

Luis del Romero, geógrafo e investigador: “La situación de los pueblos es responsabilidad de la clase política y también de la sociedad”
Luis del Romero ha publicado un nuevo libro sobre el fenómeno demográfico que lleva por título Despoblación y abandono de la España rural, el imposible vencido, que se presentará en el Mas Blanco, en San Agustín, el 19 de mayo y en la Librería Senda de Teruel el día 23. Se trata de un ensayo en el que hace un repaso por las causas que han llevado a los pueblos a tener tan bajas cifras de habitantes, pero también describe la realidad que viven algunos de ellos como sumidero de residuos y otros como parques temáticos. El experto asegura que ahora es el momento de tomar cartas en el asunto y plantea la necesidad de que todas las administraciones se unan para poner en marcha toda una serie de políticas que sean una nueva carta puebla y que sirvan para atraer a gente. Además, lamenta la escasa empatía que hay por parte de la mayor parte de los habitantes de las ciudades con los problemas del mundo rural.
-Despoblación y abandono de la España rural, ¿por qué el imposible vencido?
-Es un subtítulo que pretende marcar alguna diferencia porque trabajos de despoblación hay muchos. El imposible vencido es una manera de caracterizar a nuestro medio rural en España, porque a nivel político ha sido muy maltratado, ha sido vencido históricamente, a través de una serie de políticas que vaciaron los pueblos. A lo largo del libro se intenta explicar cómo es un fenómeno extraordinario si nos comparamos con otros países, cómo se ha incentivado u obligado, entre comillas, a la gente a abandonar los pueblos, es decir, que se ha vencido al medio rural, a las clases menos pudientes. Pero al mismo tiempo el medio rural para la ciudad, para el sistema y para el capitalismo es imprescindible porque proporciona recursos, identidad, es donde van los domingueros. Se crea esa situación paradójica de que por un lado se ha maltratado, a veces incluso se le ha tratado como un enemigo, y por otro lado es imprescindible, las ciudades no pueden vivir sin un entorno que le suministre alimentos o que proporcione recursos o personas.
-¿Cree que en las ciudades son conscientes de que no podrían vivir sin el mundo rural?
-No, para nada, es más, cuando he presentado el libro me he encontrado con algún alegato en plan que la ciudad es la civilización y el campo es la barbarie. Eso me pasó hace poco con un economista, con el que se abrió un intenso debate. No se es consciente, tampoco se conoce, porque hay una parte de la población que ya no sale apenas de la ciudad, pero luego a todos nos gusta comer un producto artesano, o respirar aire puro o ver un paisaje.
-Este libro es fruto de un arduo trabajo de investigación, ¿no es así?
-Sí, tres años.
-Usted no es nuevo hablando de despoblación, es el autor de Territorios abandonados. Paisajes y pueblos olvidados de Teruel, pero, ¿cree que con todo lo que se está escribiendo sobre el tema aún quedan cosas nuevas por decir?
-Bueno, creo que sí porque por un lado se ha escrito mucho desde el punto de vista de las causas, también lamentándonos, y no digo que en este libro no haya lamentos y nostalgia, pero se ha escrito poco sobre qué hacer y sobre visiones más críticas. Hay millones de publicaciones científicas sobre la crisis del campo, pero no hay tantas, al menos que yo conozca, que hablen de manera crítica sobre este proceso y menos aún que digan algo más allá de que no hay alternativa, y sobre todo ahora que se empieza a hablar, al menos en la Comunidad Valenciana y en Aragón, de la agenda contra la despoblación, del reto demográfico. Igual es un poco tarde pero es bueno que se hable, siempre hay cosas nuevas que aportar, al menos hablar de medidas y políticas que de una vez se podrían llevar a cabo porque, hasta este momento, no ha habido una política integral contra la despoblación.
-En su libro hace un repaso por las causas de la sangría demográfica en el medio rural, que son varias, ¿no es así?
