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Pecker, músico: “Cuando te tiras a la piscina del ‘crowdfunding’ te enfrentas con la verdad, con la pura realidad” Pecker, músico: “Cuando te tiras a la piscina del ‘crowdfunding’ te enfrentas con la verdad, con la pura realidad”
Pecker trae a Teruel su último trabajo, ‘Peso Pluma’, recién editado. Eduardo Nave

Pecker, músico: “Cuando te tiras a la piscina del ‘crowdfunding’ te enfrentas con la verdad, con la pura realidad”

El cantante y compositor oscense presenta este viernes (20 horas) en el Lebowsky de Teruel su disco ‘Peso pluma’
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Pecker (Raúl Ubieto) es una de las grandes referencias de la música pop aragonesa. En 19 años de trayectoria el oscense nunca había tocado en Teruel capital -sí en Alcañiz, la última vez en 2018, pero este viernes presentará su último LP, Peso pluma, a partir de las 20 horas en el Pub Lebowsky.

-El concierto va a ser en acústico, su guitarra y usted a solas... ¿qué le atrae de este formato?

-Sobre todo que cantas las canciones tal cual nacieron, como fueron compuestas, y de ese modo conectas mejor con las melodías y las letras. Es más próximo con el público, más íntimo... y da más juego para presentar Un vuelo sin la mecánica adecuada, un libro de poemas que salió al mismo tiempo que el disco, y del que recitaré algún poema.

-¿Repasará alguno de sus temas anteriores, o se volcará en lo más nuevo?

-Cantaré fundamentalmente Peso Pluma, pero también alguna de las que quizá conozca más el público, que creo que no puedo dejar de tocar.

-¿Cansa eso de que le pidan a uno ‘las viejas’?

-Llevo tanto tiempo cantando que últimamente solo me apetece tocar lo más nuevo. Yo he llegado a aborrecer las canciones que más te piden, pero desde el cariño, claro. Lo que pasa es que te sientes mucho más en el presente, en un disco actual, que en uno que compusiste hace 15 años. En los primeros discos hay canciones con las que todavía conectas, pero otras con las que no, porque las escribiste en circunstancias muy distintas a las de ahora.

-¿Usted es de llevar el ‘setlist’ bien diseñadito y no salirse del orden de las canciones, o le gusta improvisar?

-Reconozco que soy un poco maniático y me gusta llevarlo todo lo más cerrado posible, aunque después cuento con cierto margen de improvisación. Es que si estudias bien el orden haces un espectáculo que funciona mejor. Luego el feedback será uno u otro, y puedes notar que tienes que meter alguna canción imprevista o quitar una que no pega. Pero no te imaginas lo complicado que es decidir el orden correcto de las canciones en un disco, y aún más en un directo, que va fluyendo. Le damos muchas vueltas a eso.

-¿Qué hay de nuevo en ‘Peso Pluma’? ¿Quizá un sonido más orgánico?

-Creo que en cuanto a producción electrónica, sintetizadores y cajas de ritmos, está muy equilibrado con el anterior, El incendio perfecto, que son más orgánicos que los anteriores. Creo que Peso Pluma es, dentro de su luminosidad, mi disco más oscuro. Y hay una diferencia fundamental que quizá noto yo más que nadie, y que tiene que ver el lugar desde donde fue creado. Peso Pluma es el primer disco que escribo sin intención de publicar un disco. Durante el confinamiento decidí no hacer canciones, me apetecían otras cosas... pero durante el encierro comprobé que necesitaba hacerlo, tenía que componer, así que cogí la guitarra y empecé a hacerlo, por pura necesidad vital de expresión. En ese sentido son canciones naturales, creadas sin premeditación, y solo cuando se acumularon y vi que me gustaban mucho decidí grabarlas. Por este motivo funcionan muy bien en acústico, y de hecho este es el único disco que me atrevo a tocarlo entero solo con guitarra, pero en otros trabajos hay canciones que no pueden prescindir de ciertos sonidos.

-¿No le da miedo que al ser hijo de la pandemia el disco envejezca mal?

-Me plantee esa posibilidad, pero creo que no ocurrirá porque hablo de cosas universales, aunque pasaran en pandemia, que siguen pudiendo contarse en cualquier otro momento. Nunca me ha gustado pegarme a la actualidad en la música, porque si cantas la palabra whatsapp o facebook, en diez o quince años puede sonar ridículo.

-Este es el segundo disco que publica a través de micromecenazgo. ¿Por decisión, o por necesidad?

-Mi carrera ha estado invertida siempre. Yo era un músico de laboratorio que nunca había tocado por ahí más que de adolescente, y en 2004 fiché con DRO -que luego fue absorbida por Warner- con un contrato muy generoso, a lo grande. Publiqué el primer disco sin haberlo tocado en directo, así que empecé al revés. Pero la inversión que hacía la empresa en producir mis discos fue reduciéndose y pasé a estar en una gran discográfica pero como cola de león. Warner solo distribuía mis álbumes y poco más. Cuando llevé El incendio perfecto me dijeron que no podían asumir el presupuesto en músicos y producción que necesitaba, así que decidí tirarme a la piscina del crowdfunding. Es un riesgo enorme porque en el micromecenazgo te encuentras con la verdad, con la auténtica realidad. Pero me fue muy bien, sacamos casi 10.000 euros y pudimos llevar el proyecto adelante de forma autogestionada. El único cambio con respecto a hacer con una discográfica es que no tienes distribución del disco, pero dado que cada vez hay menos discos en formato físico, no le veo demasiado sentido estar en una compañía. Donde ganas algo de dinero es en directo, pero aún así con este disco, gracias a haberlo autogestionado estoy ganando dinero. Entre CD y vinilo he vendido unos 500, que, dado los tiempos que corren y que soy un artista enano en la periferia, es una auténtica barbaridad.