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Entrevista a Cristina Rodríguez, presentadora del programa Cámbiame: “Puedes intentar mentir 
con la ropa, pero nunca te convertirá en lo que no eres” Entrevista a Cristina Rodríguez, presentadora del programa Cámbiame: “Puedes intentar mentir 
con la ropa, pero nunca te convertirá en lo que no eres”
Cristina Rodríguez, durante la charla que dio en la Feria Juventud Activa

Entrevista a Cristina Rodríguez, presentadora del programa Cámbiame: “Puedes intentar mentir con la ropa, pero nunca te convertirá en lo que no eres”

La estilista explicó en Teruel cómo debemos adaptar la moda a nosotros y no adaptarnos nosotros a ella
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Cristina Rodríguez (Benidorm, 1969) es actriz, estilista (cinco veces nominada a los Goyas por diseño de vestuario) y presentadora de televisión. Muy popular por los tres años que ha estado en el programa Cámbiame de Telecinco, estuvo en Teruel para hablar sobre moda y belleza en el contexto de la XV Feria Juventud Activa. 

- Cuando se habla de moda y de belleza... ¿de qué se habla?

- Se habla de la capacidad que tiene la ropa de mostrar quién eres. De ser coherentes con la imagen que queremos dar. Yo siempre digo que yo no me dedico a vestir a la gente guapa, sino a contar historias con la ropa. La gente a través de la ropa que viste puede contar su historia, que puede ser verdad o puede ser mentira. 

- ¿Solemos mentir con nuestra ropa o nuestra apariencia?

- Todos engañamos en general con casi todo. Lo que pasa es que muchas veces creemos que la ropa nos convierte en algo que, en realidad, no somos. Es importante saber qué imagen tienes y qué imagen quieres dar. Pensar qué queremos mostrar de nosotros mismos. Esta semana di una charla para la Cruz Roja con gente en riesgo de exclusión social que buscaba trabajo. Había muchas chicas musulmanas, con yihab. Yo les decía que no se lo pueden quitar, porque es su cultura y no hay vuelta de hoja. Pero si lo llevas tienes que utilizarlo cuando llegas a una entrevista de trabajo. Alguien que lleva yihab es musulmana, pero también puede ser muy europea, feminista, trabadora y no tener ningún tipo de problema... A estas chicas la estética les pone limitaciones, pero no por su culpa, sino por que el que tiene enfrente suele tener muchos prejuicios contra determinadas prendas. 

- La moda está estigmatizada por la superficialidad. A mí me da pánico que mi hijo o mi hija estén todo el día pensando en su ropa y su aspecto... 

- O que estén todo el día jugando a la Playstation, comiendo o haciendo botellón con los amigos. Si estás todo el día pendiente de lo que sea, descuidas otras cosas. Tenemos que entender que la moda es arte, por eso hay museos de la indumentaria. Y todos nos vestimos igual que comemos. ¿Es frívolo hacer una tortilla deconstruida? ¿Es frívolo que Ferrán Adriá haya llevado la cocina al exponente máximo? Otra cosa es que solo te interese la apariencia física, tener el pecho alto, la piel tersa y estar monísima. Todo eso se termina y hay que saberlo, porque luego hay mucho juguete roto. 

- La belleza siempre le ha exigido grandes sacrificios a la mujer y no tantos al hombre. ¿Sigue vigente eso de que el hombre y el oso, cuanto más feo más hermoso?

- ¡Sí! ¡Por eso estamos en las calles! Por eso somos feministas y por eso estamos luchando. Un hombre con canas es interesante y una mujer es una pobre que no se tiñe. Todo eso sigue vigente porque el mundo sigue movido por el hombre, por desgracia. 

- Pero tengo la impresión de que el mundo de la estética perpetúa esos roles...

- A mí me gusta usar tacones, teñirme y maquillarme y eso no significa que quiera ganar menos que un hombre. La moda quizá haya servido para meternos en una jaula, pero ahora tenemos que salir de esa jaula y seguir llevando tacones si nos da la gana. Ninguna feminista tiene que cuestionar a una mujer por depilarse o por no hacerlo. La clave es la libertad. Tenemos un presidente que se tiñe las canas y se deja la barba y no pasa nada. A mí me escandaliza porque me gusta la belleza, pero tiene derecho a hacerlo. 

- ¿Por qué la moda cambia tanto y tan rápido?

- No te creas. En la ropa, como en la música, hay décadas. Hay que gastarse mucho dinero en las cosas atemporales, y comprarse un buen vaquero, y poco en las cosas de moda.

- ¿Pero es posible vestir a la moda por poco dinero?

- Es posible. Y también es posible vestir horroroso con mucho dinero. 

- En el programa de TV Cámbiame se veían dramas humanos que se terminaban solo por un cambio de look... ¿No es un poco increíble?

- Te juro que era todo verdad. Al principio llegó una chica que era mormona, estaba gordita, no era guapa y apenas salía de casa porque estaba acomplejada. Vino Ruth Lorenzo, la cantante, que es mormona también, y le dijo que eso no le impedía cantar, tener novio o relacionarse. Esa chica adelgazó porque no se sentía bien en su cuerpo, y cuando se vio bien empezó a ser feliz, conoció a un chico, tuvo un niño... Al final, por ir a un programa de TV tonto su vida cambió. ¿Y por qué, porque somos maravillosos? No. Porque la gente necesita que le pase algo. En ese programa yo siento que he hecho cosas importantes, que he ayudado a algunas personas. 

- Entre la infinidad de películas en las que ha sido estilista está Buñuel y la mesa del Rey Salomón, de Carlos Saura, en la que tuvo que caracterizar a Lorca, a Dalí y al propio Buñuel... ¿cómo fue aquello?

- Cuando es una peli de época el público aprecia más ese trabajo, porque en las escenas contemporáneas la gente tiende a pensar que el actor viene vestido de su casa. Esa experiencia fue muy buena porque Carlos Saura es un genio, y me sirvió para descubrir a Buñuel, cuya filmografía devoré y me apasionó. Contar como cuenta en Belle de jour la historia de una mujer que necesita tener sexo en aquellos tiempos es propio de un visionario y de uno de los mejores cineastas del mundo.