

Juan Antonio Salvador Omella, con su libro ‘Huellas de días perdidos’
Juan Antonio Salvador Omella, autor de la novela ‘Huellas de días perdidos’: "En la posguerra los silencios espesos que sufría el perdedor pesaron más que la derrota"
Acaba de editar su segunda obra literaria que, al igual que la primera, está ambientada en el Matarraña
Juan Antonio Salvador Omella es nacido en Cretas y acaba de publicar su segunda novela, Huellas de días perdidos que, al igual que la primera, Matarraña, los gritos de la tormenta, está ambientada en la provincia de Teruel. Editada por Caligrama Editorial, la novela ya está a la venta y el autor tiene previstas varias presentaciones en la provincia de Teruel.
-¿De qué trata Huellas de días perdidos?
-Es una novela sobre la posguerra española, narrada desde la mirada herida y lúcida de Francisco, un excombatiente republicano que regresa a su pueblo tras la Guerra Civil. Pero su viaje no es solo geográfico, es un descenso íntimo a los pliegues de la memoria, un intento de reconciliación con el pasado, y un puente entre lo heredado y lo silenciado.
-¿Cuál es el hilo conductor del relato?
-Guiado por una libreta escrita por su amigo Ramón, Francisco reconstruye su historia personal y colectiva, desde la proclamación de la República, la sonada anarquista de Valderrobres de 1933, la sublevación militar de 1936, el exilio, la colectividad y la vivencias de los exiliados republicanos españoles en los campos de concentración franceses. El reencuentro con los vencedores y sus símbolos se convierte en una confrontación con las heridas abiertas.
-Y también está el amor.
-Sí, el amor desempeña un papel crucial. En un tiempo en que el rol de la mujer se reducía a un papel marginal, que era lavar la ropa del marido, parir hijos, sostener el hogar en silencio, Francisco se enamora profundamente de Marta, quien más tarde será su esposa. Tanto, que cuando las circunstancias lo exigen, no duda en acudir a Josefina, el verdadero amor de su vida, para proteger a Marta del acoso de Gutiérrez, el implacable cabo de la Guardia Civil local
-¿Qué otros personajes destacaría?
-A lo largo de la historia aparece también Julián, antiguo cabo de Francisco en el frente, encargado de iluminar zonas oscuras de un pasado aún latente.
-¿En qué municipios está ambientada?
-En Saterc, un topónimo ficticio enclavado entre Valderrobres y Calaceite, a pocos kilómetros de Creta y también muy cerca de Alcañiz, Teruel, Zaragoza y Barcelona.
-En su primera novela se adentró con la novela negra ambientada en el medio rural. ¿Sigue con la misma temática e esta segunda publicación?
-Matarraña, los gritos de la tormenta es un thriller, sin embargo Huellas de días perdidos es una novela con trasfondo político dentro de su contexto histórico, que explora acontecimientos clave de la Guerra Civil y la posguerra y su impacto en la sociedad española. La narrativa no sólo aborda la evolución personal del protagonista, sino también las transformaciones políticas y sociales que marcaron a su generación, un intento de reconciliación con el pasado y un puente entre lo heredado y lo silenciado.
-¿Cómo se vivió la posguerra en el Matarraña?
-Como en todas partes, el regreso se producía de forma abrupta e indeseada si el superviviente pertenecía al bando perdedor. Sin abrazos ni bienvenidas; con miradas huidizas y silencios espesos que pesaban más que la derrota. Ya que volvían a un territorio transformado por la sospecha, el miedo y la humillación, con la secreta ilusión de encontrar una grieta por donde colarse y comenzar a reconstruirse por dentro.
-¿Esta novela es fruto del éxito de la primera a nivel literario o de que esa le abrió boca para seguir escribiendo?
-Después de escribir una novela como Matarraña, los gritos de la tormenta, que incorpora elementos hoy en día muy presentes en los thrillers y novelas de misterio y que aún me sigue dándome muchas satisfacciones, la verdad es que publicar Huellas de días perdidos, centrada en un tema tan manido y explotado últimamente como es la guerra y la posguerra, supuso para mí un cambio de chip y un reto muy importante.
-El protagonista es Francisco y con él ha querido representar a las muchas personas que intentaron rehacer su vida tras la guerra civil. ¿Se basa en la historia personal de alguien?
-No. Francisco es un personaje de ficción, al que he incorporado referencias reales y reconocibles. Su historia rinde homenaje a las muchas personas que intentaron rehacer sus vidas tras la Guerra Civil. Pero tanto él como los demás personajes, así como el argumento de la novela, son completamente ficticios.
-¿Qué tiene de autobiográfica esta novela?
-Poca cosa. Yo nací en la posguerra. De ella solo tengo algunas anécdotas escuchadas y vivencias personales de la infancia.
-¿Qué presentaciones va a realizar en la provincia de Teruel?
