

Fernando Feliú, músico y promotor de ‘Viajes sonoros’: “El viaje sonoro busca reconocer qué resuena en nosotros con cada sonido concreto”
Feliú participó en la II Feria del Medio Ambiente de Villel exponiendo algunos de los instrumentos con los que trabajaUn pandero cuadrado, una flauta hecha con un hueso de buitre, una trompa de cuerno de cabra o una enorme trompeta africana forman parte del arsenal musical con el que Fernando Feliu participó en la II Feria del Medio Ambiente y Productos de Proximidad, que se celebró este fin de semana en Villel. Este músico y fabricante de instrumentos organiza experiencias sensoriales con el sonido como hilo conductor. Las llama viajes sonoros.
-Usted fabrica instrumentos musicales poco habituales, ¿parta qué los utiliza?
-Empecé a elaborar instrumentos para introducirlos en los viajes sonoros. Estos viajes sonoros combinan un poco el tema del yoga y del sonido. Se trata, no solo de contar con los instrumentos más conocidos, como son los cuencos de cuarzo y de metal, sino de ir incorporando otros sonidos de la península ibérica, sobre todo aquellos ancestrales que nos hacen despertar a nivel emocional.
-¿Qué aportan estos instrumentos?
-Se trata de ver qué resuena en nosotros y analizar ese sonido en concreto, por qué me recuerda a algo o por qué a una persona le gusta y a otra le resulta molesto. Se intenta descubrir qué tiene que ver con cada uno ese sonido. Es un trabajo interior.
-¿Qué conclusiones ha sacado? ¿Por qué a unas personas les gusta un sonido y a otras no?
-Puede haber distintos motivos. Puede tener que ver con los miedos personales. Por ejemplo, el didgeridoo o trompeta maya puede generar este tipo de reacciones. A la gente que tiene miedo a estar en el bosque o en la naturaleza por la noche trato de reproducirle esos sonidos de la naturaleza. Ademas, al ser frecuencias bajas, eso provoca que automáticamente se rebaje la actividad cerebral, lo que permite que entremos en un estado de relajación en el que nos dejamos llevar. De esta manera, cada instrumento aporta una cosa distinta.
-¿Esos valores se tienen en cuenta a la hora de fabricar un instrumento?
-Realmente, los instrumentos ya están diseñados pero a la hora de fabricar uno yo tengo en cuenta esas variables pensando en hacer un itinerario del viaje sonoro.
-¿Qué es el viaje sonoro?
-Yo planteo un viaje, una historia, y la cuento. De hecho, me baso en el libro del monomito El Hombre de las mil caras (del estadounidense Joseph Campbell para definir el modelo básico de muchos relatos épicos de todo el mundo). Es un libro que utilizan todos los guionistas de cine y que yo uso para hacer el guión del viaje sonoro. Así, puedo empezar el viaje sonoro provocando un estado de alegría imitando las campanas en un día de fiesta, el repique típico de Aragón y el volteo de campanas y, de repente, meterte en medio de una tormenta imitando el ruido del agua y de los truenos. Después, te puedo llevar a la calma con una flauta nativa, una flauta india realizada con bambú. La persona se va dejando arrastrar, se tumba en el suelo en su esterilla y se tapa con una mantita porque al bajar a actividad del cuerpo y relajarnos nos estra frío y hay que buscar cierta comodidad.
-¿Dónde se realiza ese viaje sonoro?
-Hasta ahora los he ido realizando donde ha surgido. El año pasado se hizo uno en Manzanera al que asistieron 70 personas en la Casa de la Cultura, y gustó mucho.
-A propósito de su colección de instrumentos, ¿qué tipos expuso en la Feria del Medio Ambiente y Productos de Proximidad de Villel?
-Uno de ellos es un tipo de pandero que estuvo a punto de desaparecer y que su utilización es ancestral en la península ibérica. Se trata de un pandero cuadrado de Peñaparda, en Salamanca, donde Isabel y Juana son las que los fabrican y las que mantienen la y tradición. Ellas han enseñado a mucha gente que está metida en la música folk a fabricar este instrumento y a tocarlo. ¿Qué ocurre? Pues que estos ritmos que se siguen tocando hoy son los mismos ritmos que se mantienen en el norte de África. Y eso es porque aquella zona es donde estaban gran parte de los sefarditas que fueron expulsados y se llevaron las canciones en español y los ritmos.
-Ese pandero al que se refiere tiene forma cuadrada, ¿qué más tiene de especial?
-Lleva su trabajo porque dentro tiene cascabeles que le dan un sonido muy particular cuando se mueve. También lleva unos bordones que antiguamente eran de piel pero que yo hago de nylon, que hacen vibrar la piel cuando la golpeamos con la baqueta o la porra, como la llaman. Además, lleva en su interior semillas, lo que se denomina el secreto, que además de generar sonido ayudan a conservar el nivel de humeda del instrumento.
-Ese viaje sonoro que propone ¿es siempre igual o se va modificando en función de la respuesta de los participantes?
-Yo tengo preparado un itinerario y lo voy siguiendo, pero según voy sintiendo, también improviso. Igual puedo estar tocando el tambor chamánico o la sonaja y puede surgir un canto, me dejo llevar.
-¿Los participantes en estas dinámicas también participan generando sonidos?
-No, es unidireccional. Durante estos viajes sonoros, para mi es importante estar al nivel de la gente y que tengan las cabezas dirigidas hacia el sonido, hacia la vibración.