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Paulina Flores, escritora chilena afincada en Barcelona: “El humor es una forma bien interesante de pensar y de hacer reflexiones muy sofisticadas” Paulina Flores, escritora chilena afincada en Barcelona: “El humor es una forma bien interesante de pensar y de hacer reflexiones muy sofisticadas”
Paulina Flores presentará novela en Teruel por primera vez. Pascale Descazeaux

Paulina Flores, escritora chilena afincada en Barcelona: “El humor es una forma bien interesante de pensar y de hacer reflexiones muy sofisticadas”

La autora de ‘La próxima vez que te vea, te mato’ presenta su última novela en Santos Ochoa de Alcañiz
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La escritora chilena afincada en Barcelona Paulina Flores protagonizará el último A Puerta Cerrada de la Librería Santos Ochoa de Alcañiz, que tendrá lugar este jueves, 19 de junio, a las 20 horas. Eugenio Ramo y Ana Muñoz convocan a la autora de La próxima vez que te vea, te mato (Anagrama), que descubrirá a sus lectores los secretos de un libro, el tercero que publica, que recoge la tradición más clásica de la novela y la tamiza a través de una mirada eternamente fresca y experimentadora. Para Flores cada libro es una oportunidad de reinventarse desde cero y mirarlo todo de nuevo por primera vez.

-¿Qué nos ofrece su última novela?

-He planteado una historia entre la comedia y el drama, en la que la protagonista migra desde Chile hasta España, mantiene una relación abierta y la muerte de una de las parejas de Manuel, de quien está enamorada, le explota en la cara, la enloquece y le sugiere la genial idea de convertirse en la asesina del resto de parejas del chico. A partir de ahí empieza una aventura quijotesca, patética, pero del revés: en lugar de luchar por el bien quiere convertirse en una asesina y en una femme fatal de manual. Y todo esto con bastantes toques eróticos y reflexiones sobre estos tiempos tan rápidos, fugaces y violentamente agotadores que vivimos.

-¿Predomina lo trágico o lo cómico?

-He tratado de buscar el equilibrio. Justo ahora estoy leyendo a Ovidio, La metamorfosis, y me fascina que hace justo eso: toma elementos como muy serios de las épocas clásicas de Virgilio y le pone su componente más humano y cómico.

-Reirse es pensar...

-Y una forma bien interesante de pensar. El humor divierte y relaja pero permite reflexiones muy sofisticadas. Y una en la que he querido insistir mucho en esta novela es cuestionarnos qué es bueno y qué es malo, y que todas las personas somos complejas. Incluso el científico más sabio puede ser muy torpe emocionalmente. De esa polivalencia está hecha la humanidad.

-¿Hasta qué punto esta historia se nutre de elementos autobiográficos -comparte orígenes chilenos con la protagonista- y hasta qué punto es pura ficción?

-Yo diría que un 16% (risas). No, en serio, bebe mucho de la experiencia migratoria que yo viví, que por otra parte fue muy privilegiada comparada con otras, pero al mismo tiempo me encanta la ficción y tengo gran vocación por la inventiva. Al igual que la protagonista, Javiera, yo llegué a Barcelona con una beca de estudios, como muy protegida. Eso me permitió prestar atención. Sentirse extranjera para una escritora es estupendo, es como estar enamorada, ser un extraterrestre o ser un niño que mira las cosas por primera vez. Todo brilla como algo nuevo Pero a partir de ahí el personaje de la novela empieza a andar solo, como si una le enseñara a ir en bicicleta hasta que se suelta y ya no te necesita.

-¿En qué se parece esta novela a la anterior, ‘Isla decepción’?

-Yo diría que son bien distintas. Quizá se parezcan en que en ambas prevalece una búsqueda estilística. Soy muy davidbowiana, en el sentido en que David Bowie sacaba discos y cada uno representaba una etapa distinta y una búsqueda personal y estética diferente. Creo que eso me representa muy bien... y Bowie es capricornio, como yo. Quizá sea por eso (risas). En mi caso cada libro es como la necesidad de desaprender lo que una aprendió y volver a entusiasmarse. Pero en concreto Isla Decepción fue mi primera novela, y la escribí cuando no sabía escribir novelas. Es mucho más experimental en el sentido de que lucha contra el argumento, contra los focos narrativos como los que encontramos en Netflix. por ejemplo. Era una novela más bien contemplativa, mientras que La próxima vez que te vea, te mato es más callejera, más de acción.

-¿Eso significa que renuncia a mantener esa voz distinta, renovadora y poco convencional? Porque la crítica la valoró muy bien tanto en ‘Isla Decepción’ como en ‘Vergüenza’, el libro de relatos anterior.

-No, claro. Trato de mantener y desarrollar esa voz, pero intento mirar desde otras perspectivas. Me gusta sorprenderme a mí misma en ese sentido. En esta novela he trabajado con ideas más acotadas, más concentradas. Desde que llegué a España en 2021 comencé a leer más poesía e incluso a escribirla, con gran pudor y solo para mí misma... pero creo que en mi mente el motor está empezando a operar de una forma más poética y eso se traslada a todo lo que escribo.

-’Vergüenza’ tuvo un enorme éxito, no tan habitual en una ópera prima. ¿Eso genera expectativas que presionan en exceso a una escritora?

-Es que yo todavía me siento muy joven e inexperta en esto, me siento todavía en una etapa de aprendizaje. Soy una apasionada de la literatura, de las formas y del estilo, y no siento presión, no siento la expectativa sobre mí. Vergüenza ya cumplió diez años, ya va al colegio, es un libro que está traducido a varios idiomas y cuando eso ocurre pierdes el control sobre ella. En realidad ocurre con todas las historias, que cuando salen de ti comienzan su propio camino y, al menos en mi caso, no determinan en nada lo que hago. Quizá lo que estoy diciendo es muy romántico, pero es que yo soy una romántica.