Marta Buñuel Adán, bibliotecaria en el congreso de los diputados: “La Biblioteca del Congreso es proactiva, recopila información sobre los temas a tratar”
“Las nuevas tecnologías permiten al usuario leer en línea desde fuera de la sede y ayudan a optimizar el espacio”La turolense Marta Buñuel Adán es actualmente bibliotecaria en el Congreso de los Diputados. En el año 1988 aprobó las oposiciones al cuerpo de Archiveros Bibliotecarios de las Cortes Generales y su primer destino, en el que estuvo casi dos décadas, fue el Senado. Hace ocho se trasladó al Congreso, donde sigue actualmente.
-¿Tras 20 años en el Senado por qué se cambió al Congreso?
-En el Senado estaba muy contenta y tenía un grupo de compañeros estupendos, pero siempre me quedaba la cosa de no conocer la otra Cámara. Nuestro cuerpo tiene destino tanto en archivo, como en biblioteca, como en documentación, pero a mí siempre lo que más me gustó fue la biblioteca. Pasé a la Biblioteca del Congreso y eso me ha hecho tener una visión muy general del funcionamiento de las dos. Ha sido enriquecedor.
-¿Qué diferencias hay entre una biblioteca y otra?
-Cada una tiene su especialización y su casuística. Hay muy buena relación entre ellas, incluso tenemos suscripciones conjuntas. La sala de lectura, por ejemplo, es distinta, la del Senado es neogótico inglés y la del Congreso es isabelina, de madera de cedro y caoba, quizá más funcional.
-¿Qué servicios ofrece la Biblioteca del Congreso?
-Además del servicio documental, intenta tener una función muy proactiva. Se adelanta a las necesidades de los parlamentarios, si se va a tratar un proyecto de ley, enseguida se hacen boletines, recopilaciones de información… todo lo que pueda servirles para preparar su trabajo. También elaboramos boletines de novedades de monografías y revistas. Luego están los servicios comunes de préstamo, reproducción, y las alertas de difusión selectiva de la información, que son perfiles bibliográficos personalizados según el tipo de información que cada usuario desea. Además, hacemos exposiciones, tanto de fondo antiguo como moderno, relacionadas con efemérides o temas de interés.
- ¿Tienen socios?
-No, por motivos de seguridad. El acceso está regulado, no funciona como una biblioteca pública en ese sentido.
-¿Quién puede usar la biblioteca del Congreso?
-Los senadores y diputados, los funcionarios de la casa, el personal de los grupos parlamentarios, los medios acreditados y los investigadores, muchos vienen por tesis doctorales, sobre todo de derecho parlamentario o constitucional.
-¿Qué volumen de usuarios manejan?
-Cifras exactas no sabría decirle. Depende mucho de la actividad de la Cámara. En días de pleno no se permite el acceso de investigadores, pero el resto del día siempre hay varios allí.
-La colección está muy vinculada a la actividad legislativa, pero ¿hay más tipología de obras?
-Además de una colección muy importante y actualizada de Derecho y Ciencia Política, atendemos a las comisiones, con una temática muy variada y vinculada a la de los ministerios, así que necesitamos información actualizada de medioambiente, agricultura, asuntos sociales… Incluso se han formado comisiones específicas para temas sociales importantes, como la anorexia. Hace algún tiempo unos estudiantes analizaron qué materias ingresaba la biblioteca como novedades y en el último año el tema principal ha sido la inteligencia artificial; el anterior, la sostenibilidad; y antes, el feminismo. Tres temas punteros, que indican que está al día de la actualidad.
-¿Cómo ha cambiado el trabajo con la llegada de Internet y de los recursos electrónicos?
-Internet nos ha obligado a ayudar al usuario a formarse en los nuevos recursos electrónicos. El cambio hacia el libro digital ha sido progresivo, pero ha transformado la mentalidad del bibliotecario, el papel lo posees, lo tienes; el libro electrónico, en cambio, funciona por suscripciones. Compras un servicio mientras dura la suscripción. Tenemos suscripciones muy consolidadas, sobre todo jurídicas y otras plataformas de contenido más abierto. Estas plataformas nos han hecho avanzar hacia una biblioteca más sostenible, casi sin papel, aunque por ser una institución histórica debemos mantener una colección física que refleje la evolución de la Cámara. El papel es nuestro, lo electrónico no tanto. Pero una biblioteca parlamentaria tiene que evolucionar y ser puntera, aplicar las últimas normas de catalogación, estar al día y facilitar al usuario el acceso. Mucha plataforma puede dispersar la información, así que trabajamos para que el usuario tenga un único punto de acceso en el catálogo y desde allí llegue a cada recurso. Las nuevas tecnologías permiten que el usuario lea en línea o descargue libros en sus dispositivos fuera de la sede y ayuda a optimizar espacio, que es un tema clave en cualquier biblioteca.
