

Nemesio Mata, gestiona la Residencia artística Art Data de Báguena: “El arte y la cultura son una herramienta clave para el crecimiento de cualquier lugar”
“El arte puede ayudar a fijar población, pero el problema es la vivienda, trabajo hay, pero casas no”Nemesio Mata es artista gráfico, gestionó diversas galerías de arte en Zaragoza y en los últimos años se ha especializado en la gráfica no tóxica y la creación de escenografías. Hace unos años decidió dejar la ciudad para mudarse al medio rural y, tras pasar algún tiempo en Anento, encontró en Báguena, su lugar para crear.
¿Cómo nace su vínculo con Báguena?
-Con mi pareja buscábamos un espacio para poder realizar un proyecto, y, casualidades de la vida, encontramos un palacete del siglo XVII-XVIII en Báguena. Fue el lugar idóneo tanto para desarrollar nuestro trabajo artístico como para llevar a cabo un proyecto de vida que teníamos en mente, una residencia artística donde se juntaran todas las artes.
-¿Qué es Art Data?
-Art Data fue el nombre de la primera asociación en la que participé allá por el año 82. Hoy, Art Data es un proyecto para unir todas las artes en un mismo espacio. Trabajamos desde la pintura, el grabado, la escultura, la cerámica, la música, la literatura… Es un sitio que se adapta a todo eso.
-¿Cómo es ese espacio?
-Contamos con 1.800 metros de superficie en interior y 700 metros de jardín. El jardín será una sala de exposiciones al aire libre para escultura, conciertos y recitales. La idea es que aglutine todas las artes.
-¿En qué fase se encuentra ahora el proyecto?
-La reforma y restauración la estoy realizando yo mismo. El año pasado ya inauguramos dos salas de exposición y un aula de gráfica no tóxica. Y para la primavera verano del año que viene abriremos dos residencias, el taller de escultura y el jardín.
-¿Cómo están diseñadas esas residencias?
-Son pequeños apartamentos donde el artista pueda dormir y trabajar. Tienen baño propio y comparten una cocina comunitaria y un salón de unos 150 metros en total, para que puedan convivir, cocinar, comunicarse con otros artistas.
-¿A quién está dirigido este centro de arte?
-Hay dos líneas. Una es obtener apoyo institucional para colaborar con residencias artísticas, en contacto con la Facultad de Bellas Artes de Teruel, escuelas de arte, y, por otro lado, propiciaremos también la llegada de artistas extranjeros. Ya tenemos una pequeña lista de espera para el próximo año con artistas de Corea, Francia, Italia… Algunos pagarán su residencia, para otros buscaremos financiación, ya sea de embajadas o instituciones locales.
-Usted viene de Zaragoza. ¿Qué aporta el medio rural al arte?
-Vengo de Zaragoza pero soy del País Vasco y mi pareja de Barcelona, aunque tiene raíces en Blancas. Lo que aporta es, principalmente, tranquilidad, tiempo y espacio para trabajar. Para mí, todos los espacios siempre se me quedan pequeños. Y aquí lo que hemos encontrado también es mucho arropo por parte del ayuntamiento y de la gente del pueblo. Nos sentimos muy bien acogidos.
-¿Y qué aporta el arte al medio rural?
-Muchísimo. Mire, siempre cito el ejemplo de Cuenca, en el siglo pasado tres artistas se asentaron allí y la convirtieron en un centro de arte. El arte abre las puertas a las visitas, trae gente interesada en la cultura, y es una herramienta clave para el crecimiento de cualquier lugar. En los pueblos, ahora más que nunca, es esencial.
-¿Cree que esto puede ayudar a fijar población?
-Sin duda. El problema que veo en muchos pueblos, más que el empleo, es la vivienda. Hay trabajo, pero no hay casas para alquilar. Si eso se soluciona, estoy convencido de que los pueblos crecerán.
-Ya llevan dos años en Báguena. ¿Qué destacaría de este tiempo?
-La conexión con los vecinos. Están muy contentos con nuestra presencia y con el proyecto. Valoran mucho que dos artistas se instalen aquí y contribuyan mediante talleres o creaciones propias. Después de la última fiesta de San Jorge, estaban entusiasmados. Construimos un dragón el primer año, este año se estrenó un caballo de luz y para 2026 queremos incorporar la figura de San Jorge montado en el caballo, hacer pendones para decorar el pueblo y realzar la fiesta de forma que atraiga visitantes.
- El año pasado impulsó un taller colaborativo. ¿Cómo fue la experiencia?
-Nos propusieron hacer algo para el pueblo. Empezamos con un Belén, con la participación de medio pueblo. Luego hicimos el dragón de San Jorge, con hombres y mujeres cosiendo y cortando piezas durante quince o veinte días. Este año hemos hecho el caballo de luz, y queremos seguir ampliando la escenografía de la fiesta.