

José Miguel Navarro jiménez, doctor en Psicología: “Una vez que aceptemos como sociedad que hay sufrimiento comenzaremos a construir”
El responsable de programas de la AECC en Badajoz participó en Teruel en la jornada sobre el final de la vidaJosé Miguel Navarro Jiménez, doctor en Psicología, con formación en cuidados paliativos y duelo, es responsable de programas y servicios en la Asociación Española Contra el Cáncer en Badajoz y estuvo en Teruel esta semana para participar en la jornada Acompañando en el final de la vida desde la comunidad. Es miembro del equipo de Cuidados Paliativos del Complejo Hospitalario de Badajoz, y colaborador de Badajoz contigo, ciudad compasiva.
-Estuvo trabajando en Teruel hace seis años, ¿cómo recuerda aquella experiencia?
-Estuve haciendo una sustitución y sigo manteniendo contacto con la AECC de Teruel y lo recuerdo con cariño. Hacía los cuidados paliativos en domicilio y luego me fui a Badajoz, hace seis años. Allí estoy en un equipo de cuidados paliativos, contratado por la AECC, pero en un programa del Servicio de Sanidad y Salud de Extremadura. Somos cinco médicos, cinco enfermeras, un psicólogo y una trabajadora social.
-¿Es un sistema parecido al que se lleva en la comunidad de Aragón?
-No es igual. Allí atendemos consultas externas de dos hospitales, el hospital de día y domicilios. Trabajamos en unos 100 kilómetros a la redonda.
-¿Cómo surgieron las Comunidades Compasivas en España?
-En España surgió en Sevilla. El doctor Rafael Mota lo fundó después en Badajoz. Hace tres o cuatro años me incorporé a su equipo. La idea es sensibilizar y construir redes. Hacemos formación y sensibilización, que es lo que hemos presentado en Teruel, con los death cafés, una actividad curiosa, porque es hablar de la muerte. Nos juntamos un grupo de desconocidos en la mayoría de los casos y hablamos de la muerte. Al principio, cuando lo propones parece increíble, pero al final resulta dinámico y merece la pena.
-¿Quiénes hablan en esos ‘death’ cafés?
-Habitualmente estamos dos facilitadores. Para empezar ponemos un video, sobre final de vida, y unas cartas. Luego lo que queremos es que la gente hable y dé su opinión.
-¿Cuál es le perfil de la gente que acude?
-Por la población por donde nos movemos, viene mucho personal sanitario. Presentamos los últimos datos sobre los death café y entre un 60 y un 70% de los participantes eran mujeres, de mediana edad y mayores. Hombres van muy pocos y jóvenes tampoco van y los que lo hacen son sanitarios. Tenemos varias formas de preparar estos cafés. De forma anónima o por colectivos, por ejemplo, hemos hecho con internistas, otras veces en residencias y ahora estamos preparando con adolescentes. El día 16 de febrero lo vamos a hacer con políticos para dar a conocer el proyecto y que participen en estos cafés para sensibilizar sobre la muerte.
-¿Quién cuida a las personas que se dedican a los cuidados paliativos?
-Nosotros somos un equipo de doce y entre nosotros nos cuidamos bastante. Cuando tenemos casos muy complejos lo llevamos al grupo para ver cómo se puede mejorar y en ese sentido nos cuidamos. Luego, cada uno tiene sus propios recursos pero creo que es necesario cuidarse y hacerlo en equipo.
-¿Qué tabúes se encuentran a la hora de enfrentarse a los cuidados colectivos?
-La sociedad que hemos creado es un sociedad para ser feliz. Todo el mundo quiere ser feliz pero es una contradicción. Hay una parte de sufrimiento que es inherente al ser humano, que nadie puede evitar que es el final de la vida. Una vez que aceptamos esto como sociedad es cuando comenzamos a construir. La comunicación es la clave. Si tienes un problema y se lo comunicas a alguien lo estás compartiendo, hablarlo y aceptar el sufrimiento forma parte de la vida.
-¿Hay una creencia actualmente de que no hay que morir en casa y que se prefiere acudir a un centro sanitario?
-En Badajoz, el 30 o 35% de pacientes de cuidados paliativos mueren en casa. Lo que perseguimos con los cuidados paliativos en este sentido es que se respete dónde se quieren morir. La clave es esa. Cuando quieren morir en casa, nosotros a esas familias les enseñamos qué tienen que hacer si pasa cualquier cosa, si tiene que poner medicación o no. En todo eso se les instruye siempre y cuando el paciente quiera morir en casa. Nosotros les preguntamos si ven capacitados a sus familiares para ello. Todo ello, nos reunimos, lo consensuamos, hablamos con unos y con otros y la mayoría de las veces se gestiona y va muy bien.
-En Teruel se ha podido escuchar el testimonio de una paciente suya, que contactó por videoconferencia. ¿Cuál es el caso?
-A Laura la conocí en un death Café hace unos meses. Tiene 36 años. Cuenta el estado actual de su enfermedad, escucharla es un privilegio y un regalo ver cómo habla de la muerte. Ella es también psicóloga y sorprende la naturalidad con la que habla.
-En la mayoría de las ocasiones se asocia los cuidados paliativos con el cáncer, pero ¿es siempre así?
-Es cierto que entre el 80 o el 85% son pacientes oncológicos pero hay una horquilla de un 15% que no lo es, donde entran la ELA o la Epoc.
-¿Qué papel juegan las creencias religiosas para asumir la proximidad de la muerte en las enfermedades terminales?
-Yo trabajo mucho con ellos el sentido de vida. Lo que tenemos que intentar es que la vida tenga sentido hasta el final. Hay gente que lo encuentra en la religión, otros en el deporte y otros son ateos pero tienen sus valores. Una parte de la espiritualidad es la religión pero es más complejo, los valores, las creencias, el legado. Con toodo eso trabajamos la espiritualidad en terapia.
-Una vez que el paciente fallece, ¿trabajan con los familiares?
-Trabajamos el duelo, porque hace falta hacer ese acompañamiento. Los familiares que siguen el proceso de los cuidados paliativos tienen menos riesgo de duelo patológico. Un equipo de cuidados paliativos facilita mucho el proceso.