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José Manuel Glaría, portavoz de la Asociación Aragonesa de Empresas de Sonido e Iluminación: “Las empresas de vídeoy sonido somos las invisibles dentro de las olvidadas”

“Trabajamos para la cultura y para el turismo, pero no pertenecemos al sector y no accedemos a esas ayudas”
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Cruz Aguilar

José Manuel Glaría es portavoz y miembro fundador de Silvis, la Asociación Aragonesa de Empresas de Sonido, Iluminación , Vídeo, Backline y Servicios auxiliares. La agrupación se ha relanzado a consecuencia de los problemas a los que se enfrentan por la pandemia y ahora cuenta con un total de 23 socios de todo Aragón.

-¿Cuántos socios tienen?

-La asociación existía desde 2006, pero a raíz de todo el problema que ha generado la pandemia ha habido un incremento del interés por formar parte para visibilizar nuestra situación. De 8 empresas hemos pasado a 23, entre ellas algunas de Teruel.

-¿Qué porcentaje de las empresas aragonesas forman parte de la asociación?

-Ahora mismo el 95% del sector profesional está dentro. Representa en los momentos de máxima actividad unos 700 puestos de trabajo y una facturación anual en años normales como 2019 que podría rondar los 80 o 90 millones de euros.

-¿Por qué incide en lo de profesional?

-Uno de los problemas que tiene la profesión es el grado de intrusismo, sobre todo en trabajos de perfil más humilde, personas que tienen otro empleo y el fin de semana desarrollan actividades perjudicando a las empresas más pequeñas.

-Se habla mucho de los problemas generados por el Covid en otros sectores, como la hostelería, pero de ustedes nadie dice nada, ¿por qué?

-Estamos empezando a definirnos como los invisibles dentro de los olvidados. Históricamente tenemos una lucha porque a nivel administrativo estamos dentro del sector de la siderometalurgia, no existe un sector que defina y matice las características de nuestro trabajo, se nos aplican las medidas que se aplicarían a una fábrica de tornillos, cuando no podemos hacer nada de lo que puede hacer una empresa así. Las salidas de los ERTES, los pagos a la Seguridad social van a desaparecer en septiembre porque el sector ha recuperado la actividad mientras nosotros estamos en un grado de facturación del 5% en las fechas que estamos con respecto a un año normal. Se habla del turismo, de la cultura, pero nosotros trabajamos para la cultura y para el turismo, pero no somos cultura ni turismo y no podemos recurrir a las ayudas de esos sectores. Estamos en tierra de nadie y nos encontramos en una situación alarmante, hay un desconocimiento muy grande de nuestra actividad. 

-¿En qué situación están?

-La gente desconoce la envergadura y el tamaño de nuestras empresas, nos ve como una segunda actividad, pero hay un tejido industrial muy potente, con fuertes inversiones y en este momento nos encontramos en absoluta paralización y sin ningún tipo de ayuda ni reconocimiento para ningún estamento.

-Son empresas que tienen el grueso de la facturación en verano, ¿no es así?

-En verano hay un leve repunte en algunas empresas, las que están más especializadas en la actividad musical, pero realmente en el cómputo general de las empresas la facturación se reparte durante todo el año, hay empresas dedicadas a congresos, eventos, celebraciones deportivas, en algunas empresas el grueso de la facturación es en invierno. Pero en cualquier caso este año apenas hemos trabajado, por ejemplo con mi empresa un julio normal haríamos 80 eventos frente a los 9 de este año.

-¿Qué están haciendo para solventar esa falta de ayudas?

-Hay 2 líneas de trabajo, una es la federación de la asociación aragonesa con la nacional de cara a tener interlocución en el trabajo que se está haciendo con el Estado. En el caso de Aragón se han iniciado conversaciones con la Consejería de Cultura para transmitir nuestra problemática y dejarnos ver. También intentamos que los medios de comunicación den visualización a nuestra profesión. Para nosotros es un drama que se vea como un hobby.

-¿Cuándo va a empezar a remontar para vosotros?

-El problema ya no es lo que hemos vivido, porque durante los meses de la pandemia no hemos sido más víctimas que nadie, sino igual, el problema lo vemos a futuro porque conforme las actividades industriales van retomando su actividad poco a poco, la nuestra se mantenía a niveles de cero y lo más grave es que no hay una fecha en el horizonte que nos invite a pensar en la normalización, mas allá del verano del año que viene, fuera de ahí no vemos posibilidad de recuperar un volumen de facturación. Además los ERTES que se aplican a las empresas van desaparecer, nosotros trabajamos el día del evento, no podemos anticipar ninguna producción.  Las ayudas generales las hemos disfrutado como todo el mundo, pero a partir de septiembre seguiremos sin trabajar y, como pertenecemos a un sector que no tiene nada que ver con nosotros, ni siquiera tenemos una voz para hacernos oír.

-¿Qué margen de maniobra tienen hasta verse abocados al cierre?

-Muy pequeño, dependerá de las decisiones que tome el gobierno con respecto a los ERTES y la seguridad social y la reactivación del trabajo, esas tres medidas harán que resistamos o que muchas empresas se vean abocadas al cierre. El daño agravado es que nadie va a comprar nuestras inversiones porque son equipamientos técnicos de alta tecnología y ahora no empresas que lo necesiten.