Síguenos
José Antonio Oliván Usieto, neurólogo del hospital de Alcañiz:  “Se puede delinquir por amor porque es un estado de enajenación mental” José Antonio Oliván Usieto, neurólogo del hospital de Alcañiz:  “Se puede delinquir por amor porque es un estado de enajenación mental”
José Antonio Oliván Usieto junto al cartel del III Simposio de Psiquiatría Legal

José Antonio Oliván Usieto, neurólogo del hospital de Alcañiz: “Se puede delinquir por amor porque es un estado de enajenación mental”

“No es una eximente, pero el cerebro enamorado actúa como muchos cerebros con fenómenos de drogadicción”
banner click 244 banner 244

El neurólogo del hospital de Alcañiz José Antonio Oliván participó en el III Simposio Nacional de Psiquiatría Legal y Ciencias Forenses celebrado en Teruel para hablar de amor, enajenación y neurobiología.

-¿Cómo afecta el amor en nuestro cerebro en las relaciones con los demás?

-El amor podemos decir que es la emoción más fuerte que puede llegar a percibir el cerebro humano. Es una emoción muy compleja que tiene muchos aspectos, pero que quizás el núcleo fundamental del amor es una respuesta química, instintiva del cerebro y que resulta inevitable e inexorable.

-¿Al final es todo química?

-Exactamente. Si tenemos que decir cuál es el centro del amor, no es el corazón como habitualmente el saber popular suele representar, sino que el auténtico centro del amor, como de casi todas las cosas, es el cebrero.

-¿De qué manera nos afecta esto en nuestra vida cotidiana, porque uno se puede ir también de la cabeza por amor?

-Bueno, se dice que por amor se muere y por amor se mata y es verdad. El amor es una suerte de enajenación transitoria creada en nuestro cerebro con una finalidad última que es favorecer la reproducción de la especie y el cuidado de la prole. Es una herramienta reproductiva el amor.

-¿Y más allá de eso conseguir la estabilidad emocional, no?, encontrar tu media naranja como se dice.

-Claro, el amor tiene distintas fases. Una primera es el amor pasional que es un amor loco tormentoso con una base bioquímica muy importante, y luego ya tenemos la fase del vínculo que es el amor a larga distancia, donde ahí ya la bioquímica cerebral no tiene tanto que ver y ahí influyen pues otra serie de relaciones que hayamos podido hacer previas, constructora de memoria, estrategias diseñadas. Con el amor se pueden experimentar sensaciones muy placenteras y otras que no, por eso se puede decir que del amor nadie sale ileso.

-¿Y eso puede llevar a delinquir por amor?

-Se puede delinquir por amor porque es un estado de enajenación mental y por tanto el individuo no es dueño de sus actos cuando está locamente enamorado.

-¿Qué es estar locamente enamorado?

-Es lo que los ingleses llaman falling in love, que es una expresión que lo define muy bien, porque es algo en lo que caemos, no que buscamos, es algo inevitable. 

-¿Quiénes pueden caer en ello?

-Todo el mundo experimenta ese amor. Sí que es verdad que determinadas personas son capaces de redirigir ese sentimiento y enfocarlo hacia los animales, el amor maternofilial, el amor a Dios, etc, etc.

-En el simposio al que ha asistido se relaciona con los delitos penales. ¿Cómo afecta penalmente actuar con esa locura de amor?

-Es un tema a debatir. A día de hoy no es una eximente ni una atenuante, pero sí que es verdad que el cerebro enamorado actúa como muchos cerebros con fenómenos de drogadicción, por ejemplo. La cocaína produce en el cerebro una respuesta muy parecida a la que produce el amor.

-¿Es algo que se nos va entonces de nuestras manos?

-Es un estado de enajenación, pero también es muy difícil demostrar por ejemplo en un juicio ante un crimen que estás enamorado locamente.

-Con la violencia de género está claro que es una conducta totalmente condenable.

-Está claro que en estas circunstancias los circuitos del amor están activados, pero hay aberraciones en su funcionamiento de tal forma que lo que debería ser un amor pasional se convierte en un amor mortal.

-Lo que motiva esto es un sentimiento posesivo.

-Bueno, podríamos definirlo como una enfermedad, porque a fin de cuentas una enfermedad es algo que nos produce un malestar físico o psíquico. La celotipia es una sensación muy desagradable y por tanto podría entrar dentro del contexto de una enfermedad.

-¿Es muy frecuente la celotipia, los celos, y afecta más a hombres o mujeres?

-Bueno, los dos por igual pueden sufrir la celotipia, que es una consecuencia del amor, los celos, y también es una manifestaciones psicopatológica en algunas enfermedades neurodegenerativas como es la demencia o la enfermedad de Alzhéimer.

-Pero ante los tribunales estas personas son conscientes de lo que hacen.

-Si hablamos de celos dentro de un contexto de amor normal no hay ningún tipo de eximente ni de atenuante. Si hablamos de una celotipia dentro de un contexto de una enfermedad neurodegenerativa, lógicamente allí la propia enfermedad sí que se puede exponer como un atenuante.

-¿Cómo se diferencia un caso del otro?

-Pues el paciente enamorado tiene una cognición normal y el paciente que tiene una enfermedad de Alzhéimer y tiene un proceso celotípico no tiene una cognición normal. 

-¿La sociedad actual puede ser más propensa a padecer este tipo de conductas por celos?

-Los celos es una emoción básica y aparecen en todo tipo de sociedades, incluso en los animales. Antropológicamente los celos son muy antiguos.

-¿En la sociedad actual se visibilizan más?

-Exactamente, se han visibilizado.

-¿Y de alguna manera podemos hacer frente a nuestros propios celos?, porque somos seres racionales.

-Pues si lo consideramos como un proceso de enajenación transitoria podríamos tratarlo como tal, se podrían usar fármacos o utilizar técnicas psicoterápicas como de hecho se utilizan para intentar revertir estas situaciones.

-¿Entiendo que cualquiera puede caer en los celos?

-Sí.