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Isabel Azkarate, fotoperiodista que cubrió los años de plomo del conflicto vasco: “Iba al lugar del atentado antes de que levantaran los cuerpos, tenía que mostrar esa realidad sin tomar partido” Isabel Azkarate, fotoperiodista que cubrió los años de plomo del conflicto vasco: “Iba al lugar del atentado antes de que levantaran los cuerpos, tenía que mostrar esa realidad sin tomar partido”
Azkarate participó en Albarracín en el Seminario de Fotoperiodismo. Josep García

Isabel Azkarate, fotoperiodista que cubrió los años de plomo del conflicto vasco: “Iba al lugar del atentado antes de que levantaran los cuerpos, tenía que mostrar esa realidad sin tomar partido”

“Hacer fotos es fácil, lo difícil es tener un estilo y que se note que esa foto publicada es tuya”
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Cruz Aguilar

Isabel Azkarate está considerada como la primera mujer fotoperiodista del País Vasco. Plasmó con su cámara los años más duros del terrorismo en Euskadi así como otros eventos de gran calibre, como el Festival de Cine de San Sebastián.

-Isabel usted empezó como fotoperiodismo en unos años difíciles para el País Vasco. ¿Qué fue lo más complejo de trabajar esos años?

-Lo más difícil era enfrentarte a lo que estaba ocurriendo, me llamaban para decirme vete corriendo para Hendaya porque ha habido un atentado donde han muerto dos chicos, pues lo más duro era ver a esos chicos jóvenes que los habían matado a tiros. Y eso era terrible, pero bueno. Muchas veces, casi siempre, yo llegaba lo más rápido que podía antes de que levantaran los cuerpos y lo que tenía que hacer era la foto buena que reflejara lo que estaba pasando. Y yo sufría tanto por los que morían de un lado y de otro. Yo tenía que mostrar una realidad pero sin tomar partido. En las manifestaciones había veces que corría peligro porque me podían dar un tiro con bolas de goma, pero bueno, fue una época que yo viví muy intensamente y que fue muy interesante.

-Para hacer una buena foto hay que estar en primera fila. Usted acudía a funerales de un bando y de otro. ¿Era siempre bien recibida?

-Yo no daba opción a que me dijeran que no hiciera fotos, las hacía muy rápido y la verdad es que luego cuando volvía el periódico con muchas de esas fotos me decían que no se podían publicar porque se veían las caras de los guardias civiles. Corrían un peligro claro y entonces les tenían que poner la típica franja en los ojos para que no se les reconociera. Pero no de la verdad es que no tuve nunca problemas, era tal desconcierto cuando ocurrían estas muertes que no me impidieron nunca hacer las fotos.

La situación ahora es totalmente diferente, quizás a nivel de fotoperiodismo sería menos interesante. Absolutamente, pero había momentos en que estaba tranquilo el tema y teníamos que hacer otro tipo de reportajes, otras cosas que el periódico tenía que publicar. Había algunos compañeros que hablaban de aburrimiento porque te acostumbras a la adrenalina que te provocan esas situaciones, como las manifestaciones.

-Después pasó a ocuparse de tomar imágenes totalmente diferentes en el Festival de Cine de San Sebastián.

-Hacía las dos al mismo tiempo, estaba trabajando para el periódico y a la vez para el festival. El trabajo en el periódico fue del año 1983 a 1985, duró tres años y  tuve que cubrir de todo, aunque es verdad que en materia de terrorismo fue la época de plomo, la más fuerte, pero al mismo tiempo yo estaba también en el Festival de Cine, que duraba 15 días. Al principio lo hice para la revista que sacaba el festival y luego ya como fotógrafa oficial.

-Hay que ser una profesional muy versátil para ir del horror al glamour en pocas horas. Usted captó las últimas fotos de Bette Davis, ¿cómo recuerda ese momento?

-Yo y el resto que estábamos allí en ese momento, lo que pasa es que una de las fotos que yo le hice se ha vuelto icónica. Capté el momento cuando se llevó un cigarrillo a los labios, estaba junto a una mesita donde había un Dry Martini y aparece tan digna. Es una foto que ha tenido un gran éxito, pero tengo muchas más de ella, muchas de primeros planos también que a mí me gustan mucho.

-¿Qué es más difícil tratar con  personas que están atravesando los peores momentos de su vida tras la muerte de un familiar o con los artistas que viven en el mundo del celuloide?

-Lo más difícil es tratar con los familiares de los muertos, por supuesto. Es muy muy triste ver lo que sufren. También me afectaba mucho cuando me mandaban a fotografiar un suicidio, es una de las cosas que más me han impactado, son cosas que te quedan, como ver a un chico que se había suicidado y tenía la pistola encima, o cuando estuve en Perú y mataron a 18 campesinos a machetazos, eso fue terrible, pero tuve la fuerza de ir fotografiando uno por uno,. Los familiares me pedían que lo enseñara, querían que en el mundo se viera lo que estaba pasando.

-Ha participado como ponente en el Seminario de Fotografía y Periodismo de Albarracín, donde se reúnen personas que están empezando. ¿Qué consejo les daría usted, como veterana de la profesión?

-La fotografía es ahora muy difícil porque todo el mundo hace fotos con el móvil y es mucho más difícil con seguir trabajos. Les aconsejaría que proyecten sus propios temas, que busquen su historia particular y, sobre todo, que aprendan técnica.

-¿El hecho de que todos tengamos un móvil con el que tiramos fotos ha desprestigiado un poco el trabajo de un fotógrafo en un periódico?

-Yo pienso que sí porque en realidad no es difícil hacer fotos, es fácil y claro todo el mundo hace fotos y seguro que muchísima gente que no se considera fotógrafo hace grandes fotografías con los teléfonos, pero sí, lo importante es demostrar que tienes una autoría en lo que haces, que se note que es una foto tuya, eso es lo que hay que procurar, tener un estilo de cómo hacer las fotos para que se note que es tuya cuando aparece publicada.

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