-Sí, hay bastantes causas y hay cuestiones más conocidas, como la mecanización del campo, que afectó sobre todo a las zonas de montaña, pero igual hay otras no tan conocidas, como las políticas forestales, que en muchos sitios fueron algo totalmente desastroso, las guerras, la violencia… el concepto de violencia. El medio rural o hasta ser de pueblo para una parte de la población, incluso del medio rural, no digo para toda, es como algo negativo y de lo que avergonzarse, cuando hace un montón de años que desde el ecologismo, las políticas neorrurales y las políticas europeas se busca cambiar esa mala imagen. Pero es que es una mala imagen también un poco impuesta, a mí me llama mucho la atención que la mitad de España no hubiera oído hablar nunca de Andorra hasta que tuvo lugar el triple asesinato en diciembre. Por desgracia las televisiones nacionales solo van al medio rural para hablar de alguna catástrofe o de algún crimen. Sí se da una imagen negativa, en el aula yo tengo alumnos de Teruel y casi nadie quiere volver a sus pueblos incluso aunque tengan la vida resuelta y algunos incluso tienen trabajo, hoteles, campos, cooperativas, gasolineras… Hay otras cuestiones por las cuales la gente joven no quiere volver al pueblo.
-Basa sus conclusiones en ejemplos de diferentes puntos de España, ¿las causas y consecuencias son extrapolables?
-Claro, la cuestión es que en Castilla es más fácil de estudiar a nivel histórico porque hay más textos, pero cuanto te vas a Soria y hablas con la gente y luego vienes a Teruel el discurso es muy semejante, los problemas son parecidos. Igual Galicia tiene alguna otra particularidad histórica, pero en general es bastante extrapolable, hay baja densidad en Galicia y en Castilla la Mancha, no es un problema de Aragón.
-Frente a la España vacía de Sergio del Molino que tantos libros ha vendido usted aboga por el lema machadiano Hoy es siempre todavía, ¿Aún hay tiempo de hacer algo?
-Sí, planteo un poco el concepto de nueva carta puebla, es decir, en vez de tantas estrategias sectoriales, que están muy bien, o una reducción en la cuota de autónomos por un lado y una ventaja fiscal a la adquisición de la primera vivienda por otro, pues no, de lo que se trataría es de que las tres diputaciones provinciales, el Gobierno de Aragón, el de España y los gobiernos locales participasen en una única estrategia y de verdad contra la despoblación, no cada uno por un lado.
-¿Y qué medidas deberían de tomar?
-El principio en el que se basa todo esto es que si la configuración del espacio turolense o castellano se debe a decisiones políticas porque fueron privilegios que se fueron dando para asentar a cristianos en la reconquista, habría que buscar un paquete muy amplio de políticas parecidas, no solo una política, sino por ejemplo un sueldo distinto para un maestro de pueblo que para uno de ciudad; una política pública de verdad de vivienda; una política de reversión de las tierras que han quedado anegadas… Todo un listado de cosas que no da tiempo a explicarlo en profundidad porque ya es el final del libro, pero que pone el acento en que desde la Administración se tiene que poner en marcha una única estrategia conjunta. Y luego otra cosa importante es que la situación no es solo una responsabilidad de la clase política sino una responsabilidad social, de la ciudadanía.
-Lo que dice de pagar más a un maestro de pueblo que a uno de ciudad es un buen planteamiento, pero no sé si es constitucional...
-Puede ser anticonstitucional el que no haya igualdad de oportunidades, pero los funcionarios tienen un complemento de destino y tal y como está la legislación ese complemento se modula en función del destino. En Asturias acaban de aprobar una legislación en este sentido, algún recoveco habrán encontrado para poder acomodarlo en el estatuto y la constitución. Una cosa es obligar y otra distinta incentivar.
-Sí, pero lo que interesa no es que haya un maestro en ese pueblo ya que ninguna plaza se queda sin cubrir, aunque es verdad que cambian continuamente, lo conveniente es que vivan en el medio rural…
-Claro, la cuestión sería que maestros y médicos volvieran al territorio, igual no al más pequeño de los pueblos, pero sí que habiten en la zona. En muchos casos no es porque no pueda sino porque él mismo se pregunta qué hace en un pueblo, cuando es lo que se ha hecho toda la vida.
-Habla de políticas pero también del papel de la sociedad y de cada uno de nosotros como ciudadanos, ¿verdad?