-Todavía estoy valorando posibles actos y fechas. No obstante, el próximo 9 de agosto participaré en Villarquemado, en el II Ciclo Literario sobre la influencia de la Guerra Civil española en la literatura. Será una ocasión especial para reflexionar sobre el papel de la ficción como forma de memoria y testimonio, y sobre cómo las heridas del pasado se esfuerzan por hacer oír su voz, es que algunos se resisten a escuchar.
-¿De qué trata Huellas de días perdidos?
-Es una novela sobre la posguerra española, narrada desde la mirada herida y lúcida de Francisco, un excombatiente republicano que regresa a su pueblo tras la Guerra Civil. Pero su viaje no es solo geográfico, es un descenso íntimo a los pliegues de la memoria, un intento de reconciliación con el pasado, y un puente entre lo heredado y lo silenciado.
-¿Cuál es el hilo conductor del relato?
-Guiado por una libreta escrita por su amigo Ramón, Francisco reconstruye su historia personal y colectiva, desde la proclamación de la República, la sonada anarquista de Valderrobres de 1933, la sublevación militar de 1936, el exilio, la colectividad y la vivencias de los exiliados republicanos españoles en los campos de concentración franceses. El reencuentro con los vencedores y sus símbolos se convierte en una confrontación con las heridas abiertas.
-Y también está el amor.
-Sí, el amor desempeña un papel crucial. En un tiempo en que el rol de la mujer se reducía a un papel marginal, que era lavar la ropa del marido, parir hijos, sostener el hogar en silencio, Francisco se enamora profundamente de Marta, quien más tarde será su esposa. Tanto, que cuando las circunstancias lo exigen, no duda en acudir a Josefina, el verdadero amor de su vida, para proteger a Marta del acoso de Gutiérrez, el implacable cabo de la Guardia Civil local
-¿Qué otros personajes destacaría?
-A lo largo de la historia aparece también Julián, antiguo cabo de Francisco en el frente, encargado de iluminar zonas oscuras de un pasado aún latente.
-¿En qué municipios está ambientada?
-En Saterc, un topónimo ficticio enclavado entre Valderrobres y Calaceite, a pocos kilómetros de Creta y también muy cerca de Alcañiz, Teruel, Zaragoza y Barcelona.
-En su primera novela se adentró con la novela negra ambientada en el medio rural. ¿Sigue con la misma temática e esta segunda publicación?
-Matarraña, los gritos de la tormenta es un thriller, sin embargo Huellas de días perdidos es una novela con trasfondo político dentro de su contexto histórico, que explora acontecimientos clave de la Guerra Civil y la posguerra y su impacto en la sociedad española. La narrativa no sólo aborda la evolución personal del protagonista, sino también las transformaciones políticas y sociales que marcaron a su generación, un intento de reconciliación con el pasado y un puente entre lo heredado y lo silenciado.
-¿Cómo se vivió la posguerra en el Matarraña?
-Como en todas partes, el regreso se producía de forma abrupta e indeseada si el superviviente pertenecía al bando perdedor. Sin abrazos ni bienvenidas; con miradas huidizas y silencios espesos que pesaban más que la derrota. Ya que volvían a un territorio transformado por la sospecha, el miedo y la humillación, con la secreta ilusión de encontrar una grieta por donde colarse y comenzar a reconstruirse por dentro.
-¿Esta novela es fruto del éxito de la primera a nivel literario o de que esa le abrió boca para seguir escribiendo?
-Después de escribir una novela como Matarraña, los gritos de la tormenta, que incorpora elementos hoy en día muy presentes en los thrillers y novelas de misterio y que aún me sigue dándome muchas satisfacciones, la verdad es que publicar Huellas de días perdidos, centrada en un tema tan manido y explotado últimamente como es la guerra y la posguerra, supuso para mí un cambio de chip y un reto muy importante.
-El protagonista es Francisco y con él ha querido representar a las muchas personas que intentaron rehacer su vida tras la guerra civil. ¿Se basa en la historia personal de alguien?
-No. Francisco es un personaje de ficción, al que he incorporado referencias reales y reconocibles. Su historia rinde homenaje a las muchas personas que intentaron rehacer sus vidas tras la Guerra Civil. Pero tanto él como los demás personajes, así como el argumento de la novela, son completamente ficticios.
-¿Qué tiene de autobiográfica esta novela?
-Poca cosa. Yo nací en la posguerra. De ella solo tengo algunas anécdotas escuchadas y vivencias personales de la infancia.
-¿Qué presentaciones va a realizar en la provincia de Teruel?
-Todavía estoy valorando posibles actos y fechas. No obstante, el próximo 9 de agosto participaré en Villarquemado, en el II Ciclo Literario sobre la influencia de la Guerra Civil española en la literatura. Será una ocasión especial para reflexionar sobre el papel de la ficción como forma de memoria y testimonio, y sobre cómo las heridas del pasado se esfuerzan por hacer oír su voz, es que algunos se resisten a escuchar.