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Paco Maried, el gaitero que anima las tardes en la plaza 3 de Marzo de Alcañiz: “Cuando nos dejen salir vamos a poner patas arriba todos los festivales de Teruel” Paco Maried, el gaitero que anima las tardes en la plaza 3 de Marzo de Alcañiz: “Cuando nos dejen salir vamos a poner patas arriba todos los festivales de Teruel”
Paco Maried toca la gaita todas las tardes desde su balcón, en la plaza 3 de Marzo. Arantxa Picazo

Paco Maried, el gaitero que anima las tardes en la plaza 3 de Marzo de Alcañiz: “Cuando nos dejen salir vamos a poner patas arriba todos los festivales de Teruel”

Toca la gaita en homenaje a la música popular y ensalza a los niños de su vecindario que también dan conciertos
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Paco Maried lleva muy a gala que los gaiteros son músicos populares cuya misión principal es animar fiestas. Estos días no son un despiporre, pero los diez minutos que él sale cada día al balcón para romper la monotonía del confinamiento son muy bien acogidos por el vecindario de la plaza 3 de Marzo de Alcañiz. No está solo, pues los niños también asoman al patio a dar sus conciertos de tambor, flauta o clarinete. 

-Ha cogido por costumbre tocar la gaita todos los días. 

-En casa pensamos que el confinamiento era un momento ideal para recuperar proyectos musicales. Mi mujer, Arantxa, se puso con el ukelele y yo he desempolvado la gaita. Ahora las terrazas de pisos en los que creías que no había nadie se llenan de vida. Ya que no puedes bajar a la Glorieta, al menos sales al balcón, y si encima tu música es bien recibida por gente que te lo agradece, es genial. Lo que más me gusta es que también los niños, los que mejor se están portando porque antes del estado de alarma ya les precintaron los parques, son los que han tomado por costumbre tocar sus instrumentos para el vecindario. Tenemos una hija de 16 meses, Ebele, que ha asociado salir al balcón con aplaudir. 

-Su comunidad de vecinos tiene un patio interior. ¿No sale nadie a tomar el aire?

-Allí no va a venir la policía local a decirte nada, pero los propios padres se organizaron y los niños entendieron a la perfección que no podían bajar. Es un esfuerzo tremendo el que hacen, porque desde sus casas están viendo los columpios. Pronto empezaron a colgar pancartas y a comunicarse entre ellos. Todas las tardes esperan el rato de los aplausos, primero porque es el rato del recreo y segundo porque han empezado una rueda de habilidades. Un crío toca un rato el tambor, una chica la flauta y otra el clarinete. Se turnan y cada día uno actúa para los demás. 

-¿Qué representa para usted tocar la gaita?

-Yo aprendí que la música de gaiteros –no solo es gaitero quien toca la gaita, sino todo el músico popular que toca en la calle un instrumento– era la que sonaba cuando empezaban las fiestas en comunidad. Pero la gaita en sí tampoco tiene por qué ser siempre alegre, y es la banda sonora de estos días. Para mí es un homenaje y agradecimiento a los maestros y los instrumentos tradicionales. Nos gusta más tocar juntos, pero lo más cerca que tenemos de hacerlo en la calle es salir al balcón. En cuanto todo esto termine vamos a organizar un pasacalles impresionante. 

-¿Toca todos los días a la misma hora?

-Por la tarde, para no molestar a nadie. Prefiero el momento en que afloja la circulación en el cruce y la gente ya ha cubierto el día con sus ocupaciones. Paran, te escuchan y hasta te aplauden, y la verdad es que se agradece. No se trata de dar un concierto, sino de tocar tres o cuatro tonadas. Para mí es una válvula de escape, de desconectar de todo. 

-Sigue al pie de la letra la iniciativa de Gaiteros de Aragón.

-Todos los miércoles están proponiendo que gaiteros, dulzaineros y cualquier músico popular salga a tocar. Es buena iniciativa. De normal podríamos ser unos locos que tocamos la gaita, pero ahora somos bien acogidos porque es algo que llega mucho.

-¿Cree que todos los vehículos que pasan por su plaza a lo largo del día lo hacen por motivos estrictamente necesarios?

-No. Un domingo a las cinco de la tarde, ¿dónde vas? La mayoría de la gente se está comportando bien, pero todavía hay una minoría grande que sigue sin tomárselo en serio. Espero que esto se corrija porque de lo contrario esto son servirá de nada. 

-¿Ve positivo que se anuncie en qué localidades hay casos para que nadie se confíe?

-Sí, porque todo nos parece ajeno hasta que sucede muy cerca de nosotros. Cuando el Covid-19 estaba en China, era cosa de China; cuando estaba en Italia ya nos quedaba más cerca, pero no era aquí; incluso en Aragón no teníamos muchos casos cuando ya tocaba a España. No nos creíamos que en Teruel pudiera haber casos, por lo que sí es importante conocerlo sin entrar en el morbo ni en más detalles. Ninguno estamos libres, por lo que hay que tomar las precauciones, protegernos y proteger. La mejor manera es quedarnos en casa. 

-Tienen el supermercado  debajo de casa. ¿Cuánto bajan?

-Hemos decidido bajar para lo imprescindible, y no todos los días sino una vez a la semana. Tampoco hay que comprar en exceso, sino que programamos lo que vamos a necesitar. Me cabrea ver gente por la calle solo con una barra de pan. Las compras online que solíamos hacer las hemos reducido. Yo me he visto obligado a cerrar mi negocio –un escape room en la calle Mayor– y no voy a fomentar que haya más movimiento para que esto pase lo antes posible y con las menores consecuencias sanitarias, y veremos si económicas.

-Cuando pase, habrá ganas de hacer actividades de ocio, pero su negocio es de interior…

-Cuando nos dejen salir vamos a poner patas arriba todos los festivales de la provincia de Teruel. La gente tendrá ganas de estar fuera y hará buen tiempo, por lo que los que estamos a cubierto lo vamos a tener complicado. Pero ya generaremos juegos al aire libre.