

Fernando García, miembro del proyecto Musethica: “La música fue concebida para ser oída en directo; un micrófono brinda otro tipo de experiencia”
Del 17 al 22 de junio un cuarteto de cámara neerlandés ofrecerá once conciertos en nueve pueblos turolensesLa gira de Musethica por las Cuencas Mineras de Teruel arranca mañana martes con el primero de los once conciertos que ofrecerá la formación neerlandesa de cámara MSM Quartet, dirigida por Joahanna Staemmler. Entre el 17 y el 22 de junio cuatro jóvenes músicos de enorme talento actuarán en Escucha, La Hoz de la Vieja, Aliaga, Muniesa, Martín del Río, Alcaine, Hinojosa de Jarque, Montalbán y Utrillas.
-¿Cuál es el origen de Musethica y por qué existe?
-Musethica nació para responder a una carencia en la formación de conservatorio: la experiencia del directo. El profesor Avri Levitan (uno de los fundadores de Musethica) entendió que llegaba un momento en el que no podía enseñar más a sus alumnos en el aula, y que lo único que podía hacer que siguieran avanzando era salir de ellas a tocar. Y eso suponía, además, llevar conciertos de altísimo nivel a lugares donde rara vez llegan, que es otra de nuestras líneas directrices.
-¿Cómo contribuye Musethica a la formación de los músicos?
-A través de semanas intensivas de preparación y conciertos, los intérpretes afrontan repertorios exigentes junto a colegas a los que quizá no conocen. Este ritmo, lejos de un entorno académico convencional, pone a prueba su técnica y desarrolla su capacidad de comunicación y empatía. La convivencia, los ensayos conjuntos y la responsabilidad de actuar ante un público real consolidan su aprendizaje.
-¿Y cuál es la vertiente social del proyecto?
-Musethica organiza recitales en espacios no preparados para la música clásica: iglesias de pueblos de cuarenta habitantes, prisiones, hospitales psiquiátricos o centros de día... El objetivo es llegar a oyentes que nunca han asistido a un concierto. Ese público es crudo, honesto y sin filtros, y tranquilamente puede levantarse y marcharse si no conecta. Y eso es una lección de honestidad para los músicos. Por otro lado, nos parece magnífico que estos músicos decidan emprender una gira en la que únicamente se cubren sus gastos sencillamente para tocar allí donde no suelen hacerse conciertos.
-Pero Musethica no es un conservatorio ni una academia...
-No, aunque colaboramos estrechamente con el Conservatorio de Zaragoza, la SMUG de Barcelona y la Universidad de Viena, donde la participación en Musethica se integra en programas de máster o grado, gracias al apoyo de profesores como Johannes Meisel. También hay iniciativas similares en Tel Aviv, todas ellas bajo el mismo concepto de compartir conciertos formativos y sociales.
-¿Qué musicos participan en estas giras?
-Un comité internacional, con base estable y rotaciones periódicas, evalúa las candidaturas que presentan los aspirantes, profesionales o estudiantes. El único criterio irrenunciable es la excelencia artística. No establecemos límites de edad ni de repertorio; prima la calidad y la motivación.
-¿Pero qué requisitos deben cumplir de forma general?
-Más allá de la destreza técnica, el comité valora la actitud: ganas de trabajar y de integrarse en una experiencia intensa. Resulta especialmente gratificante cuando formaciones consolidadas -como el MSM Quartet que viene eta semana a Cuencas Mineras- aceptan desplazarse a un pueblo desconocido, en un país lejano, conscientes de que van a trabajar, no de vacaciones.
-¿Cómo se financia Musethica? ¿Los músicos que desplaza cobran por su trabajo?
-El proyecto se sustenta con subvenciones, patrocinio institucional y donaciones de particulares amantes de la música. Siempre que es posible cubrimos desplazamientos y alojamiento; en ciudades con mayor tradición musical, como Berlín, resulta más sencillo. Los profesores, en este caso Johanna Staemmler, que dirigirá el cuarteto, cobran por las clases que imparten, pero los conciertos son gratuitos y ningún músico recibe pago por actuar.
-Muchos de esos músicos ya son virtuosos, algunos han debutado en grandes teatros... ¿qué puede aportarles tocar en Hinojosa de Jarque o Alcaine ante 40 o 50 personas?
-O ante diez o veinte... De entrada convivir una semana con otros músicos en un espacio distinto y atractivo ya es un aprendizaje. Pero hay más. Avri Levitan dice que los músicos estudian y ensayan tanto porque necesitan tocar para alguien. Lo más importante que logra un músico es transmitir, emocionar a alguien... Eso se puede lograr en un gran teatro, desde luego, pero cuando lo consigues en un pequeño espacio, a dos metros de quien te escucha, es una experiencia que marca a muchos. El año pasado en Castel de Cabra, en la escuela ante tres alumnos y los vecinos que quisieron venir, había una señora que nos decía que después del concierto ni siquiera necesitaba cenar.
-Estamos en la época de la producción musical y de los grandes reproductores...
-Pero la música fue concebida para escucharla en directo, para compartir sensaciones y crear complicidad. Un micrófono o un gran auditorio ofrecen otras experiencias, pero ninguna sustituye la cercanía y la vitalidad de un concierto directo, cercano, en un espacio íntimo. No es la misma experiencia ni para el músico ni para el público.