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Julio Embid, escritor y coordinador del grupo parlamentario socialista en las Cortes de Aragón: “Cuento más de lo que callo y suelo callar poco, pero nunca se puede contar todo” Julio Embid, escritor y coordinador del grupo parlamentario socialista en las Cortes de Aragón: “Cuento más de lo que callo y suelo callar poco, pero nunca se puede contar todo”
Julio Embid a las puertas de las Cortes de Aragón, en la Aljafería, con su nueva obra ‘Tránsfuga’. José David Valero

Julio Embid, escritor y coordinador del grupo parlamentario socialista en las Cortes de Aragón: “Cuento más de lo que callo y suelo callar poco, pero nunca se puede contar todo”

Embid presenta este miércoles (20 h.) ‘Tránsfuga’, en el Flanagan’s de Teruel, y el sábado estará en la Feria del Libro
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Tras haber sido director general de Relaciones Institucionales del Gobierno de Aragón entre 2017 y 2019, actualmente Julio Embid es coordinador del Grupo Parlamentario Socialista en las Cortes de Aragón. Este miercoles (20 horas) presentará en el Pub Flanagans de Teruel su último libro, Transfuga, el sábado firmará ejemplares en la Feria del Libro y el Cómic de Teruel

-¿Qué cuenta en ‘Transfuga. Cuarenta cuentos sobre la política’

-Es un libro de ficción donde, a través de cuarenta historias cortas y separadas, algunas de ellas relacionadas, trato de explicar cómo se trabaja en la política, cómo funciona el Congreso de los Diputados y los distintos niveles de administración. Y no solo los políticos o los políticos relevantes, sino también los ujieres, los jefes de prensa, los ministros, los auxiliares, los secretarios, los miembros de la oposición, y todos los personajes que tienen diferentes responsabilidades. 

-¿Y qué tal sale parada la clase política?

-Yo creo profundamente en la democracia parlamentaria, y trato de explicar cómo funciona de forma que llegue a todo el mundo. Desde el jefe del Gobierno hasta un militante de base de un partido, todos forman parte de una estructura que funciona, y de la que, por cierto, podemos estar muy satisfechos. Me preocupan las encuestas que dicen que los jóvenes, que no han conocido otro sistema que la democracia parlamentaria, digan que no están satisfechos con ella. Quizá haya un corrupto por cada mil personas, pero la realidad es que la democracia es el mejor sistema que podemos tener, y el único en el que realmente podemos ser libres. 

-Su libro es ficción pero tendrá mucho de verídico...

-Hay muchas de mis experiencias reales, claro, y los lectores enseguida entenderán que hay personajes y situaciones reales con los nombres cambiados. Pero se basa en la actividad de un Congreso de los Diputados ficticio, inventado por mí, que es mi herramienta para explica cómo funciona la democracia. 

-¿Y cómo funciona?

-La regla básica es que quienes tienen responsabilidad toman decisiones en función de la información y las diferentes opciones que tienen. Y siempre tratan de hacer lo mejor posible, por la sencilla razón de que aspiran a volver a ganar las elecciones. 

-’Tránsfuga’. Menuda palabrita que ha elegido para el título...

-Tránsfuga es el pecado original, lo más odioso que te pueden llamar en este mundo. Decía el primer ministro italiano, Andreotti, que en el mundo hay amigos, enemigos y compañeros de partido. Dentro de un partido lo peor que puedes ser es tránsfuga, y además tu vida política será corta. Porque los del partido que abandonas te odiarán, y los del partido al que llegas no se van a fiar de ti. 

-¿Cree que hay algo que justifique el transfuguismo, si los principios propios entran en conflicto con los del partido?

-Vivimos en una democracia de partidos y de listas cerradas. Si el diputado en el Congreso por Teruel cree que tiene el escaño por su persona se equivoca, porque es el partido el que ratifica los listas. Legalmente el escaño no es del partido sino del diputado, pero cualquiera se equivocaría si pensara que le han votado a él, personalmente, porque a diferencia del modelo inglés o estadounidense, donde las circunscripciones son nominales, lo que se vota son partidos y programas políticos. Así las cosas, cuando un tránsfuga dice que lo hace por motivos ideológicos, en realidad está defraudando a su electorado, que ha votado un programa electoral que él, personalmente, ha decidido incumplir. Es uno de los grandes fraudes que se pueden  hacer contra algo importantísimo en nuestra sociedad como es la democracia. 

-Los políticos, los periodistas y los escritores suelen valer más por lo que callan que por lo que cuentan... ¿usted calla más de lo que cuenta, o cuenta más de lo que calla?

-Yo cuento más de lo que callo y callo poco, pero a veces me callo cosas porque no siempre se puede contar todo. A veces contar más de la cuenta hace que una negociación  de la que podría salir algo muy bueno se vaya al traste. Los partidos de la nueva política decían que todas las negociaciones tenían que hacerse públicas por streaming, pero eso les duró poco porque enseguida entendieron que las negociaciones tienen que seguir su cauce. Un acuerdo significa ceder pero también tener confianza plena por ambas partes. 

-¿Es mejor que determinados asuntos sobre política nunca vean la luz?

-La transparencia es fundamental, sobre todo en todo lo que se refiere al dinero público. Ahí sí que el ciudadano debe saber en qué se gasta cada euro. En ese sentido yo soy partidario del modelo irlandés, donde cada promesa electoral tiene que estar acompañada de una memoria económica. Si yo digo que voy a construir el eje Cantábrico-Mediterráneo tengo que decir cuánto va a costar y de dónde voy a sacar el dinero. Eso me parece la verdadera transparencia... saber si un político tiene un piso en Teruel y otro en Segunto me parece morbo.