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Nélida Leal, escritora: “La concepción que solemos tener de la literatura rural 
no es real, es muy sesgada” Nélida Leal, escritora: “La concepción que solemos tener de la literatura rural 
no es real, es muy sesgada”
Imagen de la última ganadora del Certamen literario de Monreal del?Campo, Nélida Leal

Nélida Leal, escritora: “La concepción que solemos tener de la literatura rural no es real, es muy sesgada”

La autora ganó la última edición del certamen de relato Miguel Artigas de Monreal con ‘Regreso al valor’
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Nélida Leal es una escritora de relatos gaditana que recientemente se ha proclamado ganadora del Concurso Miguel Artigas convocado por Monreal del Campo. Para ella la literatura rural era todo un reto, que acaba de superar.

-¿Cómo se decidió a participar en el certamen Miguel Artigas de Monreal, siendo de Cádiz?

-Fue hace bastante tiempo. Yo he escrito toda mi vida pero desde hace diez años me animé a presentarme a concursos. A través de internet conocí este certamen de Monreal, pero los primeros años no me decidió porque la temática rural me intimidaba bastante, al ser un tema muy concreto que me era ajeno. Pero a raíz de ir cogiendo más experiencia me animé, y desde entonces he participado en cinco ocasiones, he sido dos veces finalista y esta ver por fin he conseguido ganar. 

-¿Por qué dice que la temática rural le era ajena?

-Porque la concepción que tenemos de lo rural es muy específica, y a los que vivimos en la ciudad nos parece muy ajena. Pero es una visión muy sesgada, porque te viene a la cabeza el tópico del campesino, y crees que tienes que conocer las labores del campo, las estaciones, las herramientas. Y en ese terreno no me veía capacitada. Pero en una ocasión leí uno de los relatos ganadores y descubrí que el concepto era mucho más amplio, que la literatura rural no tiene por qué hablar solo de las labores del campo, así que decidí buscar un ámbito que a mí me fuera más cercano. 

-Cuénteme que narra en ‘Regreso al valor.

-Es una historia que surge porque, en una ocasión, leí una entrevista a un hombre que había prosperado mucho en sus negocios pero que nunca había olvidado el pueblo del que procedía, y aunque él sí que había sido afortunado en el amor, al contrario que mis personajes, estaba muy orgulloso de sus raíces y no había cortado amarras con ellas. Yo cogí esta historia y la planteé como un amor frustrado, porque mis relatos casi siempre son dramáticos, me sale sin querer. Esa era la idea de partida, y luego suelo dejar que el relato viaje por sí mismo, y además yo soy de os que se dejan llevar. 

La historia habla de una pareja cuyas circunstancias sociales frustran un amor que empezaban a sentir, y que aunque no se materializa, ninguno de ellos olvida. Entonces ella, ya en la madurez y viuda, comienza a regresar al pueblo donde todo había comenzado, rememorando lo que pudo haber sido. Y a fuerza de luchar como no luchó durante su juventud, va germinando ese valor de buscar a su antiguo amado. Y lo dejo en un final abierto... la pareja se reencuentra y comienza a hablar, y ahí lo dejo. 

-Casi todos los escritores plasman parte de su vida en sus escritor... ¿Es este el caso? ¿Tiene componentes autobiográficos?

-No, no en cuanto a las vivencias o a la  historia que se narra. Pero sí en la personalidad de la protagonista. Suele ocurrir que mis personajes femeninos tienen mucho de mi carácter, piensan y deciden como yo lo haría. 

-¿Está ambientado en alguna zona concreta de España?

-No, en realidad no. Lo cierto es que creo que no hubiera funcionado plantear una ambientación concreta porque el único pueblo que conozco es una pequeña aldea gallega donde nació mi madre, y el lugar que yo tengo en la cabeza no es ese, se corresponde más bien con los paisajes del norte de Castilla, de León...

-¿Qué géneros y qué temáticas cultiva en mayor medida?

-Algo de lo que no me dí cuenta hasta que analicé el estilo de mis textos desde fuera fue que casi siempre escribo sobre conceptos emocionales, sobre las dudas del ser humano y sus crisis existenciales. Cerrar un relato muy alegre no va conmigo, siempre planteo conflictos internos, y conceptos como el viaje interior y la metamorfosis que sufren los protagonistas. 

-Usted tiene una gran experiencia con concursos literarios...

-Este de Monreal es el número 60 que gano en diez años. Yo he escrito desde niña pero me daba mucho pudor que los demás lo leyeran, pero a raíz de tener a mi hija mayor decidí luchar por ese sueño y vencer la timidez, precisamente para inculcarle que debía vencer ese tipo de barreras. Conseguí ganar el primero en el que participé, un certámen de Cádiz sobre igualdad que ya no existe, y eso me dio bastante fuerza para seguir presentándome. 

-¿Ha publicado algún libro?

-No, no he publicado y la verdad es que no tengo esa inquietud, que a veces veo en muchos de mis compañeros. Tampoco lo descarto, pero ahora mismo no es una meta o un objetivo, aunque eso no significa que lo sea en el futuro. Y creo que es la forma correcta de planteárselo, porque lo contrario genera presión y unas expectativas que suelen ser difíciles de satisfacer. 

-¿Ha escrito mucho durante el confinamiento?

-No demasiado, no es un periodo que me haya generado ningún tipo de inspiración. Al principio del encierro estuve muy prolífica, pero como vino se fue. Para mí la inspiración no se puede invocar ni tiene plazos, así que hay momentos en los que tienes mucho  tiempo para escribir y nada en la cabeza, y otros en los tienes tiempo pero estás vacío. 

-¿Y sobre el confinamiento? ¿Ha escrito sobre la pandemia?

-No es que me niegue a escribir sobre eso, pero tampoco me inspira nada. Se ha escrito mucho, demasiado, y casi siempre enfocándose desde la incertidumbre o el miedo. Imagino que si yo llego a escribir sobre ello será sobre lo que destapa vivir 24 horas al día junto a tu familia de cinco miembros. No sé... no me niego a escribir sobre la pandemia, pero a veces se recrean tanto los temas de actualidad que, por bien escritos que estén, terminan produciendo cierto hartazgo.