

Mercedes Monmany, ensayista y crítica literaria: “Las revistas literarias fijan y forman los gustos y el espíritu de una época”
Mercedes Monmany es ensayista y crítica literaria especializada en literatura contemporánea, en particular la europea. Autora de Por las fronteras de Europa, uno de los textos de referencia en ese campo, lleva décadas colaborando con numerosos medios de comunicación y publicaciones literarias. Este martes presentó en el Museo de Teruel el nuevo número de la revista cultural Turia.
- Dentro del extenso sumario de Turia, la poeta polaca Wislawa Szymborska tiene especial protagonismo. ¿Cuáles fueron sus principales aportaciones?
- Ella ganó el Premio Nobel en 1996, y de entrada no abundan las mujeres en el elenco de premiados, y menos todavía las poetas. Yo formo parte del jurado del premio internacional de poesía Zbigniew Herbert polaco, y sé que los polacos y la poesía tienen una relación especial. Este país ha sido siempre negado como nación, fue siempre repartido entre los grandes imperios. Pero había algo que vinculaba a todos los polacos, que era la poesía. La poesía en Polonia ha sido un acto de fe popular que unía a la gente, y todos los polacos conocían de memoria determinados poemas. Entonces su nivel es excepcional, hay países que han dado más novelistas, o más dramaturgos, pero Polonia es país de poesía. Ser polaco y triunfar como poeta es convertirse en un héroe nacional.
- ¿Qué añadió a este panorama Szymborska?
- Ella fue una de las grandes. Se dio el caso de que dos inmensos poetas polacos, ambos premio Nobel, ella y Czeslaw Milosz, vivieron en Cracovia. Pero mientras que Milosz realizó una poesía más filosófica, mística y metafísica, algo más hermética para el público, Szymborska fue absolutamente accesible para todo el mundo. Fue irónica, detallista, llena de humor y de comprensión por lo cotidiano. Ella escribía unas columnas en prensa muy seguidas, escritas con un lenguaje aparentemente sencillo, que luego también tenía su profundidad, pero con la virtud de acercarse a todo el mundo con un poso de cotidianeidad muy asequible.
- También fue muy crítica...
- Sí. Tras la destrucción que provocaron los nazis en su país ella militó una temporada en el partido comunista polaco. Pero luego se alejó y se convirtió en un espíritu muy crítico contra los totalitarismos. Dejó de tener los privilegios que daba el carnet del partido, y se convirtió en una voz de conciencia nacional. Y se hizo muy popular y conocida por todos, desde los intelectuales y eruditos hasta los taxistas. Fue muy querida por su espíritu crítico, discordante y disidente en Cracovia, que además tuvo una voz muy singular y original, un estilo propio en el que apenas se reconocen escuelas o influencias.
- Ya que ha mencionado el Nobel de Literatura, solo quince mujeres lo han logrado en su historia, aunque seis de ellas lo han hecho desde el año 2000. ¿Esto significa en su opinión que el gobierno sueco está saldando una deuda que tenía pendiente, o que hasta ahora no había gran literatura hecha por mujeres?
- La literatura siempre es la misma. Ahora las escritoras españolas contemporáneas a la generación del 27 están saliendo a la luz, y pasó con la misma Irène Némirovsky. Es verdad que hay una mayor conciencia en política por la igualdad de género, y los mismos jurados de premios literarios suelen tener una paridad que antes no tenían. En el mundo de la creación el valor tiene que estar en la obra, y no en el género del autor, pero ahora hay conciencia de que se tienen que examinar con la misma objetividad las obras hechas por mujeres, y no rechazarlas de entrada. Pero creo que el Nobel sí que ha premiado mujeres cuando debía hacerlo. Por ejemplo el gran Kapuscinsky, que me encanta, no tuvo el Nobel, y lo ha tenido la reportera Svetlana Alexiévich. Es muy difícil premiar a todos los talentos de una época.
- Comenzó a colaborar con la revista Turia en 1999... ¿cómo entró en contacto con esta revista, que muchos consideran una rara avis?
- Es una rara avis en España y en todo el mundo latinoamericano. Busquemos las razones que sean, pero no quedan publicaciones de este tipo en castellano. Yo mantengo suscripciones a revistas literarias francesas desde que tengo 17 años, que para mí han sido muy importantes, porque fijan y forman los gustos y el espíritu de una época. Lo difícil es mantener el nivel, y algunas publicaciones son irregulares, no mantienen la misma línea y acaban cansando. Pero Turia ha mantenido siempre un rigor y un nivel de exigencia muy alto. Por eso es una rara avis en el mundo del habla castellana. En Francia, sin embargo, las revistas literarias siguen siendo muy importantes e influyentes, y cualquier escritor que quiera ser algo tiene que pasar por ellas. Tienen un prestigio enorme.
- Hace apenas unos días ha presentado el ensayo ‘Ya sabes que volveré’ ¿En qué consiste?
- Contiene tres pequeñas biografías de tres escritoras que fueron asesinadas en Auschwitz. Una es muy conocida, Irène Némirovsky, muy publicada en España, otra es Gertrud Kolmar y otra es alguien que me fascinó cuando la descubrí; una escritora de diarios holandesa que fue la Anna Frank con 10 años más (tenía 26 cuando escribió su experiencia en los campos), llamada Etty Hillesum. Yo hilo sus tres microbiografías para, al mismo tiempo, narrar lo que fue el exterminio de los judíos en la segunda guerra mundial, pero centrándome en los escritores.