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Juan Carlos Callejas, pintor: Juan Carlos Callejas, pintor:
Callejas, centro, junto a Bea Bertolín y Diego Arribas, con su obra a la espalda

Juan Carlos Callejas, pintor: "Nadie debería comprar un cuadro simplemente porque queda bonito en su pared"

La obra 'Paisaje emocional' fue una de las galardonadas en el Certamen Internacional de Arte de Albentosa
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Juan Carlos Callejas (Zaragoza, 1969) fue el pintor agraciado con una de las Menciones de Honor del jurado en el Certamen Internacional de Arte Salvador Victoria, con su pintura Paisaje emocional, abstracción inspirada en la comarca de Gúdar-Javalambre, que conoce bien gracias a sus estancias en Nogueruelas.

-¿Cómo define su pintura?
-Me dedico mucho a los paisajes emocionales y en este caso el cuadro que presenté está directamente inspirado en el paisaje de esta zona de la provincia de Teruel. Yo paso mucho tiempo en Nogueruelas, donde mi mujer tiene casa, y toda esta zona forma parte de mi imaginario.

-¿Qué trata de expresar con el cuadro? La pintura tiene cierto poso de melancolía, incluso de pérdida...
-Así es... Yo juego mucho con las sensaciones y los pensamientos que te provoca un lugar, pero en función de tu estado anímico en el momento de pintar el cuadro puede ir por unos derroteros o por otros. Ahora mismo vengo de un viaje por Lanzarote y ya estoy pensando en hacer cuadros oscuros, inspirados en la piedra y la lava características. Y en el caso de Teruel me dejo llevar por los tonos ocres, tierras, con la piedra y el agua.

-¿Tiene tendencia a la tristeza, a la introspección? ¿O es una percepción subjetiva que yo tengo?
-En cierta manera sí, porque casi todos los artistas que hacemos paisaje emocional, en realidad casi todos los artistas, nos metemos en nuestra pequeña soledad, en nuestro pequeño espacio que nos permite desaparecer para el resto del mundo y trabajar con más libertas. Y ese lugar, donde buscamos pasar desapercibidos y poder mirar y sentir completamente a solas, casi siempre conlleva un sentimiento de soledad y de melancolía.

-¿Cómo ha sido la experiencia de concursar y exponer en Albentosa?
-La experiencia ha sido muy buena. Nada más llegar a Albentosa llama la atención que siendo un lugar chiquitito en seguida percibes el movimiento cultural que tiene. Este certamen de arte no solo da a conocer el pueblo y anima a la gente a que lo visite y participe en las actividades que organiza, sino que lo hace a través de algo tan bonito e importante como el arte. Además dentro del certamen me ha sorprendido la enorme diversidad que hay en cuanto a las obras presentadas.

-¿Eso es bueno o malo? Porque hay quien opina que es mejor que un certamen se especialice mucho para tratar de ser una referencia dentro de su campo...
-Yo creo que la variedad de piezas es muy rica, pero opino que quizá poco a poco el certamen debería ir enfocándose hacia algo más temático, sobre todo para que la exposición de obras seleccionadas tuviera un discurso más claro. No sé si debería enfocarse hacia paisajes de Albentosa, o algo relacionado con el propio Salvador Victoria, aunque insisto que la exposición de obras seleccionadas resultaba coherente pese a su gran variedad.

Decisión

-¿Qué le hizo decidirse a presentarse al Certamen Salvador Victoria de Albentosa?
-Conozco a Diego Guillén, que es de aquí y he trabajado con él en alguna ocasión porque es interiorista, y me propuso que me presentara al certamen que había en Albentosa, y me animé. Yo trabajo mucho en Zaragoza y gané el Premio Delegación del Gobierno en 2002 y el Francisco Padilla, o fui finalista en Tauste o Utebo, pero hacía mucho tiempo que no me presentaba a certámenes. Pero también conozco a Beatriz Bertolín y me apetecía participar.

-Muchas de las obras presentadas y expuestas en Albentosa, entre ellas la suya y la ganadora, son pura abstracción. Y todavía hay quien opina que el arte abstracto es para público muy determinado, con formación artística, que vive en núcleos urbanos densamente poblados...
-No creo que queden muchos así, el arte cada vez es más universal. Hace poco expuse en Gijón y me divertí mucho con las interpretaciones que la gente hacía de mis cuadros. Cada uno percibía sensaciones y significados muy diferentes en función de su propia perspectiva, personalidad o forma de ver la vida, que al final es eso es el arte. Hay gente que se emociona con un cuadro abstracto porque las sensaciones que le ocasiona tienen que ver con su infancia, y para eso no hay que ser un estudioso del arte ni un intelectual, sino simplemente tener sensibilidad, y de eso tiene todo el mundo. Estoy convencido de que la pintura sirve para que cada persona sienta algo diferente a lo que sentía el pintor cuando la creó.

-¿Seguro? ¿No le frustra a un pintor que el público sienta o interprete cosas diferentes a las que el artista quiso poner sobre el lienzo?
-No, en absoluto. Mi obra está enfocada a paisajes. Paisajes emocionales y sensoriales, jugar con las texturas, con los materiales que te inspira cada color... Y los campos o los paisajes que para ti pueden significar una cosa, a otras personas pueden llevarle a lugares completamente diferentes. Personalmente a mí eso me gusta mucho, porque nadie debería comprar un cuadro simplemente porque queda bonito en la pared, sino porque le sugiere algo especial. Y lo de menos es que en eso coincida o no con el artista.