinanciación...
-Sí. Monkole tiene mucho prestigio en R.D. del Congo, fue uno de los cinco hospitales covid que hubo en Kinshasa, y ministros del gobierno o personal de las embajadas suelen ir allí. Y entonces en el hospital hay como cuatro tarifas; una tarifa A más cara para este tipo de gente que quiere unos pluses, como alguna habitación individual que existe; una tarifa B en la que más o menos la gente paga lo que cuestan las cosas; una tarifa C en la que el enfermo paga lo que puede, pero en torno a un 50% del gasto que ocasiona, y una tarifa D para quien no tiene nada en la que prácticamente no se paga, aunque preferimos que siempre se pague algo, aunque sea simbólico.

-Hábleme de ese proyecto para ejercer de médico en Monkole desde España...
-Nosotros enviamos a médicos españoles que están allí una semana, ven su especialidad, y nos dicen qué aparatos vendrían bien, qué se hace mal y en qué se puede mejorar. Luego compramos los aparatos, los mandamos, y el médico regresa para formar al personal en su manejo. Pero otro proyecto que tenemos con el departamento de Oftalmología de la Universidad de Navarra, en el que se están formando dos personas, consiste en que las pruebas que se han en Monkole de cataratas, de las que hay muchos casos, se puedan enviar a España por internet y los médicos, aquí, puedan analizarlas y hacer diagnósticos. Es un proyecto que todavía no está en marcha pero parece interesante, porque permitiría colaborar sin necesidad de trasladarse a Congo, que es algo caro y que no siempre puede hacerse. La verdad es que allí las conexiones todavía dan bastante problemas, y no sé cuando se dispondrá de 5G, pero abre un abanico de posibilidades muy interesante en cuanto a las posibilidades de colaboración.

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