Javier Ruiz, arqueólogo, ha buscado el cuerpo de un soldado de la guerra enterrado en Linares: “Al salir ataúdes no parecían ser los militares, pero queríamos comprobar que no era Olazabal”
Se fue de Linares de Mora con el regusto amargo de no haber encontrado los restos de Antonio Olazabal, el soldado que cayó en el frente en 1938 y que, según parece, fue enterrado en una fosa común en el cementerio municipal de esta localidad de la sierra de Gúdar. Pero ni los documentos ni los testimonios en segunda persona han sido suficientes para hallar a este militar y poder devolvérselo a sus familiares. El arqueólogo Javier Ruiz, director de la actuación, del Colectivo de Historia y Arqueología Memorialista Aragonesa (CHAMA) se fue de Linares madurando dónde poder seguir indagando para averiguar la ubicación de esas sepulturas.
-Ustedes llegaron el lunes a Linares. ¿Cómo se ha desarrollado el trabajo de prospección?
-Según los datos históricos que nos suministró la familia, su familiar murió en los combates desarrollados aquí el 4 de junio de 1938 y, junto a otros soldados, posiblemente unos 15, había documentación que decía que estaban enterrados en el cementerio de Linares de Mora, en fosa común pero individualizados y con una botella a los pies en la que estarían los papeles de cada uno de ellos. Esos datos, junto a los testimonios que recogió la alcaldesa de Linares, Yolanda Sevilla, entre los mayores del pueblo indicaban a que los restos podían estar en este punto (señalando al suelo) cerca de la tapia, que es donde empezamos.
-Así, comenzaron su excavación siguiendo esos indicios.
-En esta banda hemos hecho cuatro sondeos. Los dos primeros, en la zona en la que nos indicaban las fuentes orales y otros dos después, mas al fondo, porque sí que había un par de cruces de niños fechadas en 1939 y 1940, que son las cruces más próximas al año 38. En otros sitios hemos visto que a los soldados los habían enterrado en la zona en la que se estaban haciendo los enterramientos en esos años, por lo que decidimos probar también allí. Pero nada, en estos cuatro sondeos la mayor parte de los enterramientos que han salido eran de niños y solo algún adulto, pero ninguno de soldado porque estaban todos enterrados en ataúd y no tenían ningún elemento que pudiera asociarlos a los soldados.
-Pero al final han realizado cinco catas.
-Sí, porque el martes a última hora obtuvimos un testimonio de un señor que nos dijo en su momento le habían dicho que podía cerca del antiguo osario del cementerio había una fosa común de soldados muertos en el frente. La abrimos el martes, pero tampoco había nada. Solo aparecieron enterramientos civiles normales.
-La alcaldesa insistió, desde el primer momento en que todo se realizase con máximo respeto por los restos que yacen en el camposanto municipal.
-Lo que hacemos es quitar con una máquina retroexcavadora la parte superior de tierra hasta que se ven las primeras evidencias de u posible enterramiento. Como se trata de ataudes, en seguida se veía un poco de madera. En ese momento paramos para seguir retirando tierra a mano. En cuanto veíamos que se trataba de un enterramiento de niños ya no lo tocábamos más porque era evidente que no se trataba de lo que buscábamos. Cuando era un ataúd de adulto, excavábamos un poco por desechar que no apareciese algún elemento de indumentaria militar o alguna botella como indica al documentación. Aunque al aparecer ataudes no parecía probable que fueran los militares caídos, queríamos comprobar del todo que no era Olazabal.
-¿Tienen certeza de si estaban enterrados en ataúd?
-Pensamos que no están enterrados en ataúd. El documento dice que están en fosa común, que estarán bien colocados, alineados para luego individualizarlos con esas botellas. No creemos que estén en ataúd, pero lo hacemos por terminar de comprobar, ya que hemos abierto el suelo. Y una vez que comprobábamos que no era, lo volvíamos a tapar con tierra.
-El no haber encontrado al soldado que buscaban no se puede considerar un fracaso, ¿verdad? En este tipo de actuaciones no siempre se acierta a la primera.
-Hay veces que se acierta y otras que no. En un cementerio es más complicado porque el cementerio sigue en uso y en algún momento pueden haber sacado esos cadáveres para enterrar posteriormente otros. En este cementerio de Linares, ahora van entre los años ‘60 a ‘80. Cabe la posibilidad de que en algún momento los hayan desenterrado para hacer sitio para los enterramientos que hay ahora. Y tampoco es un fracaso porque estos trabajos han servido para descartar una serie de puntos. Intentaremos seguir, porque lo hemos hablado con los familiares, porque estos días hemos mirado los registros de defunción por si acaso estuviera registrado aunque solo fuera que estaban enterrado aquí, y no aparecen. Ahora queremos mirar los registros de defunción del cementerio parroquial intentaremos consultar más documentación militar en el Archivo de Ávila a ver si encontramos algún dato más. En las franjas en las que hemos mirado no están, pero el cementerio es muy grande pero podrían estar en otro sitio.
-Entonces, no dan por cerrada la búsqueda
-No, porque siempre quedan flecos por investigar.