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Óscar Ibáñez, gaitero gallego: Óscar Ibáñez, gaitero gallego:
Óscar Ibáñez durante un concierto. Eutropio Rodríguez

Óscar Ibáñez, gaitero gallego: "¿Qué importa el origen exacto de lo celta? Ninguna cultura es más legítima por ser la primera"

El músico y Tribo abrieron el sábado Festifalk, con motivo del cual ofrecerán cuatro conciertos hasta el martes
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El gaitero gallego Óscar Ibáñez y su banda Tribo regresa a la provincia de Teruel donde para abrir esta noche del sábado el 31ª FestiFalk en Monreal (23 h.). Además presentará su último espectáculo, Da Terra, el domingo en Alcalá de la Selva (20 h.), el lunes en Albarracín (22.30 h.) y el martes, 15 de agosto, en Santa Eulalia (22.30 h.).

-¿En qué consiste ‘Da Terra’?
-Es un espectáculo en el que tocamos temas de diferentes trabajos anteriores, con una puesta en escena muy espectacular y animada. En Galicia el espectáculo lo hemos acompañado con danzas y bailarines, pero era muy difícil trasladar a todo el equipo a Teruel. Sin embargo eso no va a restar espectacularidad, se trata de un concierto enérgico, divertido y dinámico, para verlo de pie y bailar.

-Prima la tradición, la música de raíz gallega, o la fusión que ha experimentado y que sigue experimentando?
-Mi primer disco, Alén do Mar, estaba basado en música de ida y vuelta, de la Galicia del exterior, la de los gallegos que emigraron por todo el continente americano en el siglo XIX. Desde 1997 he colaborado con la Xunta de Galicia impartiendo cursos de música en América Latina y eso me ha permitido conocer la emigración de primera mano, y el legado musical salió de allí, mezcla entre lo gallego, lo americano y lo africano, producto de la esclavitud. Sin embargo en el espectáculo Aires de Pontevedra, que realicé por el 25 aniversario de la muerte del gaitero Ricardo Portela, reinterpreté un repertorio mucho más tradicional, gallego, grabado con su gaita original y con músicos que tocaron con él. Y con esas dos vertientes en parte diferentes está construido Da Terra, que apela a la enxebreza, a lo enxebre, que es un término gallego que no tiene una traducción exacta al castellano, pero que viene a ser algo propio, algo que está en tu raíz.

-¿Hasta qué punto le gusta respetar la tradición?
-Siempre parto de la tradición, pero no soy purista, soy un gaitero que vive en el siglo XXI. En la coctelera hay que meter tradición, transición y modernidad, pero hay que tener claro que lo que hay dentro tiene que bebérselo gente del ahora.

-¿Y en cuanto a instrumentación?
-Lo mismo. Somos nueve músicos, con gaita, zanfona, pandero o acordeón, que también está muy presente en el folclore gallego. Pero nos dejamos influir por los instrumentos universales que se fueron vinculando a la tradición celta, como wistle irlandés o violín, y también instrumentos modernos como bajo eléctrico.

Música celta

-Ya que lo ha mencionado... ¿qué opina del concepto ‘música celta’, del que todos tenemos una imagen en la cabeza? ¿Define la música gallega, o son términos separados?
-Música celta no define la música tradicional gallega, porque esta va más allá, pero siempre he pensado que es una etiqueta muy útil, siempre que se use sabiendo que lo es. Nos ha abierto muchas puertas internacionalmente y ha permitido expandir con éxito esta tradición musical. Fíjate mi amigo José Manuel Alba, de la Escuela de Música de Teruel, que participa en el proyecto de música celta Lugh desde Aragón. En realidad no hay término que define todo el folclore de una tierra, ni en Galicia, ni en Aragón ni en ningún sitio. Lo que el público de masas entiende por flamenco no comprende ni el 10% de la música tradicional andaluza que conoce un estudioso o un folclorista, pero sinceramente creo que la existencia de estas etiquetas nos hacen más bien que mal.

-¿Queda mucho por investigar en el folk gallego?
-Yo soy ratón de biblioteca y queda mucho por sacar. Sin dejar de lado la composición, me gusta esa línea de trabajo, de buscar repertorios para reinterpretarlos y actualizarlos. Hay gente que piensa que eso tiene menos interés o mérito, pero es completamente falso. Coger cuatro notitas de una canción que una abuela le cantaba con la pandereta a su nieta y convertirla en una pieza músical tiene muchísimo trabajo detrás, de arreglos, de darle nuevas armonías que sean homenaje a esa abuela y al mismo tiempo suenen actuales.

-Su paisano Carlos Núñez plantea en La hermandad de los Celtas, entre otras muchas cosas, que la tradición celta o la propia gaita no nos llegaron de las islas Británicas como habitualmente se cree, sino que surgió en la península Ibérica consecuencia de la síntesis entre las culturas íberas, mediterráneas y atlánticas, y desde aquí se exportaron a Irlanda, Escocia y al resto del mundo. ¿Está de acuerdo?
-No soy tan especialista como para tener una opinión bien argumentada. Sin embargo creo que no tenemos datos que nos permitan desentrañar de verdad la madeja del origen del origen del origen. La fusión ha existido siempre, no es fácil rastrear el origen de las cosas, y sabemos que en ocasiones hay fenómenos que se desarrollan a la vez en sociedades que no tienen contacto. La Edad Media es la época de esplendor de la gaita, sin duda el instrumento representativo de toda Europa en ese momento. ¿Y antes de eso? No sé... creo que es demasiado difícil indagar en el origen, no tengo claro que haya un origen de verdad, y si lo hubiera tampoco sé hasta qué punto es útil conocerlo. Ninguna cultura es más legítima por ser la primera. Lo rico es el proceso de fusión y el lugar al que hemos llegado.