-Sí, claro, es que es fundamental. Me llama mucho la atención y también atañe a las sociedades rurales contemporáneas, hemos pasado un poco de la ayuda mutua entre vecinos, donde el Estado prácticamente no existía y si existía era para cobrar impuestos e imponer el servicio militar, a que cada vez que hay un mínimo problema llamemos a los ayuntamientos o a las diputaciones para que nos lo resuelvan. Esa falta de empoderamiento… el Estado llega hasta donde llega, no puedo tener la mentalidad de irme a un pueblo y si se cae una rama llamar al Ayuntamiento para que la quite, pues oye la tendré que quitar yo… A lo mejor no tienes recogida de basuras todos los días, igual el comercio es itinerante….Tiene que haber una implicación social, el Estado está claro que ha hecho unas políticas desastrosas, pero la sociedad también es culpable. Cuando han funcionado los pueblos es cuando había una mínima gestión comunitaria de ciertas cosas, a eso es un poco a lo que me refiero.
-Habla de algunas posibles salidas para el medio rural, como parque temático o sumidero, que muy halagüeñas no son, ¿son las únicas opciones?
-Es un poco la realidad que está pasando en este momento, para mí el medio rural tiene tres papeles, uno proporcionar recursos de todo tipo; dos, ser sumidero de residuos cerca de áreas metropolitanas, incluso nucleares y algunos pueblos hasta se pelean por ello; y tres, pueblos que están prácticamente vacíos durante todo el año y se convierten en parques temáticos los puentes festivos y las fiestas patronales. Esa es la situación que creo que se está dando, a grandes rasgos, en parte o gran parte del medio rural. Entonces, ante esa situación lo que necesitamos es un medio rural que tenga otras actividades, que el turismo está muy bien pero hacen falta otras cosas.
-¿Como qué?
-Pues mi propuesta es en esta situación que estamos de crisis, que además no es pasajera, hemos de dar a conocer el medio rural y el concepto de trabajo que va a haber en el siglo XXI que es un trabajo no asalariado. Hay varias cuestiones, primero que la gente que vive en el medio rural pueda seguir haciéndolo con igual calidad de vida por lo menos. En segundo lugar la llegada ordenada de gente, pero con otro concepto de trabajo y actividad, hay que incentivar otra agricultura, otra ganadería, otro turismo responsable. Luego el estado tiene muchas políticas que puede realizar, sigue teniendo poder de financiación. Esto ya son cosas muy utópicas pero ¿por qué tienen que estar todas las instituciones concentradas en la capital de provincia?, ¿por qué un funcionario no puede trabajar en un pueblo de cien habitantes y luego tener un trabajo presencial dos días a la semana? Son un montón de cosas realmente las que se podrían hacer.
-¿Qué peso tiene Teruel en este último libro suyo?
-Muy grande porque parte de la inspiración del libro viene del Mas Blanco, hemos hablado con mucha gente de toda la provincia con otro proyecto de patrimonio industrial y te das cuenta un poco de cómo ha sido maltratada la gente, de los conflictos y las penurias que han tenido que pasar. Ha sido una parte fundamental, desde luego, es una de las provincias en situación más precaria junto con la de Soria, en cuanto a cantidad de población que queda y niveles de envejecimiento.
-Teruel se manifestó el domingo en Zaragoza, ¿cree que va a servir para algo?
-Sí porque en primer lugar estamos a un año de las elecciones, y eso siempre es estratégico; en segundo lugar estamos en años críticos, están muriendo los últimos molineros, pastores trashumantes, agricultores tradicionales y todo lo que se movilice y haga debe de ser ahora. Y en parte por el fenómeno mediático que ha habido en estos dos últimos años, que espero que no se haya quedado en una moda, veo a la ciudadanía un poco más sensible con el tema, incluso a los que no viven en primera persona el medio rural.
-Ese es un poco el problema, que hay como dos tipos de personas, las que conocemos el problema y lo sentimos como propio, que somos muy pocos, y las que lo ven como algo que no va con ellos…
-Sí, hay dos Españas. Por eso no estoy de acuerdo en que haya un poder rural, como se ha publicado por ahí. A nivel de senadores, diputados, políticos y ministros del medio rural, de poblaciones de menos de 20.000 o 30.000 no hay y no hay ningún partido político rural en España. Claro que existen esas dos visiones y es complicado, por eso creo que hay que trabajar y hablar mucho de despoblación en una ciudad, que es por cierto donde están todos los descendientes de turolenses, sorianos y de media España.