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María del Carmen Escuder Romero, tendera: “En verano me jubilo de  la tienda de Orrios, que  he llevado casi 50 años” María del Carmen Escuder Romero, tendera: “En verano me jubilo de  la tienda de Orrios, que  he llevado casi 50 años”
María del Carmen Escuder es la tendera de ultramarinos de Orrios

María del Carmen Escuder Romero, tendera: “En verano me jubilo de la tienda de Orrios, que he llevado casi 50 años”

“En los pueblos la gente no compra apenas nada, se compra lo que se olvida de los supermercados”
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María del Carmen Escuder es la tendera de ultramarinos de Orrios, que heredó de sus padres y que ha llevado casi toda su vida. Cuenta con 75 años y anuncia su adiós. Le gustaría que antes de cerrar la tienda en Orrios se montara por parte del Ayuntamiento un multiserviciá con tienda y bar, que tampoco tiene la localidad. Ambos servicios para ella son necesarios, sobre todo el bar para mantener las relaciones sociales. La tienda, reconoce, que va a menos porque en cada casa hay dos coches y  la compra grande se realiza en Teruel. 
-¿Es usted la tendera tradicional de los pueblos pequeños,  de Orrios?
-Así es. Soy la tendera de Orrios que le quedan dos telediarios. Lo que queda hasta agosto. Hasta que ponga el Ayuntamiento de Orrios el multiservicio que se tiene previsto. Y si no lo ponen igual, porque mi marido y yo tenemos que arreglar la casa. Arreglar la cocina, el servicio… Ahora toca ya cerrar y que el pueblo se apañe como mejor pueda. Tengo 75 años. Lo que quiero es que se ponga algo para que el pueblo tenga un servicio. Que se ponga también un bar en Orrios porque la gente lo necesita. La gente necesita reunirse, sobre todos los hombres. Para las mujeres es igual que haya tienda o que no haya tienda porque existen muchos supermercados en las ciudades. La gente no compra  en el pueblo casi nada, más que lo que se olvida, el pan y un poco más. Yo vendo pan, que me lo  traen de Cedrillas. Aquí se compra lo básico. Ahora hay  muchos coches, dos por cada casa y la gente se va a comprar a los supermercados. Yo misma cuando me jubile haré seguramente lo mismo. La gente se desplaza a la ciudad, pasa el día y ya está.
-Desde cuándo lleva usted la tienda de ultramarinos de Orrios?
-Ni me acuerdo. La tienda ya la tenían mis padres. No toda la vida, pero cerca.
-¿A qué edad entró a trabajar en la tienda de sus padres?.
-No me acuerdo pero de continuo fue cuando mi madre se jubiló, hace muchos años. Llevaré cerca de 50 años con la tienda. 
-¿Qué vende en su tienda?
-Ahora no se vende más que lo imprescindible en la tienda. Lo básico, pero cuando estaba mi madre ahí se vendía alpargatas, se vendía de toda clase de productos. Era un comercio para todo. Pero además de trabajar en la tienda he trabajado en el campo, en las vacas, en todo, pero la tienda en Orrios siempre ha permanecido.
-¿Es rentable un comercio pequeño de ultramarinos en Orrios?
-La tienda solo no es rentable. Pero también digo que con una tienda y el bar se puede comer en un municipio como Orrios. No es para vivir, pero sí se puede comer. 
-Los vecinos de Orrios qué dicen del cierre de la tienda de toda la vida….
-La gente no dice nada, Qué van a decir. Lo lamentarán sobre todo cuando no esté. Dirán: ¡ay si estuviera  la tienda!, pero ya no estará. 
-¿Qué anécdotas ha tenido que recuerde a lo largo de tantos años con la tienda?
-Anécdotas muy pocas porque con todo el mundo me llevo bien. Hay una que es en relación con la fachada de la casa, que dice Mari la facha y a todo el mundo que lo ve por primera vez le chocha. 
- ¿A qué se debe lo de Mari la facha?
-Es muy sencillo y muy viejo. Mi abuelo, no mi padre, tenía una novia y él se llamaba Francho y cuando riñeron sus hermanos le decían Facho no tiene la novia, Facho no tiene la novia y se quedó con facho, Fabián el facho, que era mi abuelo. Mi padre era Juan el facho y nosotros, los hijos los fachos y la tienda se llama Mari la facha. 
- ¿Le sabe mal que le llamen así con este mote?
-No. No me sabe malo porque lo tengo puesto en la puerta. Para mí es una honradez y el mote no tiene nada que ver con ideología alguna. 
-¿Alguna vez ha tenido que perder el género por la pérdida de suministro eléctrico?
-No. Aquí la luz ha funcionado bien y los frigoríficos, los congeladores,  los hacen muy potentes. La anécdota de ahora es que cada día tengo menos cosas para vender. Es que cierro en este verano. En cuanto venga el albañil para arreglarme la casa., que está vieja. Si viene en julio en julio y si viene en agosto en agosto. Queremos hacer una cocina y un servicio para poder estar allí cuando queramos. Tenemos dos casas en el pueblo. En una tenemos los animales. 
-¿En la tienda se vendía productos de la matanza?
-No. Aquí en Orrios había carnicería. En Orrios cada familia se mata su cerdo. Aún se sigue con esta costumbre, pero el cerdo se compra en el matadero. No se mata, pero se arregla el cerdo.
-¿Cuándo cierre usted la tienda habrá algún lloro?.
-A lo mejor más de uno. Nosotros tuvimos 23 años bar en la misma casa. Lo dejamos porque ya me casé. Tuve dos chiquillas. Mi hermano no estaba en casa. Los padres se hicieron mayores y dejamos solo la tienda. Luego mi madre se puso enferma. Estuvo muchos años enferma y ya no podía ser. No podía ni hablar, ni andaba. Lo que quiero es que haya un multiservicio para el pueblo. Aquí había un cura que se murió, que decía que un pueblo sin flores y sin niños era un pueblo muerto. En Orrios hay un niño que va a la escuela de Perales del Alfambra. 

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