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Manuel Ruiz de Lara, juez y escritor: Manuel Ruiz de Lara, juez y escritor:
El juez Manuel Ruiz de Lara, días atrás durante su estancia en Teruel

Manuel Ruiz de Lara, juez y escritor: "Lo que cuento en 'Patria olvidada' también tiene una parte de desahogo personal"

"Hay quienes no les ha sentado bien verse identificados en mi novela, pero yo tampoco cuento ninguna mentira"
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Manuel Ruiz de Lara es titular del Juzgado Mercantil número 11 de Madrid, pero en el último año se ha convertido también en una de las revelaciones editoriales con su novela Patria olvidada, publicada por Cajón de Sastre y de la que se llevan tres ediciones. Días atrás estuvo en Teruel para participar en una jornada con administradores concursales.

-Su novela ha sido toda una sorpresa con tres ediciones ya publicadas.
-Bueno sí, y ahora estoy escribiendo la segunda parte. La verdad es que es un thriller político judicial que está entre la ficción y la realidad, yo diría que en más de un 90% porque es muy crítico con el Gobierno. Narra un poco algún tejemaneje de una parte reducida de la judicatura que se pega al político para ascender, y la lucha de ese 95% o 99% de jueces que, bueno, prefieren defender el Estado de derecho a prestarse a algún tipo de conchabeo con determinados políticos.

-Las referencias que hace a la realidad son muy evidentes, porque los nombres de los personajes se parecen muchísimo a los reales.
-Es verdad que hay nombres muy parecidos a determinados políticos, pero bueno, yo lo dejo a la imaginación del lector. Lo que sí es totalmente verídico son las actuaciones de algún, yo los llamo políticos togados, que con tal de ascender dentro de la carrera judicial o por la vía de ascenso profesional pretenden pegarse al político y prestarse a determinadas farsas de elección de vocales del Consejo, o a alguna actuación del político que trata de interferir en la separación de poderes.

-¿Podemos confiar en la Justicia?
-Yo siempre digo que en España tenemos un Poder Judicial absolutamente independiente. Los jueces y magistrados dictan las resoluciones de forma independiente, pero el sistema desde luego es nefasto. Lo dice la Unión Europea, que hay que cambiar, que en el órgano de gobierno de los jueces sean elegidos por la magistratura y no por los políticos. Aquí yo confío en un 99% de los jueces, pero no puede ser que para ser vocal del Consejo dependa de que tengas o no un padrino político.

-Serán pocos, como dice, pero al final manchan la imagen de todos y eso genera desconfianza en la sociedad.
-Sí, y por eso yo siempre remarco que España tiene que sentirse muy orgullosa de los jueces que tiene, que actúan de forma independiente, pero esa imagen de politización del Consejo General del Poder Judicial que se proyecta es nefasta. Por eso yo creo que hay que cambiarla y evitar sobre todo cualquier interferencia del político en la carrera judicial.

Vocación literaria

-¿Por qué ha escrito la novela, para denunciar esto o por vocación literaria?
-Es también un cúmulo de experiencias que uno ha visto dentro de la carrera judicial en este sentido, a veces de maniobras por parte de algunos para ascender profesionalmente o para llegar a determinados cargos, y lo que cuento también tiene una parte de desahogo personal.

-¿Ser crítico con el poder le ha causado problemas?
-Sé que esta novela a alguno de los personajes que se han sentido identificados no le ha sentado nada bien, pero yo tampoco cuento ninguna mentira, cuento determinadas actuaciones que han tenido por razones de ambición, por el ego de ascender a determinados cargos, y evidentemente esto molesta. Yo aparte he sido portavoz de una plataforma que defiende la independencia judicial, y cuando lo hacemos si le tocas las narices al poder, pues te tratan de buscar las cosquillas. Lo han intentado con resultado desastroso para ellos, y han provocado el efecto contrario. Esta labor de denuncia yo creo que ha servido para que ahora esté mucho más en el día a día de los ciudadanos y que salga en prensa la necesidad de despolitizar el Consejo. Soy un idealista empedernido y aspiro a que cambie el sistema de elecciones de vocales y que haya una garantía absoluta de la independencia judicial.

-¿Por eso ha querido contar la realidad ficcionada?
-Sí, siempre he tenido esa vena literaria de escribir y tuve suerte que en la época de la pandemia tenía más tiempo y lo aproveché para hacerlo. El objetivo es acercarle al ciudadano la importancia de que haya independencia judicial y de que no haya determinados jueces que aprovechen una situación para ascender en la carrera.

-¿Cambiarán las cosas o cree que seguirá enquistado ese problema?
-Yo soy optimista y creo que además hemos conseguido que esté en la prensa. Exigimos que se renueve pero que haya una reforma previa de la ley orgánica para que sean elegidos por los jueces, que no se convierta en otra farsa política de padrinazgo y tal.

-Está a punto de salir ya la segunda parte de la novela, ¿qué puede avanzar de ella?
-No quiero hacer mucho espóiler, pero la segunda parte, Patria conquistada, empieza con una parte de ficción, continúa con esa denuncia de politización y de tejemaneje de políticos, y se inicia con un atentado terrorista al expresidente del Gobierno, un tal Sánchez Castellón, cerca del Tribunal Supremo, cuando él va a comparecer por una serie de delitos, una especie de Watergate policial en el que se ha visto envuelto y que hace que caiga su Gobierno.