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Irene Martínez, artista, cocinera y escaladora: Irene Martínez, artista, cocinera y escaladora:
Irene Martínez muestra algunas de sus láminas que llevó a la feria A Tu Aire, en Jarque de la Val

Irene Martínez, artista, cocinera y escaladora: "Prefiero transmitir el valor de la naturaleza y el respeto hacia ella a través de la belleza"

La colección de láminas Espíritus del Bosque, de Irene Martínez, se expone en el Molino del Gato, en Albarracín
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José Luis Rubio

Ni su amplia sonrisa ni la fragilidad de su aspecto pueden confundir a quien conozca a Irene Martínez. Esta joven valenciana, afincada en Albarracín, hace encaje de bolillos con las horas del día para combinar su trabajo en una cocina con la pintura y la escalada, que son dos de sus pasiones, compartida en su afición por viajar. Su obra está expuesta hasta el 15 de mayo en el café El Molino del Gato, en Albarracín.

-Aunque usted es natural de Valencia, actualmente reside en Albarracín, donde está exponiendo sus trabajos en el Molino del Gato.
- Yo soy una persona a la que le gustaba viajar un montón, que vivía prácticamente en India, en Asia en general, y resulta que llegó el covid y cambió la vida de muchas personas, una de ellas yo. Después de la pandemia pensé que, para quedarme en la ciudad de Valencia en la que no podía salir, en la que la gente te miraba mal por hacer cualquier cosa e ir en la dirección equivocada de la calle o la acera, decidí irme a Albarracín en cuanto pude. Allí, al menos, podía disfrutar de la montaña y escalar. Porque en Albarracín escalo, hago bloque. Es muy conocido por ello. Y al mismo tiempo tuve que encontrar un trabajo en el que diera igual si tenía experiencia.

-Y mientras tanto, continuó con su producción artística
-Yo pinto desde siempre, desde que soy muy pequeña, y quería buscar también algo que estuviera aparte del trabajo que realizaba. Quiero ir enfocando mi vida hacia otro tipo de trabajo que me permita vivir también de ello, pero ahora mismo estoy solo comenzando y me muevo por sitios así.

-¿En qué trabaja?
-Soy ayudante de cocina en un hotel. Es un trabajo que ahora mismo me da el dinero para poder seguir pagando el alquiler, la comida o la gasolina.

-Hábleme de la exposición que tiene en el Molino del Gato, en Albarracín.
-Se llama Espíritus del Bosque y está relacionada con los animales . Yo soy una persona que está muy en contacto con la naturaleza todo el tiempo posible del día ya mí me parece que hay que darle un respeto. Con esos cuadros intento enfocarlo hacia la gente para que tenga respeto hacia la naturaleza. Son cuadros que transmiten belleza cuando uno los observa. No son una crítica ni van a resultar como horror, ¿no? que hay muchos artistas que juegan con eso. Pero yo prefiero transmitir el valor de la naturaleza y el respeto hacia ella a través de la belleza que nos aporta.

Animales

-¿Cómo son sus láminas?
-Son representaciones de animales, pero al mismo tiempo que juego con el realismo. La figura del animal tiene alrededor algo más abstracto. No es una representación completamente fotorrealista. Juego con los dos conceptos de realismo y abstracto.

-Usted participó en la tercera edición del festival A Tu Aire, en Jarque de la Val. ¿Qué le pareció la propuesta?
-Pues cambia mucho respecto del día a día de un pueblo. Se organizaron muchas actividades tanto para niños como para adultos, así como talleres de cerámica y de alabastro . Se instalaron un montón de puestos en el mercado que eran muy diferentes y aportaban variedad haciendo que el público tuviese curiosidad. Además, es un festival en el que parece que todo el mundo es amigo, está feliz, es un ambiente muy alegre, muy participativo, que comunica unos con otros sin que haya barreras.

¿Qué tal es la experiencia de vivir en Albarracín y Pasar de una ciudad grande como es Valencia a un pueblo de solo 1.000 habitantes?
-No es un cambio radical como en un pueblo en el que solo vivan 100 personas o menos. Es más tranquilo, tienes las cosas del pueblo, la vida tranquila, pero al mismo tiempo tienes el ambiente de la gente que viene a Albarracín. Hay gente que viene de todas partes del mundo, conoces gente de Francia, de Holanda, de América, de Singapur. Hay mucha gente, tanto por el pueblo que es uno de los más bonitos de España, como por la escalada.

-A propósito de la escalada, ¿sube a menudo a la zona de boulder del Rodeno? ¿Cómo combina la cocina, la pintura y la escalada?
-Pues intento encontrar equilibrio como puedo y la verdad es que tengo gente alrededor que me gusta estar con ella para subir al pinar y disfrutar del respeto a la naturaleza. Intentamos educar a ciertas personas que no saben sobre cómo cuidar el monte, que vienen a respirar aire puro y luego te encuentras papeles por todos los sitios. Pero en general, vamos a escalar día sí, día, no, y si no es escalar, vamos a tirarnos en medio del bosque, rodeados de un montón de árboles y ya está. Y con eso yo ya me siento bien