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Lidia Novella y Mª Ángeles Robres gestionan una mercería en Mora de Rubielos: “En una ciudad no haces nada, sólo trabajas, y a mí me estaba cambiando hasta el carácter” Lidia Novella y Mª Ángeles Robres gestionan una mercería en Mora de Rubielos: “En una ciudad no haces nada, sólo trabajas, y a mí me estaba cambiando hasta el carácter”
Lidia Novella y su madre, María Ángeles Robres, en la mercería de Mora

Lidia Novella y Mª Ángeles Robres gestionan una mercería en Mora de Rubielos: “En una ciudad no haces nada, sólo trabajas, y a mí me estaba cambiando hasta el carácter”

“Desde que he vuelto a casa y coso con mi madre me gusta tanto lo que hago que es como si no trabajara”
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Cruz Aguilar

Lidia Novella es de Mora de Rubielos, pero se fue del pueblo con 14 años para dedicarse al balonmano. Aunque en ese momento no se planteó volver, la realidad es que compaginó el deporte profesional con formarse en costura, la profesión de su madre, María Ángeles Robres. Ahora ha regresado a casa para trabajar y aprender de ella, con el fin de quedarse con el negocio de mercería, confección de trajes regionales y cursos de costura cuando esta se jubile.

-¿Cómo fue esa decisión de dar el salto para volver al pueblo y quedarse con la empresa de la familia?

-Estaba en una empresa de logística, en un puesto que estaba bastante bien, con mucha responsabilidad, pero veía que no era mi sitio. Soy una persona muy alegre, me gusta mucho tratar con la gente y me estaba como cambiando el carácter. Comentándolo con mi madre me proponía que me quedara con la empresa, pero yo en un principio me negaba a volver al pueblo, aunque acabé dándome cuenta de que vivir en una ciudad supone no hacer nada, sólo trabajas,  no quedas con amigos, no ves a la familia, vas por la calle y eres uno más, la vida la haces los fines de semana cuando vas al pueblo. Y decidimos venirnos, mi marido es agricultor y trabaja en Segorbe, por lo que está a la misma distancia. En el pueblo no ganas el doble o el triple, pero la calidad de vida no se paga con dinero, tienes el campo al lado y puedes quedar con amigos cuando te apetece.

-¿Conocía el negocio?

-Sí, yo he estudiado un grado de confección. A la vez que me dedicaba al balonmano, me fui matriculando en las ciudades donde estaba en ese momento, en Zaragoza, Gijón o Logroño. Además cuando tomé la decisión me dije que quería probar lo de trabajar en la tienda y además que estaba perdiendo el tiempo de no aprender todo lo que pudiera de mi madre. Sé coser, me he formado, pero no tengo el nivel que tiene ella de hacer trajes regionales y eso, son cosas que tengo que ir aprendiendo.

-¿Además de continuar con el negocio de su madre tiene alguna otra idea?

-Sí, me gustaría darle un vuelco a la tienda, renovar por las redes sociales y modernizar todo ese tema, que se vea su trabajo a través de las redes, que son un escaparate para que nos vean en más sitios más allá de la comarca o la provincia de Teruel.

-¿Ya está en Mora trabajando en Mercería María Ángeles Robres?

- Sí, la estoy ayudando a informatizar la tienda y con las redes, pero luego surgirán más ideas.

-¿Cómo fue el momento en el que Lidia le dice que se queda con la tienda?

-M.Ángeles: Pues muy contenta, fue como una inyección de vitaminas, porque yo estaba un poco ya reacia a comprar más género, era como si ya quisiera liquidar, ir cerrando poco a poco, continuamente pensaba que para qué iba a traer más cosas si luego tendría que liquidar.

-¿Le daba pena cerrar un negocio de tantas generaciones?

-Pues es que no me había planteado eso, simplemente pensaba que tendría que cerrar cuando me llegara la jubilación y ya, pero lo que sí que me planteaba es que era un trabajo con futuro y me resultaba duro cerrar. La gente cada vez cose menos y arreglos de ropa siempre hay que hacerlos, y es algo que no se puede hacer por internet. Estamos siempre a tope de trabajo y me daba mucha pena que todo eso se perdiera, de hecho empecé a hacer cursos para enseñar a la gente. Parece que ahora nadie quiera ser autónomo, pero yo he hecho muy contenta mi trabajo toda la vida, jamás me he planteado ir a trabajar fuera de casa. Yo nací en la tienda y mi recuerdo es jugar entre telas y cosiendo cosas para mis muñecas.

-Lidia: Yo este tiempo que llevo cosiendo es como si no estuviera trabajando, me gusta y no siento que sea un trabajo.

-¿Es un buen momento para las empresas dedicadas a la costura como la suya?

-María Ángeles: Pues yo creo que sí, ha cambiado el tema de la venta, porque la gente compra mucho por internet, pero lo de hacer arreglos es un servicio que tiene que ser cara a cara, no puedes comprar en una web.

-Lidia: Además la gente de mi edad apenas cose.

-Lidia usted se formó en confección, ¿ya lo veía como una salida de futuro?

-Siempre me ha gustado y lo hice porque pensaba que igual algún día podía ayudar a mi madre, pero la verdad es que hice con ella las prácticas para el grado pero luego no volvió a coser. Pero estos días que lo estoy haciendo veo que me gusta, me relaja mucho, parece que no estoy trabajando. Además ahora es el momento, porque tengo varios años para estar con ella y aprender.

-En Agujama están impartiendo charlas para animar a los emprendedores a seguir con los negocios de la familia. ¿Usted ha ido a alguna?

-Sí, fui a la charla que dieron y me sentí muy identificada con la gente que estaba allí explicando sus experiencias, ya tenía pensado seguir con la tienda de mi madre, pero fue importante ver otras personas en mi misma situación que estaban apostando por seguir con el negocio familiar. Además te aconsejaban con algunas cosas que ellos habían hecho, como temas de contrataciones, subvenciones…Te dicen por dónde puedes ir y por dónde no.

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