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Noemí Palacios, escultora participante en el Simposio del Alabastro de Albalate: Noemí Palacios, escultora participante en el Simposio del Alabastro de Albalate:

Noemí Palacios, escultora participante en el Simposio del Alabastro de Albalate: "Aragón tiene un tesoro bajo sus pies y muchos artistas desconocen su potencial"

La catalana suele trabajar mármoles y piedras duras, pero admira la belleza y la maleabilidad del alabastro
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La catalana Noemí Palacios es una de las nueve artistas que han participado durante las dos últimas semanas en el Simposio Internacional del Alabastro de Albalate del Arzobispo. Su obra, La fragilidad de la corteza, saca partido del contraste de las texturas de la piedra blanca turolense combinando el pulido con la rugosidad que obtiene a través del taladro. Palacios es una de las escultoras con mayor proyección dentro y fuera de nuestras fronteras, y asegura que el alabastro aragonés es “un tesoro” al que le queda mucho recorrido por delante si se consigue promocionar adecuadamente entre los escultores.

-¿Por qué decidió acudir al Simposio del Alabastro de Albalate?
-Un simposio de escultura es una oportunidad única para compartir, aprender y difundir nuestro oficio, al contrario de lo que nos suele ocurrir en la soledad de nuestro taller. Para cualquier artista supone una gran oportunidad de enriquecimiento tanto a nivel profesional como en el personal. En concreto decidí presentarme al de Albalate del Arzobispo porque tenía la espinita de no haber hecho ninguno en España, y por supuesto para disfrutar de un material tan exquisito y particular como es el alabastro.

-¿Que experiencia previa tenía esculpiendo con alabastro aragonés?
-Mi oficio es la talla en piedra y todo lo que conlleva el trabajo de labra, por lo tanto sí que tenía experiencia con el alabastro pero siempre como un complemento para hacer maquetas o practicar texturas. No es un material que suela utilizar como material definitivo.

-¿Y qué materiales son los que prefiere a la hora de dar forma a su escultura?
-Casi todo mi trabajo lo desarrollo con piedras como mármol o calizas duras. Me aporta una dureza y resistencia que necesita mi tipo de obra, además de una gran resistencia a la intemperie, ya que trabajo bastante en piezas de gran formato para exteriores.

-Esas características la diferencian del alabastro... ¿Qué ventajas y qué inconvenientes ha detectado a la hora de trabajar con la piedra blanca del Bajo Martín?
-La gran belleza que puede obtenerse del alabastro no sé si es una ventaja propiamente dicha, pero sí que es determinante para elegirlo como soporte escultórico. Pero por hablar de elementos distintivos, la ventaja más clara con respecto a otros tipos de piedra es sin duda su gran maleabilidad; el alabastro es un material muy blando teniendo en cuenta que es una piedra, y además es capaz de brillar como un mármol. Sin embargo en mi opinión el inconveniente es exactamente el mismo que la ventaja, aunque suene contradictorio. Al ser un material tan blando y sencillo de trabajar, es muy fácil cortar de más o que se rompa por donde no queremos en el momento de trabajarlo, así que requiere una gran habilidad técnica a la hora de esculpirlo.

Material conocido

-¿Cree que el alabastro aragonés es un material suficientemente conocido en el ámbito artístico mundial?
-Evidentemente no, y es una auténtica lástima. Aragón tiene un tesoro bajo sus pies y hay muchos artistas que desconocen el potencial del alabastro. Creo que se debería dar ese encuentro y para ello se necesita una proyección mucho más grande a nivel internacional.

-Durante el Simposio del Alabastro en Albalate cada artista trabaja en un proyecto escultórico propio que pasa a formar parte de su colección... Hábleme del suyo.
-Mi trabajo artístico siempre se mueve en el lenguaje abstracto y habla sobre las emociones y el pensamiento humano. En esta ocasión la escultura se titula La fragilidad de la corteza, y explica que el único modo de poder crecer y evolucionar como seres humanos es desprendernos de las armaduras que hemos construido a lo largo de la vida para protegernos, que paradójicamente, en lugar de hacernos más duros, nos encierra en su interior limitando nuestros movimientos e impidiéndonos crecer y expandirnos.

La escultura retrata el momento en el que esa corteza empieza a romperse y comienza a mostrar el interior del ser humano, un ser poroso capaz enriquecerse de lo que le rodea.

-Más allá de la abstracción que ya ha mencionado, La fragilidad de la corteza se mueve en su imaginario artístico habitual, o de algún modo supone algún tipo de ruptura?
-Podría decirse que sigue mi línea de trabajo. Tengo un lenguaje bastante peculiar y ahora estoy en un momento en el que necesito explorar este tipo de formas, aunque cada escultura es una experimentación en sí misma.

-¿Cómo ha sido su experiencia en el simposio? ¿Estuvo a la altura de sus expectativas?
-Tengo que decir que ha sido una experiencia maravillosa, es difícil destacar lo mejor, pero sin duda me quedo con el hecho de haber tenido la suerte de conocer a personas excepcionales y de haber vivido esta experiencia junto a ellos y ellas. Desde luego es obvio para mí que un trocito de mi corazón se quedará en Albalate.

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